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viernes, 5 de diciembre de 2008

Puntos


Esta semana (laboral) ha llegado a su fin. Algunas veces, cuando algo es tedioso e insufrible y se acerca el fin, suspiramos de alivio y el horizonte se amplía. Otras, las menos, deseamos con intensidad que algo con lo que disfrutamos enormemente, nunca termine. Existen finales para todos los gustos: con lágrimas, de sonora carcajada o de indiferencia. Unos presagian nuevas situaciones, ansiados encuentros, y otros dan el campanazo final a esa página de nuestra vida. Por lo general, somos bastante exigentes con los finales. Por extraño que parezca, si el final es de esta o aquella manera, de esa o aquella manera valoramos todo el proceso, como ejemplo, un libro: si el final es triste, el resto de las páginas también lo son aunque la novela nos llene de amplias sonrisas.Pese a todos los principios, todos los comienzos, y a lo tajante de mi persona, soy de los que prefieren los puntos seguidos o los puntos y aparte. Los finales tampoco están mal, pero la mayor parte de las veces, nos incitan a olvidar, a separarnos, abandonar y aparcar. Por ello, el de hoy es un punto y seguido hasta la próxima semana. Es un punto de color rojo. Un punto rojo.

Una caja un poco loca y un punto rojo. […]
Seis sierras ruidosas y un punto rojo. […]
Ocho pompas de papel y un punto rojo. […]
[…] Diez serpentinas ensortijadas y un punto rojo.

Puedes encontrar todo esto y mucho más en un libro-álbum excelente de David A. Carter. Uno de los mejores ejemplos actuales del “pop-up”. Y punto.

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