viernes, 16 de octubre de 2009

Sé todos los cuentos


Durante la tarde de ayer, en el centro donde presto servicios durante este curso escolar se celebró la típica recepción a los padres (debería llamarse “a las madres” ya que lo que más abunda es el género femenino… ¿Habrá alguna vez paridad en este país? Quítense la venda y dejen que la realidad les sacuda una buena bofetada).
Comparada con otras no fue aburrida hasta el extremo -observo que voy mejorando en estas lides-: expliqué los preceptos (perdónenme por usar semejante palabro, pero es el más idóneo) que rigen el instituto, las interesadas preguntaron sus dudas, asintieron en bloque a todo lo que les dije, sugirieron ciertos cambios, comentaron a porrillo y se fueron convencidas de los éxitos venideros de sus hijos e hijas… Después de semejante alarde de cordialidad, modales de copete y sucesivas reverencias, uno se va a casa, cena, se va a la cama y, previo al sueño, recuerda ese poema de León Felipe, sonríe y se siente orgulloso del poder de los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos…
Que los gritos de angustia del hombre los entierran con cuentos…
Y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos…
Y sé todos los cuentos.

León Felipe.
Sé todos los cuentos.
En: Nueva antología rota.
1993. Madrid: Visor Libros.

4 comentarios:

Mónica dijo...

http://www.terribleyelloweyes.com/

este link puede interesarte, lo he encontrado en el blog de Eulalia Cornejo http://eulaliacornejo.blogspot.com/

Saludos :)

Román Belmonte dijo...

Mónica, las ilustraciones del margen derecho del blog proceden de esa página...¡un gran proyecto!
Un saludo y gracias de todos modos.

Rosa dijo...

León Felipe es uno de los grandes... Yo lo he descubierto tarde, pero ya es mío para siempre.

Nombre dijo...

Está claro, les contaste un cuento para apaciguar sus miedos y los padres se fueron (nos fuimos) a la cama soñando con un hermoso porvenir para sus hijos.

A esas reuniones a veces asisten los abuelos (por poderes).