domingo, 18 de octubre de 2020

Oda al bolígrafo


Si los bolígrafos hablaran, probablemente más de uno nos moriríamos de vergüenza. No sólo por los errores cometidos durante la escritura, sino por las barbaridades a las que le damos forma mientras nos evadimos sobre esas últimas páginas de los cuadernos y en las que, como un reducto de lo secreto, exponemos nuestros miedos y deseos. 
Pero no teman. Amigos y confidentes, los bolígrafos son los más leales compañeros. Nunca te delatan ni son esquivos. Están disponibles a cualquier hora para recrearse en las páginas de los diarios, anotar ideas inesperadas, resolver crucigramas o rellenar formularios. 
Lo único malo que tienen los bolígrafos es que no son eternos. Rara costumbre esta, la de hacer historia mientras se van vaciando. 

Convertirse en un buen domador de bolígrafos 
no resulta nada fácil. 
No sólo hay que ser fuerte y muy valiente 
también tienes que escribir a la vez con 
las dos manos 
y saber de memoria 
todas las letras de 
la palabra hipopotomonstrosesquipedaliofobia 

*** 

Estimado señor: 
Es usted un pequeño tonto. 
Es usted un idiota mediano. 
Es usted un gran imbécil. 
Firmado: 
El bolígrafo enmascarado. 

Javier González. 
Domadores de bolígrafos y Cuando nadie se atreve. 
En: El bolígrafo enmascarado. 
Ilustraciones de Eva Rodríguez Góngora. 
Ganador del XII Premio de Poesía para niños El príncipe preguntón. 
2020. Publicaciones de la Diputación de Granada: Granada.



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