Para no bajarme de ese carro de insatisfacción del que hago gala durante todo el año, este último día de diciembre les seguiré propinando con ciertas objecciones, entre otras cosas para no perder las buenas costumbres...
Termina un año y empieza a girar otro, aunque si les soy sincero, para mí el tiempo continua, no se reutiliza, recicla o recupera (léanse las tres erres del tratamiento de residuos), solemne estupidez esta con la que nos tienen sorbido el seso todas las cadenas, y no precisamente la del váter, esa y única que todo lo desecha de manera solemne y eficaz. Ya saben ustedes -les considero enormemente inteligentes- que eso de caer en la repetición no es muy loable, la verdad. Se prefiere mirar adelante y abandonar esas carreras a modo de hámster con las que solemos drogarnos a diario. Si el año comienza, que comience, la cuestión no es andar en círculos (o elipses), que para eso ya está la Tierra orbitando alrededor del Sol.
Respecto a esa recomendación que nos hacen desde todos los púlpitos soberanos sobre examinar los trescientos sesenta y cinco días que hemos dejado atrás y valorar lo vivido, no sé si suspirar o emitir una sonora carcajada. Mejor ni lo pensemos, podríamos sufrir un telele de los malos y pasar la Nochevieja en manos de los matasanos, en los cuidados psiquiátricos o en casa de alguna abuela con ganas de cebar a cualquier incauto.
Y por dar el punto final a esta entrada de hoy, tan dicharachera y tajante, les dejo con un álbum ilustrado cíclico (algunos preferirían en término circular) gracias a Svjetlan Junakovic. Sin duda, A mi manera. Una historia de zapatos (Saga editorial) es de lo mejorcito del año -lo bueno se hace esperar- en cuanto a calidad literaria y artística. Una historia con principio y fin, sencillez, notas de tristeza, bastante sorna y mucha calidez. Como la vida misma.
P.D. 1: Espero verles por aquí el año próximo, ese 2010 que seguro nos regalará decenas de buenos libros, noticias muy agradables y no tan agradables, trabajo, mucho trabajo para todos los que sufrimos esta España, y salud (no se olviden de esto último...).
P.D. 2: ¡Y gracias! ¡Gracias por su tiempo y atención!
Román, te veo fuerte y tajante en este final/comienzo de año.
ResponderEliminarSeguro que en 2010 seguiremos leyendo tus insatisfacciones y tus magníficas reseñas de libros ilustrados.
Un saludo
Te deseamos piedras en los zapatos que alivien la montonía de tu caminar este 2010. Y salud, claro.
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