martes, 5 de noviembre de 2019

¿Matemáticas? ¿Para qué?



Yo y las matemáticas nunca nos hemos llevado bien. Lo peor de todo es que nunca me he podido deshacer de ellas. Ni durante el instituto (lo que pasé con las integrales no se lo deseo a nadie) ni durante la carrera (¡Dichosa estadística! Con sus Chi cuadrado y sus test ANOVA…). Siempre vuelven a mí en forma de razones trigonométricas, de escalas, de leyes gravitacionales, o de cualquier otra cosa que me produzca un colapso nervioso momentáneo (dándole que te pego siempre puedes hallar la solución).
Por lo que oigo, creo que no es una tara exclusivamente mía, sino que se trata de un problema endémico de la escuela española, pues junto con el inglés y la lengua llevan de cabeza a muchos de mis alumnos. Tanto es así que las leyes educativas de este país viven empeñadas en aupar esas tres disciplinas (a los demás, que nos den).


Toda una incógnita, quizá esta impopularidad matemática se deba a la orientación que han tenido siempre: una cosa abstracta que nadie entiende y que sólo sirve para engordar nuestros quebraderos de cabeza. Sobran ejercicios (¿Ustedes saben la de cantidad de cuadernos que he llenado con funciones, límites y asíntotas?) y falta una mayor visibilidad e interiorización de su faceta más humana.
Las matemáticas, además de ser una herramienta que nos permite saber a cuánto ascenderá la mensualidad de la hipoteca, también nos explican de dónde vienen las formas de los objetos, cómo dibujar los patrones de un traje, cuál es la mejor posición para propinar un derechazo, cómo se ordena el tiempo, para calcular el cambio de moneda mientras viajamos o para entender cómo funciona el dichoso algoritmo de feisbuq (un despropósito últimamente).


Probablemente unas mentes estén más preparadas que otras para comprender tanta raíz cuadrada y tanto logaritmo, y también es cierto que quien la tenga necesita ánimos para desarrollarla. Eso es de lo que nos habla el Cuenta conmigo de Miguel Tanco (editorial Libre Albedrío), un álbum muy simpático (como casi todos los de este artista) que nos habla de una niña con una desmedida pasión por el universo matemático.
En un principio ella se considera rara (que te gusten las mates no es nada común, nada que ver con la pintura o el tenis), pero conforme vamos pasando las páginas, empieza a desarrollar sus capacidades, nos empieza a enseñar la relación de que el álgebra, el cálculo o la geometría están en nuestras vidas.
Un librito muy simpático que ya pueden regalar a los futuros matemáticos.


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