lunes, 29 de junio de 2009

I CERTAMEN DE RESEÑAS DE LIJ "LIBROGRAFÍA"


I CERTAMEN DE RESEÑAS DE LIJ “LIBROGRAFÍA”

No son pocos los que desdeñan la reseña literaria, considerando la labor crítica como un arte menor, pero lo cierto es que, si no fuese por todos los que dedican su tiempo a reunir sus impresiones sobre este o aquel libro, muchos nos veríamos obligados a leer cualquier cosa. Para potenciar el buen hacer en la elaboración de reseñas sobre obras de creación, concretamente aquellas dirigidas al público infantil y juvenil, nace este I certamen “Librografía”.

BASES

1. Podrán concurrir al certamen todos aquellos autores que lo deseen.
2. Las reseñas presentadas estarán escritas en lengua castellana.
3. Las reseñas a realizar versarán sobre la obra propuesta en cada modalidad, a poder ser de las ediciones que en estas bases se recogen.
4. Se establecerán cuatro modalidades: álbum ilustrado, novela/relato, poesía y cómic.
5. Cada autor podrá participar en cuantas modalidades desee.
6. Cada autor podrá presentar UNA reseña por cada modalidad.
7. Las reseñas se presentarán en formato “.doc” (WORD), o en su defecto en formato “.pdf” (ADOBE)
8. La extensión de las reseñas constará de un único folio, por una sola cara, utilizando para su redacción letra Times New Roman 12 puntos y espacio sencillo.
9. La obras a reseñar correspondientes a las diferentes modalidades son:

Modalidad álbum ilustrado:

Arnica ESTERL. 2001. Las plumas del dragón. Ilustraciones de Andrei Dugin y Olga Dúguina. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Modalidad novela/relato:

GOGOL, Nikolai. 2009. El capote. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Barcelona: Nordika Libros

Modalidad poesía:

UNAMUNO, Miguel de. 2009. Antología poética. Ilustraciones de Artur Heras. Vigo: Faktoría K de Libros.

Modalidad cómic:

MAINKA, MATZ. 2002. 1928, Una historia de Hamburgo. Ilustraciones del autor. Alicante: Edicions de Ponent.

10. El plazo de presentación de las reseñas comienza el 1 de julio del año 2009 y finaliza el 1 de agosto del mismo año.
11. Las reseñas se remitirán a la siguiente dirección de correo electrónico:

librografia@yahoo.es

12. Los participantes remitirán las reseñas en un único correo electrónico.
13. Los trabajos se remitirán como archivos adjuntos, tantos como reseñas se presenten. Cada uno de estos archivos será nombrado con el título de la reseña correspondiente (por ejemplo “lasplumasdeldragon.doc”).
14. Todos los trabajos irán firmados con el mismo pseudónimo.
15. En el mismo correo electrónico se incluirá otro documento nombrado como el pseudónimo (por ejemplo “AntonMartin.doc”). En este documento se incluirán los datos personales del autor (Nombre y apellidos, país de residencia, fecha de nacimiento, dirección postal, dirección de correo electrónico y profesión).
16. Una vez terminado el plazo de recepción de los trabajos, las obras se remitirán a los miembros del jurado designado.
17. El jurado estará constituido por personas en torno al mundo de la crítica de LIJ, el libro y la biblioteca.
18. A finales de agosto de 2009 se hará público el fallo del jurado, comunicando la noticia a los respectivos ganadores.
19. El fallo del jurado será inapelable.
20. Se establece un único premio para cada categoría.
21. Los premios pueden declararse desiertos en el caso de que no haya obras aspirantes o no sean de suficiente calidad.
22. El premio consistirá en:
- La publicación de las reseñas en el blog “Donde viven los monstruos” (http://romanba1.blogspot.com/).
- La remisión de las reseñas a revistas especializadas de manera que valoren su publicación, así como a otros medios editoriales o de divulgación, siempre y cuando respeten la autoría de la reseña y hagan constar, en la medida de lo posible, el nombre de este certamen.
- Posiblemente un lote de libros de LIJ (a la espera de la respuesta de las diferentes editoriales).

En Albacete, a 29 de junio del año 2009.

viernes, 26 de junio de 2009

De vacaciones


Uno va necesitando unas buenas vacaciones, incluyendo a este blog. Me encanta idear estas propuestas diarias, leer sus comentarios, ayudar a quién lo necesite, discutir sobre lo bueno y malo de los libros, ver lo adecuado y lo que no lo es tanto, etc., pero últimamente estoy algo espeso, y eso, evidentemente, también se hace notar en lo que escribo… Así que, ¡decidido!: me voy de vacaciones. Eso sí, no sufran, no dejaré de leer. Sin más, ¡feliz verano a todos y todas!
P.S.: Mientras esperan la sorpresa que les preparo para la semana que viene, les dejo con una hermosa canción como tributo al "Rey del pop", Michael Jackson http://www.youtube.com/watch?v=Q6bARIaMhCM. Espero que les guste... ¡Un abrazo!

