lunes, 10 de marzo de 2014

Del artisteo


El mundo del artisteo se cae por su propio peso, más todavía desde que la nuera de Tita Cervera (no tengo porqué llamarla de otra manera dado que ese es su título nobiliario) y Kiko Rivera Pantoja se han encaramado a esto de la creatividad para sacarse un buen sueldo y estar a todas horas en la tele… Es una pena que trabajadores incansables del pincel y la partitura, sacrificados horas y horas desde la niñez, no pasen de meros segundones y terminen sus días en la rambla barcelonesa aguantando australianos y alemanes…¡Qué cruz! Y así va España, este país de alta titulitis y baja meritocracia, donde menos vale el talento que un buen padrino.
Dejando a un lado lo anterior, me centraré en el divismo artístico… Ese espíritu de reina de las fiestas que se abarrota en los corazones creativos de quienes vagan por escuelas de arte, conservatorios, facultades, estudios fotográficos y de diseño, o salones de alta costura, es una máxima de todo el que aspira a pasar a la Historia. Caprichos, terquedades e inflexibilidad son las cualidades que hoy día necesita cualquier creador en el cotarro de las ideas y otras copias baratas (muchos todavía no se han percatado de que griegos y romanos ya se encargaron de inventar el arte), hasta que dan con algún que otro empresario canalla que, harto de tanta gilipollez, le da un buen par de ostias, lo baja de esa nube de postura infantil y lo pone a trabajar por cuatro pesetas, algo ante lo que el susodicho agacha las orejas, curra a todo trapo y sacrifica lo que haga falta de su arte y compás.  No hay nada como una buena dosis de realidad…


El artista que lo vale, no es aquel que se subyuga al poder (el hambre es otra cosa…), sino aquel que vive de lo que le gusta, sin reparos, ni cambios de última hora. Los grandes que tienen claras sus ideas, las plasman con calidad y eficiencia siempre son reconocidos como tales, tengan un solo cuadro o una única sonata. Sigan el ejemplo del protagonista de Soy un artista, un álbum ilustrado de Marta Altés (editorial Blackie Little Books) muy divertido y con un ritmo maravilloso que me ha encantado; no aten a su sensibilidad, déjenla desbocarse, sin medida y sin pausa y quizá, sin directrices ni corsés, vea la luz la obra de arte de esconden en corazón

1 comentario:

miriabad dijo...

Más ganas de leerlo. Lo apuntamos para la feria del libro. ;-)
Y me dejas con el gusanillo de abrir el cuaderno y lanzarme a crear (no será una obra de arte, pero nos hace estar más vivos).
Un abrazo.