viernes, 14 de mayo de 2010

Cuando los pupitres se quedan vacíos


Giramos la cabeza y, tras las cortinas de agua que nos regalan los nubarrones de mayo, nos percatamos de lo transitorio de nuestros pasos…
Ayer recibí la noticia de que Jesús, “El Torcío”, catorce años, no más, había sido hallado muerto una mañana... Padecía una enfermedad degenerativa, lo que no le impedía seguir siendo tan vago a la hora de estudiar la asignatura que un servidor le impartía, ni para invitarme una y otra vez a ver los hurones con los que cazaba en la sierra socoveña…
A veces los alumnos se van y los profesores quedamos, lo que nos llena de la extraña sensación que recorre a aquellos que pierden un pedazo de sí mismos…

Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones tiernas.

¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.

Federico García Lorca.
Canción primaveral.
En: Obra completas. Vol. I.
1978. Madrid: Aguilar.

4 comentarios:

Mónica dijo...

Lo siento, Román. Precioso poema de Lorca para recordarlo.

Miguel de Luis dijo...

Vaya Román, se siente, tiene que ser un palo muy grande

Negrevernis dijo...

Esta experiencia la he vivido tres veces... Es cierto el vacío y la extrañeza.
Un abrazo.

Carmen dijo...

Lo siento, tiene que ser muy duro cuando la mirada se va hacia el pupitre vacío y... los recuerdos llenan tu mente y los sentimiento tu corazón.
Un abrazo.