Una pieza de rompecabezas
en la acera hay tirada,
una pieza de rompecabezas que
de lluvia está empapada.
¿Será el botón azulado
del gabán de aquella vieja
que en un zapato habitaba?
¿Y una mágica habichuela?
¿Quizá del manto de una reina
un pliegue rojo ciruela?
Tal vez sea un trocito de la manzana
que a Blancanieves dio
aquella madrastra inhumana.
O a lo mejor el nupcial tocado de una novia,
o una lámpara con un genio malvado.
¿Y por qué no un pequeño mechón
del seboso barrigón de Bubú,
aquel famoso oso bonachón?
Quizá sea un andrajoso colgajo
dejado por la bruja Piruja
al esfumarse en su escobajo,
o el rastro borroso de una lágrima
en el rostro de un ángel lloroso.
¡Nada guarda tantos misterios ni tanta grandeza
como una mojada y vieja pieza de rompecabezas!

Shel Silverstein
Una pieza de rompecabezas
En: Hay luz en el desván.
2001. Ediciones B: Barcelona.

jueves, 25 de junio de 2009

Más anciano...


Cumplir años no es ningún chollo, al menos eso es lo que pienso a mi edad (les advierto que, aun siendo persistentes, no les diré los veranos que ayer celebré…: uno tiene que cubrir su cuota de misterio).
Cuestión vergonzante para algunos, adorable para otros, la edad es un verdadero halago del tiempo que nos concede la suerte de existir, de persistir. Unos duran más y otros menos, pero lo verdaderamente importante es durar aunque los signos de la vejez se impriman sobre la cara y dejen vislumbrar a modo de mapa las perrerías de la vida. Así pasa, que cada vez son más los que acuden al rayo láser o el bisturí, la chocolaterapia, la acupuntura, las cremas anti-edad y el siatsu, para convertirse en los eternos querubines que nunca serán. Si quieren que les diga la verdad, un servidor prefiere reír (cosa que a veces es difícil, no lo niego) y dejar a un lado tanta chorrada estética. Fíjense en todos esos abuelos que, por muchos achaques que coleccionen y tantas miserias hayan vivido, sonríen una y otra vez recordando que el tiempo, a pesar de perro y desconsiderado, es el más jovial de los antídotos. Y si no me creen echen un vistazo a las páginas de ¿Qué pasa aquí, abuelo?, de David Legge (casi un clásico de la LIJ, editado en España por Juventud), y convénzanse de que ser un auténtico niño, no depende del caminar de los relojes, sino de uno mismo y su propia actitud.
Así que, sonrían, no hay ejercicio mejor para la eterna juventud.

martes, 23 de junio de 2009

Crisis de creatividad


-¿Quién sois? -dijo.
-Soy el Príncipe Feliz.
-Entonces, ¿por qué lloriqueáis de ese modo? -preguntó la Golondrina-. Me habéis empapado casi.
-Cuando estaba yo vivo y tenía un corazón de hombre -repitió la estatua-, no sabía lo que eran las lágrimas porque vivía en el Palacio de la Despreocupación, en el que no se permite la entrada al dolor. Durante el día jugaba con mis compañeros en el jardín y por la noche bailaba en el gran salón. Alrededor del jardín se alzaba una muralla altísima, pero nunca me preocupó lo que había detrás de ella, pues todo cuanto me rodeaba era hermosísimo. Mis cortesanos me llamaban el Príncipe Feliz y, realmente, era yo feliz, si es que el placeres la felicidad. Así viví y así morí y ahora que estoy muerto me han elevado tanto, que puedo ver todas las fealdades y todas las miserias de mi ciudad, y aunque mi corazón sea de plomo, no me queda más recurso que llorar.
«¡Cómo! ¿No es de oro de buena ley?», pensó la Golondrina para sus adentros, pues estaba demasiado bien educada para hacer ninguna observación en voz alta sobre las personas.
-Allí abajo -continuó la estatua con su voz baja y musical-, allí abajo, en una callejuela, hay una pobre vivienda. Una de sus ventanas está abierta y por ella puedo ver a una mujer sentada ante una mesa. Su rostro está enflaquecido y ajado. Tiene las manos hinchadas y enrojecidas, llenas de pinchazos de la aguja, porque es costurera. Borda pasionarias sobre un vestido de raso que debe lucir, en el próximo baile de corte, la más bella de las damas de honor de la Reina. Sobre un lecho, en el rincón del cuarto, yace su hijito enfermo. Tiene fiebre y pide naranjas. Su madre no puede darle más que agua del río. Por eso llora. Golondrina, Golondrinita, ¿no quieres llevarla el rubí del puño de mi espada? Mis pies están sujetos al pedestal, y no me puedo mover.

