martes, 5 de enero de 2021

Envolviendo regalos


Seguramente hoy es el día que más papel se utiliza en toda España. Y no precisamente para escribir cartas de amor ni deseos sobre los tanzaku que se cuelgan del bambú para celebrar el Tanabata. Tampoco tiene que ver con nada mucho más mundano (ya saben del papel que tiene la celulosa sobre nuestras secreciones nasales). La cosa es que hay que envolver cientos, miles de regalos (por si no lo sabían esta noche vienen los reyes magos). 


No se crean que es una cuestión baladí, pues más de uno -entre los que me incluyo- da mucha importancia al envoltorio (las texturas naturales y los patrones sencillos son mi debilidad), la forma de hacerlo (a veces hay que poner sesera y obviar la siempre socorrida caja de cartón) y los detallicos que se incluyen, para darle una miaja de alegría al asunto. Y no se vayan a pensar que en el exceso está el buen gusto (de eso nanai), pues con un trozo de papel de seda y un poco de bramante se puede hacer algo con mucha elegancia y finura. 


Si además de los materiales, el encargado del trabajo tiene maña, paciencia y vista, el resultado será sobresaliente (¡Que levante la mano quien disfrute más envolviéndolos que comprándolos!), más que nada porque el envoltorio se adaptará a las dimensiones (no soporto que quede holgado o que parezca un churro, para eso es mejor comprar una bolsa de regalo y chimpún) y destacará sobre el resto de bultos que se amontonan debajo del árbol. 
Pónganse como quieran, ahí no cedo ni un milímetro. Si tienen menos destreza que un pato y ponen ínfimo interés, no tienen nada que hacer con un servidor. Es preferible claudicar ante su torpeza y presentarse con el presente en la mano (nunca cabizbajos, que lo que cuenta es el detalle y el cariño profesado), que para talar árboles y darle candela al efecto invernadero, es más que innecesario gastarse los cuartos. 


Admítanlo, no todos somos capaces de presentar los obsequios como es debido, por ello es que les traigo un libro extraordinario que les puede ayudar con esa dichosa tarea: Cómo envolver un regalo en 10 pasos, de mi admirado Pepe Serrano (descúbranlo porque es un tipo con mucho que contar y con un humor desorbitado) y el siempre genial Guridi, Raúl Nieto para los conocidos.
Publicado hace unos años por la editorial zaragozana Apila, este libro nos presenta una manera muy sui generis de empapelar un regalo, sobre todo porque además de beber del sinsentido, ahonda en la forma de desbordar con la imaginación cualquier acción cotidiana, algo que siempre encanta a cualquier monstruo (y si no, es que no se merece estar en este antro de seres LIJeros). 
Lleno de dinamismo (es de lectura ágil), no sólo narra, sino que predispone a la interacción con el lector, a ir y venir dentro del libro, a hurgar en los detalles del texto y las ilustraciones (me encantan los guiños científicos y el collage con papeles de regalo), a jugar con la propia historia, a sumergirse en ella. Tanto es así que incluso les invita a regalar este libro, una idea magnífica en este día previo a la llegada de sus majestades.

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