Tengo cierta amiga, muy activista ella (¿o debería decir integrista?), una ecologista convencida con muchos años de lucha en su lomo. Creo que si se lo propusieran, se iría encantada a matar “gringos” a la selva amazónica (creo que así llaman por esa zona al hombre blanco, si no es así, que alguien me rectifique). Y es que “mi” Ascen, es mucha Ascen, lo malo de ella es que lleva este asunto conservacionista al extremo (a veces hay que hacerlo así, no hay otra manera…), y si por ella fuese, el césped no existiría y todos los parques sería dehesas llenas de cardos a cada cual más pinchoso.
Lejos de tanta coña marinera, creo que la Tierra ya ha sufrido bastante con nuestras idas y venidas, y que va siendo hora de que dejemos de derrochar (¡hombres y mujeres de buena voluntad, aprovechad la crisis financiera internacional para acabar con este régimen capitalista y consumista que daña tanto a nuestro planeta!)… Yo siempre lo digo: mis moqueros de algodón fino son de lo más útiles y ecológicos, pero todos/as se mofan de lo “antiestético” que resulta frente a un buen Kleenex® de suave tacto celulósico y buen tajo arborícola. Así que, mencionando aquello de “lo que nos hace falta es una buena guerra”, me despido hasta mañana con el Animalario universal del profesor Revillod, de Javier Sáez Castán y Miguel Murugarren, un buen catálogo de seres y estares (vean el guiño al desaparecido grupo de pop El último de la fila) perteneciente a la fauna real e imaginaria de este planeta sufrido.
Lejos de tanta coña marinera, creo que la Tierra ya ha sufrido bastante con nuestras idas y venidas, y que va siendo hora de que dejemos de derrochar (¡hombres y mujeres de buena voluntad, aprovechad la crisis financiera internacional para acabar con este régimen capitalista y consumista que daña tanto a nuestro planeta!)… Yo siempre lo digo: mis moqueros de algodón fino son de lo más útiles y ecológicos, pero todos/as se mofan de lo “antiestético” que resulta frente a un buen Kleenex® de suave tacto celulósico y buen tajo arborícola. Así que, mencionando aquello de “lo que nos hace falta es una buena guerra”, me despido hasta mañana con el Animalario universal del profesor Revillod, de Javier Sáez Castán y Miguel Murugarren, un buen catálogo de seres y estares (vean el guiño al desaparecido grupo de pop El último de la fila) perteneciente a la fauna real e imaginaria de este planeta sufrido.
Pues he tenido oportunidad de hojear el librito y me parece super divertido y entretenido. Aunque a mi parecer es muy chico pero me encantó sobre todo por la dinámica, los animales resultan chistosísimos.
ResponderEliminarY bueno, si se anima tu amiga yo me sumo a lo de la selva amazónica, jaja. Si, se les llama gringos, pero no solo a los de ese lugar. Yo vivo en Ciudad Juárez (frontera norte de México) y a los del otro lado (USA) así se les dice.Bueno, se les dice más feo pero no profundicemos en el asunto que no es ocasión.
Saludos.