miércoles, 11 de marzo de 2015

Buscando...


Debido al desastre monumental que acarreo (aunque creo que mi cabeza está en orden, no ocurre lo mismo con mi casa), me paso la vida buscando entre papeles, cajones, cajas, carpetas, estanterías y otros lugares de almacenaje, los retales de un tiempo que, con el paso de los años, acumula más tonterías de lo debido. Este espíritu recolector tiene que ver más con las urracas que con el mono que todos llevamos dentro, es por ello que a veces me dan ganas de prenderle fuego a toda la mierda que se amontona en los armarios e ir saltando desnudo de árbol en árbol.
Nos pasamos los años buscando… Los certificados de escolaridad, ese libro que sacamos de la biblioteca hace tres meses, el vestido de novia del que nunca más se supo, aquella receta de la abuela que escribimos sobre un trozo de cartón, un amor de adolescencia (¡las cosas buenas -y malas- que nos han traído las redes sociales!), las fotos de un viaje que no necesitaba fotos, el dibujo que nos regalo nuestro hijo en aquel cumpleaños, e incluso buscamos un gobierno que jamás existirá…, pero el caso es buscar, buscar y buscar…


A pesar de la desazón (la desesperación es cosa más seria...) que se apodera  de nosotros cuando no podemos dar con algún tesoro del pasado o esos documentos tan necesarios, el hecho de rebuscar tiene un punto la mar de interesante que, a la par que nos cabrea (con nosotros mismos, con nuestra pareja, madre -las peores-, padres e hijos), nos suele entresacar una sonrisa, bien por el abatimiento, bien por el triunfo que, al final de todo el periplo, es lo que cuenta.


Seguramente la mayor parte de las veces la búsqueda se transforma en juego (revolver más todavía nuestra vida es demasiado sugerente para resistirse) y nos sentimos como niños buceando entre amigos, juguetes, trastos y montones de lápices, algo de lo que se sirven muchos libros infantiles para llamar la atención de los pequeños, bien sea para proponer ejercicios de entretenimiento (y aprendizaje) como Otto el perro cartero, un "superventas" en el mundo anglosajón (me encantó toparme con él en mi último viaje a Londres) ideado por Tor Freeman y publicado en castellano y catalán por Blackie Little Books, o bien para recordarnos, como hace Olga de Dios en su Buscar (NubeOcho Ediciones), que muchas veces nos volvemos locos por dar con algo que siempre ha estado ahí…


Les advierto que hoy me he propuesto a mí mismo acabar con el caos que tengo sobre la mesa y clasificar convenientemente todos los apuntes, exámenes y ejercicios para, de una vez por todas, descansar todas las mañanas de tanto trajín innecesario.

2 comentarios:

C de cuentos dijo...

Ojalá lo consigas,por mi parte empezaré a hacerme el propósito para no ser demasiado ambiciosa. Gracias por la referencia ; también se agradecen tus palabras tan bien hiladas.

Román Belmonte dijo...

Voy en camino... pero creo que será duro poner todo en la balda correspondiente. Me alegro de verte a ti y tus cuentos por este monstruoso lugar. ¡Gracias por tus palabras!