Oscar Wilde
El príncipe feliz y otros cuentos.
1997. Madrid: Anaya.

lunes, 22 de junio de 2009

Convivir


En breves momentos me dispongo a entregar las notas de mis alumnos (menos mal que me estoy preparando con una buena banda sonora -Lil’ Kim, Foxy Brown y Mc Lyte- para lidiar con unas cuantas madres) y, si Dios quiere y hasta septiembre, no más trabajo. Necesito desconectar del mundano ruido y dedicarme a la vida contemplativa de las piscinas -que si mira este o fíjate en aquella- y al ahorro obligado para la puesta a punto de mi futuro hogar, porque, aunque parezca mínima tarea, tiene su aquel: coche para arriba y coche para abajo, regateo de precios, echar mano de algún amigo bienintencionado, solicitar opiniones, comparar precios, probar y reprobar, coger teléfono, colgar teléfono, recorrerse todas las tiendas de veinte duros… A veces me pregunto “Todo esto, ¿para qué?” Supongo que será para disfrutar de un espacio propio, para hacer real tu independencia..., aunque también creo que, lejos de tanta soledad, ser propietario sirve para discutir en las reuniones de la comunidad de vecinos, soportar al vecino adolescente de turno, dar cobijo a algún que otro amigo desahuciado, celebrar reuniones, recibir visitas del cartero, los testigos de Jehová y algún mormón, hacer transacciones de arroz y azúcar, y caer en la cuenta de que quieres cambiarte a un chalet adosado.
Lejos de tanta gracia barata, la realidad es que tenemos que acostumbrarnos a soportarnos los unos a los otros, y si es con buen humor, mejor que mejor. Aunque la convivencia es desagradable unas veces, otras es la mar de positiva… Si esto no fuese así, tendríamos que enjaularnos en una urna de metacrilato, echar un par de lañas en la boca y hacer gala del egoísmo más absoluto.
Y si no quedan convencidos por mis argumentos, les dejo con los de Jérôme Ruillier en su obra Aquí es mi casa (editorial Juventud), cuyo protagonista sólo necesita una tiza para convencerse de que una casa no sirve de nada si no la compartes.

viernes, 19 de junio de 2009

Calores y sudores


Con esto del calor, los adolescentes, los pájaros, las libélulas y demás animales, además de estivales y sudorosos (¡qué barbaridad acabo de decir... que yo sepa sólo sudan los mamíferos...), se ponen la mar de cariñosos. Y como hace demasiado calor (hoy es un día horrible en la submeseta... ¡estaremos al borde de los 35 ºC!), me dejo de prolegómenos y les dedico este poema que bien vale una acalorada despedida. ¡Hasta la semana que viene, lectores y lectoras!

Sé que él me silba a mí sola.
Y su silbo suavecito
se suelta sobre el silencio,
a los saltitos.

Es una cinta de seda
el silbido que desgrana,
subiendo los escalones
de la semana.

Es una cinta de seda
que se ciñe a mi cintura.
Es caricia de sonidos
y de dulzura.

No me dice nada: silba.
El suyo es amor silbado.
(Por su silbo sale al sol
su corazón desatado)

Elsa Bornemann.
Poema del amor silbado.
En: Letras para armar poemas. Antología de poesía.
Selección de Ana Pelegrín
2000. Madrid: Alfaguara.

jueves, 18 de junio de 2009

¡Esto sí que es una chirigota!



Me parece que eso del “nonsense” lo inventó ZP en vez de Edward Lear, aunque con menos gracia, la verdad sea dicha. ZP en vez de “limericks” prefiere las chirigotas, que para eso es español (o no…). Eso sí, con muy poco salero (es lo que tiene no haberse acunado en el Barrio de la Viña…). Si las agrupaciones gaditanas tuviesen que ganar la final del Falla con sus estribillos consonantes pasarían más calamidad que las putas en Semana Santa. Y es que con estribillos como los de “Mari Tere, Mari Tere/ bájame el tabaco/ no sea que me altere” o “La ministra Salgado/ que tiene mucha guasa/ con el precio del gasoil/ ha jugao una mala baza”, no hay quien llegue a las semifinales.
Hace falta mucha sorna y arte para erigirse ganador al ritmo de esa arenga tan gaditana de “¡Esto sí que es una chirigota!”.
Y ahora, unos pequeños consejos: para componer estrofas cachondas lo primero que hay que hacer es meterse en harina -que no en el fango-, elegir un tema de candente actualidad o, en su defecto, con mucha gracia (¡menos mal que contamos con la inestimable colaboración de la televisión!), y juguetear con las palabras hasta dar con una sonora rima que cale en el populacho. Así se ha hecho y así se hará (esperemos…). A colación de esto, una última pregunta: en el caso de que Edward Lear siguiese vivo, ¿qué preferiría? ¿La mosca de Obama o el último escándalo de Paris Hilton?

