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jueves, 25 de diciembre de 2008

Un villancico y un libro


Después de estos días de trabajo, exámenes, correcciones, prisas y demás quehaceres, por fin ha llegado la navidad. No se si emborracharme hasta la perder la consciencia o alejarme del mundanal ruido, tomar un buen libro entre las manos y aislarme de mi otro yo. Creo que haré caso a mi ángel de la guarda e intentaré ser menos extremista, de modo que pueda compaginar ambas facetas de mi idéntica persona.
Creo que ha llegado el momento de coger la pandereta y cantar eso tan manchego de:

Que le corten al águila el pico,
al gato las uñas,
al buey las pezuña,
y la cola al ratón.
¡Que dichoso es el mundo
que ha nacido Dios!

Y si no tienen zambomba ni son capaces de entonar los anteriores renglones con un mínimo de ritmo, deberán conformarse con un cuento de bandera navideña, y para ello, déjenme recomendarles un título exquisito que, alejándose de todo misticismo y mensaje religioso (o casi), nos aproxima a una historia familiar, de una sencillez y factura impecables y con un gran transfondo humano, tan necesitado en estos tiempos que corren, donde la escasez de recursos económicos y la calidez familiar han abandonado a la sociedad. Lean La mejor navidad, del extraordinario Chih-Yuan Chen, y dejen que su corazón se alimente de las bellas historias que guarda el mundo en cualquiera de sus recovecos.

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