lunes, 13 de junio de 2016

Homosexualidad, ¿visibilidad o no en los libros infantiles?


Seguramente, muchos de ustedes se hicieron eco de la selección sobre libros y libertad sexual que se incluyó en este espacio hace cosa de un año, una entrada que ha recibido unas cuantas mil visitas (y me parecen pocas) desde muchas geografías. De entre todos los comentarios que a tenor de ella se hicieron en el patio de las redes sociales, fueron las vertidas por un especialista de LIJ las que más me llamaron la atención y me hicieron pensar en los criterios que utilizo para elaborar estos listados.


Según él, en la citada selección se incluían algunos “meros panfletos”. Por un lado supuse que se refería a que muchos de los libros habían sido concebidos como producto editorial, se abusaba de la trivialización, lo moralizante y estaban dirigidos a un tipo de público en particular, es decir, habían nacido encorsetados y por ello no eran lo suficientemente literarios, no merecían estar en una selección sobre Literatura infantil. 
Lo veo pero, si lo pensamos bien, ¿qué libro carece de intencionalidad? Cualquier artefacto humano, bien sea sanitario, industrial o cultural, como es el caso, se produce con una finalidad, que en unos casos tiene mayor calidad, y en otros, una más mediocre, pero quizá nos "sirva" para unos fines, como bien apunté en este post sobre la utilidad de la LIJ
¿Vale todo en la Literatura infantil?. 
También hemos de tener en cuenta que muchas editoriales, independientes o no, nacen con objetivos claros, se deben a una lucha y se dirigen al lector desde una postura clara, desde el compromiso, un tema que dio para otras muchas preguntas en esta otra entrada sobre el tinte político de los libros para niños. Cuando la intencionalidad es causa de responsabilidad social, subyace otro argumento por el que el autor trata de forma explícita la bisexualidad o la transexualidad en una obra por meras razones personales, una nueva forma de activismo, de constructo ideológico.


Además de apuntar a la calidad, esta persona añadió que él era “mucho más partidario de enfoques como ¡Qué bonito es Pánama! que plantea directamente una relación homosexual tan normalizada que ni forma parte del tema”. Rápidamente, eche mano de la obra maestra de Janosch, en la que sus dos personajes protagonistas, Tigre y Oso, ambos masculinos, tienen una relación afectiva que pudiera traducirse como homosexual. Seguramente el autor concibió a sus protagonistas como abiertamente homosexuales (habría que preguntárselo, pero dado su carácter libertario e irónico, no me extraña nada), aunque no debemos olvidar que, como bien he dicho antes, también esa decisión estuviera aupada por la revolución pedagógica que se sucedió en la Alemania de los 70 en varias editoriales de corte progresista como Beltz & Gelberg cuando se propuso dibujar la mayor cursilería del mundo”, según sus propias palabras.


No obstante me interrogo: ¿Por qué debemos obviar los besos, los gestos explícitos de cariño en una obra literaria? ¿Acaso les restan altura poética? ¿Las denigran? ¿Son censurables? Estoy seguro que, tanto los animales de Janosch, como el Sapo y Sepo de Arnold Lobel, un autor que utilizó sus libros como especie de exorcismo para expresar sus propias tendencias sexuales y como un vehículo para salir del armario, se hubieran dado un beso si hubieran sido creados hoy día y que ese carácter críptico que hoy parece normalización, se debe más a los procesos anacrónicos de la Historia que a los deseos de los propios creadores.
Si bien es cierto que cuando hablamos de este tipo de temáticas en la LIJ es inevitable que se nos venga a la cabeza el término "álbumes de valores" y todas las preguntas que suscita, en el caso de las conductas sexuales y el sesgo de lo visible podrían justificarse teniendo en cuenta que no son rasgos físicos (un personaje negro puede protagonizar cualquier tipo de acción en un álbum) sino rasgos comportamentales (a menos que una pareja de personajes gays exhiban su cariño abiertamente nunca sabremos de su relación) que necesitan ponerse en evidencia en texto y/o imágenes como también ocurre en el caso de los roles de género
Por último me gustaría diferenciar conceptos como visibilidad y normalización. Probablemente, en sociedades en las que la libertad sexual es casi un hecho, sea mucho más idóneo apostar por libros como los anteriores, en los que la literatura es reflejo de la realidad y la libertad carece de recetas y poses, pero en otras, lastradas por la religión, los prejuicios y la censura gubernamental, quizá sean más necesarios libros que, a pesar del cliché, la discriminación positiva y el buenismo, aporten visibilidad a ciertos tabúes, para poder, finalmente, abordar la normalización con Tigre y Oso, o Sapo y Sepo .


Por todo ello y sin menospreciar la opinión que algunos tienen sobre la visibilidad o no de los comportamientos homosexuales en los libros para niños, decir que, a pesar de la intención o la ignorancia con la que se oriente la lectura, muchos pueden ser válidos. No creo que la buena literatura deba ser críptica o sutil a la hora de referirse a temas que a muchos les hieren las córneas, pero sí comparto que la buena literatura es un reflejo del mundo, ese sitio por el que pululamos gentes diferentes y variopintas.


A pesar de que muy pocas veces pido que dejen volando mis pensamientos, hoy y como homenaje a las víctimas de la matanza de Orlando, haré una excepción y les pediré encarecidamente que compartan, tanto este post, como el de esta selección sobre libros y libertad sexual, para poder, si no hacer un mundo mejor, al menos, desearlo.


5 comentarios:

miriabad dijo...

Otro mundo, en el que se respete a las personas, es posible. Creerlo y comunicarlo, nuestra obligación.

miriabad dijo...

Otro mundo, en el que se respete a las personas, es posible. Creerlo y comunicarlo, nuestra obligación.

Ana Jaka dijo...

Me gustaría añadir a tu comentario que muchas veces se ven panfletos donde no los hay. Si creas un personaje homosexual, ya sea en literatura infantil o de adultos, siempre habrá alguien que cuestione tus motivos, la pertinencia, lo hagas normalizado o no. Desgraciadamente todavía se ven como personajes "excepcionales", que se escogen "para enseñar algo". Es imposible huir de ese tipo de críticas. Yo no tengo dudas respecto a la pertinencia de mostrar el mundo tal como es, diverso, con personajes tan variados como los que se dan en el mundo real, ni siquiera hay que imaginar cómo debería ser, simplemente mostrarlo. Ojalá hubiera muchos más cuentos con niñas protagonistas, personajes que se enamoran de otros del mismo sexo, personajes de todos los colores, tamaños y capacidades, sin que nadie cogiera la lupa para hacerles un examen más exhaustivo que a todos los demás.

MartaMontealto dijo...

¿Conoces "Las cosas que le gustan a Fran" de Berta Piñán? Otro cuento muy recomendable para esta temática y en mi opinión muy bien escrito.
Un saludo y enhorabuena por el blog!

Robert McCain dijo...

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