miércoles, 17 de junio de 2009

Colores



Aunque digamos que no, al español no le cuesta ningún trabajo poner verdes a los demás. Merecidas o inmerecidas, las críticas a veces nos sacan los colores, sobre todo aquellas que son capaces de enrojecerte hasta el extremo. No es cuestión de estar negro todo el día a base de aguantar los dimes y diretes de unos y otros, por lo que es preferible tomarlo con humor amarillo ya que todos no podemos pretender llevar sangre azul en las venas, derecho únicamente reservado para algunos afortunados -¿o desafortunados?-. La única consideración que hemos de tomar es hacer examen de conciencia y dejar que los criticones sean esos buitres de la prensa rosa, verdaderos especialistas en dichas lides, para así vivir con cierta gracia y sorna nuestros defectos y los de los demás.
Verde, rojo, negro, amarillo, azul, rosa u otras pigmentaciones al margen, los colores no sólo están presentes en nuestro carácter o lenguaje, sino en todo lo que nos rodea. Cierto es que la naturaleza de la luz es prodigiosa y que, en forma de onda o corpúsculo, logra erigirse como uno de los elementos más extraordinarios del Universo, tanto, que hasta algunos autores de LIJ toman las propiedades físicas del espectro de la luz visible y los colores resultantes de su dispersión como una bella metáfora. De entre estos hoy he elegido a dos, a mi “queridísimo” Arnold Lobel y a Javier Sáez Castán. Ambos, en sus obras –El mago de los colores del primero y La merienda del señor Verde del segundo- y con técnicas pictóricas diferentes, explican el mismo argumento: a partir de mundos o percepciones monocromáticas, podemos crear universos multicolores que nos pueden ser más provechosos.

martes, 16 de junio de 2009

Preguntas y respuestas



Muchos son los que se extrañan de mi sempiterna (o eso intento) sonrisa y se pasan la vida preguntándome cómo la consigo –les aviso que hay cualidades que, lejos de ser innatas, necesitan cierto entrenamiento-. Unas veces respondo que se debe a la suerte y otras a que realmente soy un afortunado: tengo una familia que me quiere, un trabajo que me gusta, pocos amigos con los que comparto multitud de cosas, demasiados enemigos que me gastan malas pasadas y un sinfín de circunstancias más.
Pese a estas respuestas un tanto opacas (a veces tenemos que aprender a contestar lo que la gente quiere oír…), pienso que lo que más feliz me hace de todo lo que tengo es no pensar en lo que no tengo (¡Joder, me ha salido un trabalenguas!). La felicidad, la mayor parte de las veces, se resume en conformarse. Conformarse con una sonrisa a la que le falta un diente, conformarse con un paseo sobre el barro, conformarse con mirar las estrellas por un agujero, con una vieja silla, conformarse con un mal libro, conformarse con una tostada medio quemada, con una canción a medio cantar… Claro está que luego, cada uno tenga la potestad de querer, decidir y conseguir cambiar lo que no le agrade, cosa igualmente necesaria e independiente de la otra.
Sobre este tema, la felicidad o la infelicidad –según se mire- son miles los libros que se han escrito en la Literatura Universal (por no decir todos), y hoy, de entre estos he elegido un relato que es novedad editorial, Las tres preguntas, de León Tolstoi (en la edición de Gadir que les propongo, con ilustraciones de Raquel Marín), una pequeña fábula con tres preguntas y algunas respuestas.
Y, como punto final y por no dejarles con la duda, les diré que con lo que más me conformo es conmigo mismo mientras doy las gracias por vivir, por poder sentir todo lo que siento y por compartirlo con quien esté a mi lado en ese instante.

lunes, 15 de junio de 2009

Energia


No sé porqué esto de negarse a utilizar energía nuclear es lo más “in” del momento. Sobre todo si tenemos en cuenta que los franceses, nuestra conexión con el resto del continente europeo, y los norteamericanos, punta de lanza del modernismo, se han apuntado a la moda de erigir centrales nucleares a tituplén… ¿Lo habrán hecho por afición, pasión o necesidad? Más bien por independencia, que ya está bien de tocar los huevos entre unos y otros.
Lo mejor de todo este estúpido progresismo es que nos hemos hinchado a talar toros de Osborne® porque esto de los símbolos publicitarios jode mucho a algunos, y en su lugar han plantado miles de molinetas. Gran paradoja esta la de las energías renovables que nos obliga a importar de Francia el 20% del suministro energético español. Así nos pasa, que Iberdrola nos arranca las corás en cada recibo de la luz, y el gobierno hartándose de marisco a manos llenas. Nos queda el consuelo de que son otros los que enriquecen el uranio, eso sí, para fines bélicos, y nosotros aquí, a tontas y a locas, viéndolas venir, entonando el “mea culpa” y ejerciendo de mártires del falso ecologismo.
Y entre fusiones y fisiones nucleares he encontrado un título apropiado para este lunes tan energético, La bomba y el general, de Umberto Eco y Eugenio Carmi (editado por Destino en el año 1989). Aunque es un libro-álbum de esos que llaman pacifistas, también es una buena oportunidad de ponerse al día con aspectos físicos como las reacciones nucleares y el concepto de átomo gracias a las imágenes de Eugenio Carmi (recomendadas especialmente para los apasionados del trabajo de Leo Lionni).

