lunes, 20 de enero de 2014

Jugando al fútbol


La semana pasada, además del lío de Burgos (¡viva la especulación innecesaria y corrupta!) y los dimes y diretes entre fiscales y jueces a tenor de la comparecencia de la infanta (que demuestra una vez más la ineficacia del sistema judicial en un país de pandereta), pudimos “disfrutar” en vivo y en directo de las lágrimas de Cristiano Ronaldo al recibir el balón de oro.
Me encanta constatar que estos multimillonarios se ponen a llorar como niños cuando se reconoce su valía dentro del campo, no sólo porque compungen a futboleros fanáticos (más le valdría a más de uno tomar nota y rebajar unas barrigas que aumentan su volumen en los bares), sino porque enseñan el lado humano de estos gladiadores de élite contemporáneos que se pirran por chupar cámara y dar ejemplo humanitario.
¡Bendito fútbol! Una paradoja más, el nuevo sueño americano con el que la clase obrera occidental duerme todas las noches para que sus hijos, a la mañana siguiente, se hinchen a loas, salves y billetes, sean la portada de todos los periódicos gracias a la cría de su prole y su desventuras amorosas, y den muestra de su saber hacer y humanidad manifiesta en programas del corazón, para luego, como cualquier pobre, intentar engañar al fisco, comprarse varios coches horteras y unos cuantos anillos de oro macizo… No me extraña que el público en general ame un deporte como el balompié, tan rentable como enriquecedor. Incluso los personajes de muchos álbumes ilustrados se pirran por darle patadas al balón sobre la hierba. El último de estos ejemplos es la Mina de la serie Poka y Mina (concretamente el libro que lleva por título El fútbol) que tanto éxito le ha dado a Kitty Crowther fuera de nuestras fronteras y que la editorial El jinete azul ha traído a nuestro país esta temporada.


Como último apunte decirles que si intentan triunfar en el mundo del deporte regio y no lo consiguen, siempre pueden dedicarse al estudio que, aunque menos productivo, se figura igual de satisfactorio.

2 comentarios:

Almudena Cascales dijo...

Interesante libro que llegó a mis manos y que he disfrutado mucho con mi hijo. También lo comenté en mi blog cuentosymascuentosymasymas

Carmen dijo...

Toda una alegría ver un nuevo libro de Kitty,una mujer maravillosa con una bibliografía muy amplia que seguro conoces; merece la pena adentrarse en sus libros. El gran desorden es uno de mis favoritos por si no lo conoces. Hasta otra, Carmen.