Entre mis recuerdos de la infancia, guardo algunos referidos a los cuentos populares de mi tierra. No es que mi familia se dedique a emular a los hermanos Grimm, pero sí tenemos afición por adquirir publicaciones de índole local/provincial, entre las que contamos con ciertos libros de cuentos populares albaceteños, incluso uno de ellos reúne versiones en cómic de estas narraciones… Recuerdo que pasaba página tras página, cuento tras cuento, buscando similitudes entre las historias, pequeñas variaciones en los relatos, en aquellas palabras recogidas de la tradición oral.
A muchos les puede parecer una tarea vana, pero lo cierto es que las grandes colecciones de cuentos populares se hicieron así, recorriendo tortuosos caminos escondidos en las sierras, llamando de puerta en puerta, apuntando las palabras viejas que iba moldeando el tiempo, todos ellos quehaceres propios de la antropología cultural y la etnología.
Por lo que se comenta en las librerías y otros centros bibliófilos, uno de los primeros puestos sobre el podium de “los libros más vendidos” durante las pasadas navidades, lo ostenta el Libro de los monstruos españoles (Ana Cristina Herreros, editorial Siruela), y como bienmandado que soy (por ustedes lo que haga falta), fui a la caza del mismo, y lo cierto es que me costó dar con él… Aunque de gran formato, el libro no es muy ambicioso, pero sí bastante correcto (me esperaba una profundización mayor en esto de la “monstruosidad” literaria española, quizá más académica, pero a falta de pan…). La autora sigue un esquema sencillo en el que, acompañada de las ilustraciones de Jesús Gabán, realiza una descripción de cada monstruo a la que le sigue un par de cuentos escogidos de modo ilustrativo.
Para despedirme, atreverme a recomendarlo, porque me temo que detrás del mismo hay una dura labor de documentación que no le viene nada mal a todos los maestros y padres de este país. ¡Y que vivan los monstruos!
A muchos les puede parecer una tarea vana, pero lo cierto es que las grandes colecciones de cuentos populares se hicieron así, recorriendo tortuosos caminos escondidos en las sierras, llamando de puerta en puerta, apuntando las palabras viejas que iba moldeando el tiempo, todos ellos quehaceres propios de la antropología cultural y la etnología.
Por lo que se comenta en las librerías y otros centros bibliófilos, uno de los primeros puestos sobre el podium de “los libros más vendidos” durante las pasadas navidades, lo ostenta el Libro de los monstruos españoles (Ana Cristina Herreros, editorial Siruela), y como bienmandado que soy (por ustedes lo que haga falta), fui a la caza del mismo, y lo cierto es que me costó dar con él… Aunque de gran formato, el libro no es muy ambicioso, pero sí bastante correcto (me esperaba una profundización mayor en esto de la “monstruosidad” literaria española, quizá más académica, pero a falta de pan…). La autora sigue un esquema sencillo en el que, acompañada de las ilustraciones de Jesús Gabán, realiza una descripción de cada monstruo a la que le sigue un par de cuentos escogidos de modo ilustrativo.
Para despedirme, atreverme a recomendarlo, porque me temo que detrás del mismo hay una dura labor de documentación que no le viene nada mal a todos los maestros y padres de este país. ¡Y que vivan los monstruos!
He escuchado a Ana Herreros contar cuentos en vivo y en directo. Es una GRAN cuentacuentos. Su mundo es la palabra, la acción, la vocación. Recopilar es recuperar nuestra memoria. Creo que su labor es magnífica. Estamos perdiendo nuestra tradición oral. Ésa que fue el fundamento de nuestra cultura. Lo que congregaba a las familias y a los vecinos. En fin. Me pongo melancólica.
ResponderEliminarUn saludito, Miriam