viernes, 12 de junio de 2009

Siesta


Bien pensado, quedan pocos días para que arribe el verano a estas latitudes… Aunque la mayoría anhelemos el sol del estío, nos veremos obligados a agradecer las frescas mañanas de primavera en vez de esas tardes de calma abrasadora en las que sólo late la chicharra y algún extraviado que busca la sombra. Nos queda el consuelo de la siesta, una buena excusa para trasnochar al abrigo de los grillos.

Solo el silencio
dentro del patio.
Quema la tarde.

Callan los pájaros.
Un gato negro
y un gato blanco
bajo la acacia
duermen tumbados.

Y el sol que juega
cerca del árbol
borda la sombra
de los dos gatos.

Ana María Romero Yebra.
Siesta.
En: Letras para armar poemas. Antología de poesía.
Selección de Ana Pelegrín
2000. Madrid: Alfaguara.

jueves, 11 de junio de 2009

Despertando lectores


Si tuviera que decirles quién o quiénes me animaron a descubrir la lectura, no sabría qué decirles. Es una cuestión difícil. Probablemente fuesen muchos, probablemente no fue ninguno…
Todos llevamos prendido un lector. Unos lo acarrean más despierto, otros más dormido, pero lo que creo cierto es que ahí está. Lo llevamos al supermercado, al parque, a la oficina, a la fábrica y al fútbol. También lo paseamos por la calle, montado en el autobús, de una parada del metro a la siguiente, e incluso, los lectores más afortunados, llegan a viajar en avión. Pero… ¿qué hacen todos esos lectores en lugares donde no pueden abandonar ese letargo? Sencillamente nada. Sería preferible que esos lectores abrieran los ojos en las bibliotecas del barrio o en las bibliotecas universitarias, también se despertarían en las librerías, en los quioscos de prensa que llenan avenidas y plazas, en las escuelas e institutos…, en cada lugar donde mora un libro.
También es cierto que hay lectores que viven un sueño eterno y que no se despiertan ni a tiros… Pero para ellos estamos nosotros, “los que despertamos lectores”, esas personas que te hablan de un libro y abren el grifo de la curiosidad, las personas que te esconden el final de una historia para que la busques, los que te dejan hurgar entre las estanterías para que al final acabes encontrando, los que te regalan uno y te lo dedican con una frase extraída de otro, los que olvidan libros en cualquier rincón, los que se aprenden poemas para recitarlos una y otra vez, los que aman los libros.
El otro día, sin ir más lejos, me acerqué a dos de estas “despierta lectores” y me topé con un libro desconocido. Lo pedí prestado y corrí con él hacia mi casa. Era pequeño, delgado. Lo abrí y comencé a leer. Pasados cuarenta minutos mis ojos se aguaron y descubrí que soy humano y que también amo los libros. Cerré la tapa y corrí a prestárselo a un amigo.

P.S.: HANFF, Helene. 2002. 84, Charing Cross Road. Barcelona: Anagrama.

miércoles, 10 de junio de 2009

Vacaciones y risas


Conforme uno va haciéndose mayor (me gusta más la palabra viejo, pero con tal de no ofender…), se da cuenta de que las vacaciones se resumen en no hacer nada a disgusto.
Es cierto que en los últimos años, quién no tomaba un avión parecía condenado a pasar unas vacaciones sumido en la miseria. Mentira y gorda si nos percatamos de que muchos de esos nuevos ricos que surgieron en los años de bonanza, se dedicaban a pasarlas canutas vomitando en los cruceros a lo largo del Mediterráneo o durmiendo en los aeropuertos de medio mundo mientras un servidor descansaba a pierna suelta tras pasar las tardes leyendo un libro, en la piscina o dando un paseo.
También interviene en el asunto esa falsa idea extendida entre la gente que nos dice que si no viajamos viviremos condenados a la ignorancia y a una vida vacía, comentario que me paso por el forro a buena cuenta de muchos azacanes que se pasan quince días del año fardando de su polo Lacoste® atestado de lamparones, echando fotos a diestro y siniestro y comprando chiches en cada parada.
Y como este año pienso pasar unas vacaciones estupendas sin moverme de casa, les dejo con una de esas historias cotidianas y divertidas que, aunque no pasen a la historia del libro-álbum, bien vale ser reseñada en un espacio como este, 22 Huérfanos, de Tjibbe Veldkamp y Philip Hopman (Fondo de Cultura Económica). Con unas ilustraciones vivarachas y coloridas -muy anglosajonas diría yo…-, 22 Huérfanos cuenta la amable ocurrencia de un grupo de niños que viven en un orfanato regido por una estricta directora… ¡Y no cuento más!

