lunes, 14 de junio de 2010

Bibliotecas al galope



A las bibliotecarias y bibliotecarios que me siguen a diario.

La boda del sábado, apoteósica, gracias (pregúntenle a mi cuerpo… ¡Bufff!).
Dejando caer la cortinilla (a veces hay que correr el telón de manera repentina y dejar que el tiempo siga su camino, y las dos semanas que restan son cruciales para preparar a conciencia el examen de oposición que me espera el sábado 26 de este mes… ¡Ea!) y sin mucho preámbulo, hoy les traigo un libro exquisito y que puede ser un buen regalo para todas las bibliotecarias y bibliotecarios que siguen este espacio, La señora de los libros, de Heather Henson y David Small (autor también de La jardinera, reseñado aquí hace un tiempo). Este álbum ilustrado publicado por la editorial Juventud, narra la historia de una de esas bibliotecarias que recorrían a caballo el oeste norteamericano para poblar de libros los hogares más inaccesibles, más alejados.
Por supuesto que es una historia con final feliz que les invito a leer, pero aprovechando la divulgación que ésta hace de un proyecto que se llevó a cabo en los Estados Unidos en los años treinta, quiero hacerles llegar otro tipo de acciones por la lectura que también se llevaron a cabo en España en la misma época, concretamente en la Segunda República (1931-1936) –¡y seguimos contribuyendo a la mitificación de este periodo de nuestra historia!-, época en la que, a través de las Misiones Pedagógicas (esas que abanderó María Moliner, la del diccionario, sí), se crearon bibliotecas ubicadas en las aulas educativas del mundo rural, concretamente en aquellas localidades más desfavorecidas y alejadas de la cultura, donde el maestro, además de utilizar el fondo de la misma para su ejercicio pedagógico durante la jornada escolar, al acabar ésta, lo prestaba al resto de la población, haciendo posible así que la cultura arribase a los puntos más apartados de la geografía española, todo ello enmarcado en una organización bien estudiada donde el profesorado recibía nociones de biblioteconomía.Y así, con bibliotecas viajeras, con analfabetos que dejan de serlo y esa magia que tienen las palabras, les dejo que me toca repasar…

3 comentarios:

amparo dijo...

Dedicatoria por dedicatoria, estoy leyendo un libro que desde la primera palabra me recordó a ti. Pero siempre pienso:"Seguro que Román lo conoce", este es el libro
La evolución de Calpurnia Tate
http://www.rocaeditorial.com/novedades/la-evolucion-de-calpurnia-tate-693.htm

Espero que te guste, ya sabes que está en la Bibliotecas Municipales de Albacete. Saludos,Amparo

Román Belmonte dijo...

¡Vivan las cuñas publicitarias!, ja, ja, ja, ja.
Me suena el libro, la verdad... Indagaré.
¡Un beso pa' ti!

Encarnita dijo...

Yo también leeré el libro, en calidad de ex-bibliotecaria, pero seguro que me gusta.Mucha suerte Román para el día 26.Bs