jueves, 14 de junio de 2018

Las miserias del Mundial



El Enrique está deseoso de que la selección pierda el mundial. No es muy partidario de que estemos costeando los vaivenes de una mafia que nos da pocas alegrías (si tenemos en cuenta que sólo hemos ganado tres campeonatos de Europa y un mundial, y además lo comparamos con los éxitos que nos dan otras selecciones con un presupuesto cien veces menor, el asunto nos ha salido poco rentable para las millonadas que nos gastamos).
Coincidan o no con su punto de vista, les confieso que, personalmente, lo de la selección de balompié me divierte e indigna a partes iguales. Como muestra el botón de ayer… Que si el seleccionador es un impresentable, que si es un pesetero, que si Florentino es desleal a su país, que si el seleccionador no ha estado muy avispao, que no tiene talante conciliador, que si yo le aplaudo, y un largo etcétera de gilipolleces más.
Señoras, señores, si todavía no se han percatado de que el fútbol es un negociazo. Como la política, el armamento o las vacunas, cualquier cosa que sea un foco de atención para las masas, es susceptible de ser rentable para los que manejan el cotarro. Es por ello que yo no presto atención a las polémicas como la de ayer. Simplemente me las tomo a chanza. ¿Y cómo me las iba a tomar si no? ¿Qué me dicen de semejantes protagonistas? Sobreactuados, copiosos, beligerantes... ¿Pa’ qué? Pa’ na. No ofrecen ninguna credibilidad, más todavía cuando entiendo que hay una serie de intereses que moldean una tarta de la que cada uno quiere disfrutar a su manera.
Ya veremos cómo termina este culebrón sin mala de peluquería, quizá no pasen de la liguilla, quizá suene la flauta… Lo único seguro es que este es sólo el primero de los muchos castillos de fuegos artificiales que nos va a proporcionar la roja durante los próximos días. Lo mejor que pueden hacer es coger las últimas entregas de las aventuras de nuestros agentes de inteligencia patrios, Mortadelo y Filemón, que, ¡cómo no!, llevan por título Mundial 2018 y Especial Mundial 2018, y mientras se echan unas risas, esperan a que se desarrollen los acontecimientos.  
A ustedes, que como El Francis (un compañero de trabajo modernito con el que conspiro de vez en cuando), me dirán que prefieren viñetas más sesudas que las de Francisco Ibáñez, más les valdría dejarse de rollos y disfrutar del salero que tienen este par de agentes de la T.I.A., más que nada porque son la mejor caricatura del mundo del fútbol, sus actores y entresijos. Y si no se lo quieren tomar así, sólo les recomiendo agarrarse ¡que vienen curvas!


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