martes, 9 de junio de 2009

Debidamente orientados


Siempre estamos a vueltas con qué es la Literatura Infantil, y a veces, con libros como el de hoy, uno se atolondra como si de un mazazo de sofocante calor se tratase. Sin mucho más que decir, les presento: queridos lectores, Un niño prodigio de Irène Némirovsky. Irène Némirovsky, mis seguidores (seguramente algunos/as de ustedes conocerán el título más famoso de la autora de hoy, Suite francesa, por el éxito obtenido recientemente -la verdad es que yo no…-, así que estarán familiarizados con su prosa, bien trabajada y áspera, casi rugosa, por lo que todo lo que diga les puede parecer una chorrada).
Una vez realizadas las presentaciones es hora de entrar al trapo. Allá voy.
Enmarcada en una colección de literatura infantil y juvenil (editorial Alfaguara) Un niño prodigio podría clasificarse como “obra para lectores maduros” pese a ser un título de escasas 70 páginas (me alucina comprobar que las editoriales sigan utilizando como criterio de selección la extensión de los volúmenes). Una de las razones es su nivel de lectura que, aunque de fácil comprensión, es intenso, ya que se pueden establecer varios niveles de interpretación muy variados y dispares.
Está claro que la LIJ no tiene que ser sencilla, ni plana, ni censora, pero hay veces que, bajo la prosa, subyacen intenciones del autor demasiado complejas e ininteligibles que pueden provocar lecturas equivocadas en ciertos lectores de poca edad. Considero que Un niño prodigio es un buen libro para jóvenes debidamente formados y con la suficiente capacidad para enfrentarse a los tres motores de esta narración: la realidad del fracaso, el amor juvenil y el irracional capricho.
Como punto y final, cabe decir que casi cualquier libro es alimenticio (está claro que los hay más sabrosos, más insípidos, más nutritivos y menos), y que si a eso añadimos una correcta orientación puede que no resulten ofensivos, ni lleguen a turbarnos considerablemente. De todos modos, no se priven, lean Un niño prodigio y háganme saber su opinión.

lunes, 8 de junio de 2009

Referencias bibliográficas y algunas novedades











Sé que muchos se preguntan sobre si sé elaborar una referencia bibliográfica en condiciones ya que sólo en contadas ocasiones lo hago. Así que, a esos curiosos, les respondo que sí, sé elaborar una referencia bibliográfica.
Uno de los motivos por los que prescindo de hacerlo en este lugar es porque prefiero entregarles la total libertad de elegir qué edición quieren leer de este o aquel libro. Pongamos que les recomiendo una edición concreta de una obra literaria y, tras leerla, deciden que la traducción de la misma es una completa bazofia. Simplemente pensarían que, en primer lugar, un servidor es un nefasto lector, y en segundo término, que la recomendación de dicha obra podría deberse a ciertos intereses personales.
De todos modos, una referencia bibliográfica en condiciones puede salvarnos de muchas calamidades, así que les dejo con unas cuantas de la última hornada de novedades o casi novedades editoriales reseñables en el género del álbum ilustrado. ¡Hasta mañana!:

N.B.: Entre paréntesis se añaden ciertos vocablos que hacen referencia a la temática/punto fuerte de cada título.

ALIAGA, Roberto. 2009. La tortuga que quería dormir. Il. de Alessandra Cimatoribus. Vigo: OQO Editora. (Amistad / Miedo a la oscuridad / Uso del lenguaje)
BALTSCHEIT, Martin. 2009. La verdad del elefante. Il. de Christoph Mett. Salamanca: Lóguez. (Estilo de las ilustraciones / Humor)
BROWNE, Anthony. 2008. Cosita linda. Il del autor. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. (El valor de la amistad)
CISNEROS, Jesús. 2009. Ramón. Il. del autor. Barcelona-Madrid: Libros del Zorro Rojo. (El encanto de lo cotidiano / Estilo de las ilustraciones).
CORTIZAS, Antón. 2008. Vestida de arco iris. Il. de Špela Trobec. Madrid: Embora. (Estilo de las ilustraciones / Prosa rimada / Sencillez)
DAUTREMER, Rebecca. 2008. Elvis. Il. del autor. Zaragoza: Edelvives. (Biografía / Estilo de las ilustraciones)
GUÉRAUD, Guillaume. 2009. Omega y la osa. Il. de Beatrice Alemagna. Madrid: Kókinos. (Vida Salvaje / Animales / Gran formato)
JANISCH, Heinz. 2009. El pañuelo de mi abuela. Il. de Aljoscha Blau. Salamanca: Lóguez. (Relaciones familiares / Abuelos / Estilo de las ilustraciones)
ROSATI, Ovo. 2009. El hombre de agua. Il. de Gabriel Pacheco. Sevilla: Kalandraka. (Aproximación al cuento clásico)
RUEDA, Claudia. 2008. Un día de lluvia. Il. de la autora. Barcelona: OcéanoTravesía. (Metaliteratura).
VAN DER HEIDE, Heide. 2009. Intercambio mágico. Il. de Marije Tolman. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. (El poder de la imaginación / Estilo de las ilustraciones).

