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miércoles, 30 de abril de 2025

¿Cartas o correo electrónico?


Con esto del apagón y dejando a un lado los tejemanejes entre política y multinacionales energéticas, me ha dado por pensar en lo mucho que ha cambiado la vida durante las últimas décadas, sobre todo a nivel comunicativo.
Aunque la televisión lleva haciendo mella en la sociedad desde hace más tiempo, no es hasta la llegada de las redes sociales cuando vemos que la tecnología se ha inmiscuido en nuestra forma de relacionarnos de una forma obscena e impune. Algo que aumentó exponencialmente con la llegada de los smartphones hace poco menos de quince años.


“¿Y hasta entonces que hacíais? ¿Cómo conocíais gente de otros sitios?” Me preguntó un alumno. Y a mí se me vinieron a la cabeza las secciones de periódicos y revistas en las que niños y jóvenes buscaban relacionarse con gente de otras zonas de España o del mundo. Explicaban sus gustos, aficiones e inquietudes. Si encontrabas coincidencias, les escribías una carta y ellos te respondían. Y así, ad infinitum.
Si bien es cierto que yo nunca utilicé esa vía, sí he de decir que siempre me ha gustado escribir cartas y he mantenido relaciones bastante fluidas por carta con algunas personas durante mi infancia y juventud. De hecho todavía guardo una caja de zapatos llena de aquellas misivas. Ya sé que no eran tan inmediatas como las actuales, pero sí más personales, algo que responde a su materialidad. Definitivamente, no hay color.
Pensándolo bien, gracias a las cartas físicas, hemos podido conservar y estudiar numerosas cuestiones. Históricas, científicas, sociológicas… El tipo de papel, la tinta utilizada, la caligrafía del autor, elementos incluídos en ellas como dibujos, fotografías o pétalos de rosa, nos vierten mucha información de la que hoy día prescindimos con el e-mail.


Y dándole vueltas al asunto, acabo de acordarme de Murdo, el personaje de Alex Cousseau y Éva Offredo, y la segunda parte de sus peripecias. Si la primera entrega estaba dedicada a los sueños, la nueva tiene que ver con el maravilloso mundo de las cartas.
Publicado por Librooks y con el subtítulo de Una investigación postal disparatada, el yeti más encantador de la literatura, se monta una historia de lo más rocambolesca gracias a un buzón de correos. Si bien es cierto que al principio no sucede nada, al tercer día empiezan a aparecer respuestas anónimas y Murdo empezará con sus pesquisas. Tras pedirle ayuda a un sinfín de amigos, todo empieza a enmarañarse y los lectores, además de pasarlo en grande, nos vemos inmersos en un enjambre de personajes, idas y venidas. ¿Averiguaremos quién le envía esas cartas misteriosas a Murdo?


Haciendo gala del lenguaje epistolar (y que tanta falta nos sigue haciendo en los correos electrónicos aunque prescindamos del físico), este álbum que ya he incluido en esta gran selección de cartas y carteros en la LIJ, nos deja embelesados, no solo por lo surrealista, sino por lo poético de un universo que unifica (¡Y ojo porque no he dicho “reúne”!) belleza y humor.
De las ilustraciones, poco más que añadir respecto a las del primer volumen. Son sencillamente maravillosas, aunque esta vez se dedican a ahondar en ese imaginario de sellos, timbres, postales, sobres y matasellos que tanto se necesitan recordar.
Quizá, lo más novedoso de esta entrega sea la presencia de Sherlock X y sus paréntesis a lo largo de los 56 episodios que configuran este álbum, ya que además de servir como trama secundaria y ayudar en el juego de pistas, se asemeja a las cortinillas textuales que irrumpían en la narrativa del cine mudo y servían como descanso visual.
Léanlo y anímense a escribir cartas a sus amigos, el amante de turno o un desconocido.

4 comentarios:

  1. Your style is really unique in comparison to other people...AO

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