viernes, 5 de junio de 2009

Colorido fin de semana


Aunque algunos de nuestros dirigentes políticos se hayan fumado toda la kriptonita del Universo, otros nos mantenemos frescos –añadamos también “medianamente cuerdos”- para ejercer el derecho al voto y, de paso, dar de comer a muchos de los jetas que pululan por eso que se llama Europa, además de no permanecer ajenos a este ente que ha costado más de un disgusto a nuestros productores de aceite, leche y vino.
Y sin mucho más que deciros (estoy poco parlanchín hoy: he suspendido inglés y francés) os dejo con este poema tan colorista y agradecido de mano de una Premio Nobel de altura, Gabriela Mistral.

Azul loco y verde loco
del lino en rama y en flor.
Mareando de oleadas
baila el lindo azuleador.

Cuando el azul se deshoja
sigue el verde danzador:
verde-trébol, verde-oliva
y el gayo verde-limón:

¡Vaya hermosura!
¡Vaya el Color!

Rojo manso y rojo bravo
-rosa y clavel reventón-.
Cuando los verdes se rinden,
él salta como un campeón.

Bailan uno tras el otro,
no se sabe cuál mejor,
y los ojos bailan tanto
que se queman en su ardor.

¡Vaya locura!
¡Vaya el color!


[…]

Gabriela Mistral.
Ronda de los colores.
En: Selección Poética.
Ilustraciones de Paloma Valdivia.
2009. Vigo: Faktoría K de Libros.

jueves, 4 de junio de 2009

D.E.P.



No sé si hacer de la muerte algo cotidiano comportará un avance o un retroceso, pero al vivir bajo el acecho de esa tupida sombra que al final nos cubre a todos, ricos y pobres, altos y bajos, se hace necesario estar preparado para lo que pueda suceder en cualquier instante.
En cierta conferencia para la obtención del título del antiguo C.A.P. (Certificado de Aptitud Pedagógica) aprendí que las sociedades occidentales viven bajo el yugo del infantilismo, es decir, alcanzar la edad adulta se ha convertido en una carrera de fondo y algunos de treinta y cinco tacos siguen comportándose como infantes de diez. Una evidencia de esta realidad, decía la ponente, era, por ejemplo, que los niños no entraban en contacto directo con la muerte hasta bien tarde mientras que en tiempos pasados era frecuente verlos presentes en entierros, misas y funerales, cosa que seguía ocurriendo en sociedades menos avanzadas donde la madurez se alcanza con apenas catorce años.
Aunque el lector me pueda rebatir que es algo incierto puesto que nuestros infantes saben demasiado de estas realidades gracias a los medios de comunicación, los videojuegos, el cine y otras miserias, le aviso que esta presencia masiva de muertes, violaciones, masacres, pornografía y vete-tu-a-saber-qué cosas más, más que educar y crear mentes críticas, despiertas y razonables, banalizan el mundo, desvirtuando su apariencia, lo que a veces puede producir efectos secundarios poco deseados.
Y aquí, dos títulos sobre la muerte:


Inés Azul del albaceteño de adopción Pablo Albo y otro Pablo, Pablo Auladell (Editorial Thule), es un libro-álbum de gran formato donde su protagonista (adivinen cómo se llama…) reflexiona sobre la muerte de un amigo. Las ilustraciones, todas ellas enmarcadas en azul –me recordó a esa alegoría del verde en los versos de Federico García Lorca-, quizá sean algo sombrías (es lo que tiene la muerte), pero muy evocadoras. El estilo del texto es extraño y llama a veces a la incomprensión... Abierto, unas veces técnico (véase los detalles sobre la enfermedad del amigo de la protagonista), otras veces poético (el tema lo requiere), pero lo mejor es que no nos deja indiferentes.


El segundo título, Paraíso, de Bruno Gibert (Editorial Los Cuatro Azules) posee un argumento semejante: el fallecimiento de un abuelo provoca en su nieto un cuestionario sobre los aspectos positivos y negativos del llamado paraíso. Pese a su pequeño formato he de admitir que me he enamorado de este libro, sobre todo porque conjuga en cada doble página y de manera magistral, las ilustraciones –señales de tráfico y otros pictogramas- con el texto. Otro título a tener en cuenta este año.

miércoles, 3 de junio de 2009

De islas. De flores.

En plena primavera, quizá un poco tardía, me suelo poner las pilas y empiezo a recolectar todo tipo de semillas, esquejes o plantas que creo pueden embellecer mi vida un poco más (la vida es bella por el simple hecho de existir, si no fuese así otro gallo nos cantaría y descansaríamos bajo un ciprés en cualquier camposanto). 
Que si le birlo a mi madre una cintas y un tallo de la planta del dinero, que si recojo algunas semillas de las caléndulas del jardín de la esquina, que si voy a hacer de pedigüeño a la casa de doña Pilar para plantar unos cactus, que si La Ascen me da unos aloes…, y de semana en semana observo como van creciendo las macetas que reverdecen mi terraza. 
No es que pretenda montar un vergel en unos escasos metros cuadrados, pero cualquier hogar, modesto o grandioso, agradece una pizca de alegría, más todavía si es de procedencia natural -no hablemos de flores de plástico que puedo palidecer…- para convertirse en una suerte de isla solitaria, en un oasis en el que refugiarse de vez en cuando.


La novedad de hoy, aunque muy recomendada para los aficionados a la jardinería, es para todos los públicos y para casi todos los bolsillos -aprovecho para defender el libro como bien de consumo básico-. 
Si echamos un vistazo a la LIJ más actual, de una pasada reconoceremos bastante trajín agrícola (El jardín subterráneo, La señorita Emilia o La jardinera por ejemplo), una buena metáfora para explicar ciertos asuntos terrenales, pero si atendemos al título de hoy, Una luz diminuta surgió de la nada de Einar Turkowski (Libros del Zorro Rojo), podemos señalar una historia con menos enseñanzas pero igual de hermosa. 


En él, Turkowski, autor del también genial Estaba oscuro y sospechosamente tranquilo, nos brinda la historia del señor Ribblestone, un aficionado a la jardinería que vive aislado del resto del mundo y dedicado por entero a las plantas, ve alterada su rutina por una extraña planta que comienza a brotar en sus dominios. Crece bajo sus cuidados, su atenta mirada, hasta que un día se ve coronada por un enorme capullo que nunca florece...
Una fábula moderna que exhala belleza, no sólo por un texto sincero, sino gracias a unas ilustraciones que, llenas de detalles y a pesar de estar realizadas íntegramente en blanco y negro, exhalan una fuerza más que palpable gracias a un carácter y técnica muy personales. Emborrachadas de surrealismo y estudiadas composiciones, los híbridos industriales, el croquis y la plumilla se abren paso y vuelven a hacer de las suyas en el lector contemplativo.


En definitiva, una historia que , lejos de epopeyas y leyendas varias, pretende narrar con un toque mágico y misterioso, un cuento cotidiano cargado de lirismo. El jardinero que ama las plantas y dialoga con ellas también nos cuchichea un consejo: ama la naturaleza, lo simple, la belleza, quizá ella te alumbre y encuentres la razón de tu mera existencia.

martes, 2 de junio de 2009

Contando cuentos



Recordando esa poesía de León Felipe podría decirse que me sé todos los cuentos, sobre todo esos con los que nos bombardean en todas las campañas electorales, todos los que conoce de memoria este o aquel político y los que también se esconden debajo de la manga los gobernantes. También sé cuentos más desagradables: uno miente y al otro lo encarcelan, otro se calla para que maten al uno y ese que dice que el de más allá no para de inventar para aprovecharse de todos.
Aun así prefiero los cuentos con final feliz. Un parto después de nueve meses de gestación. Una boda tras once años de noviazgo. Una apetecible jubilación tras ocho lustros de trabajo diario… Lo peor (o mejor) de todo es que de vez en cuando tengo que prescindir de algunos cuentos; más que nada para que dejen paso a otros nuevos que vendrán.
Y así, contando cuentos, he llegado hasta las dos “novedades” (entrecomillo porque es un decir… procuro mantenerme al día aunque hay veces que es imposible…) que toca reseñar hoy: El contador de cuentos de Saki y Alba Marina Rivera (flamante Premio Bologna-Ragazzi 2009 y cuidadosamente editado por la editorial Ekaré) y Te regalo un cuento de Jorge Gonzalvo y Cecilia Varela (editorial Lóguez).
El contador de cuentos se podría clasificar entre esas narraciones que a un mismo tiempo compaginan lo clásico con lo subversivo… En un vagón de tren coinciden unos niños que están al cargo de una odiosa ama, con un personaje más agradable y misterioso que decide contarles un cuento algo especial…, una historia amable y sencilla en comunión con unas ilustraciones impecables.
El segundo título también nos habla de las bonanzas de los cuentos. Aunque consiste en una serie de sentencias y enunciados acompañados por imágenes metafórico-descriptivas, me gustaría decir que es una definición de la palabra “cuento” en toda regla.
Y por hoy, he terminado con mi cuento.