La pasada semana me dediqué a la metonimia y les puedo asegurar que acabé mareado… El caso es que uno sufre de crisis existenciales si atiende a los desacuerdos entre los dos mundos teóricos entre los que se mueve: el de la pedagogía y la literatura infantil. Resulta que el constructivismo está en crisis y los libros subversivos son un valor en alza. ¡Así cualquiera no sufre de males tan repentinos…!
Les explico: los docentes están hasta el gorro de nuevos avances didácticos. Que si a Fulano se le ha ocurrido la evaluación de las competencias básicas, que si Mengano ha tenido la magnífica idea de enseñar a aprender, o que al Espíritu Santo le ha dado por iluminar a Zutano respecto al asunto de las actividades motivadoras… Así nos va: batacazo tras batacazo, los maestros, lo que pillamos es una depresión… Aunque algunos apuesten por las alambradas electrificadas y los métodos de tortura, yo sigo diciendo que un poco de respeto lo cura todo, desde las desmotivaciones hasta las payasadas a contratiempo. Lo peor de todo es cuando me pongo a pensar en esa LIJ que defiendo tanto, esa literatura que aboga por los cortes de manga al adulto, donde la alegría lo envuelve todo, donde las reglas se quebrantan cada dos por tres, esa literatura subversiva que tanto ha hecho disfrutar a muchos… Vamos, que lo uno y lo otro no casan… Así estoy yo: desquiciado… Lo peor de todo es que, cuando ayer me enteré gracias al blog amigo “Literatura Juvenil Actual” de que la novísima versión cinematográfica de Donde viven los monstruos ha sido “censurada” a la espera de un nuevo montaje en el que se eliminen escenas que hicieron llorar a varios niños en los pases promocionales, estoy al borde del patatús.
Así que, amigos y amigas, no piensen mucho en los encontronazos de este tipo ya que tienen serias contraindicaciones…
Les explico: los docentes están hasta el gorro de nuevos avances didácticos. Que si a Fulano se le ha ocurrido la evaluación de las competencias básicas, que si Mengano ha tenido la magnífica idea de enseñar a aprender, o que al Espíritu Santo le ha dado por iluminar a Zutano respecto al asunto de las actividades motivadoras… Así nos va: batacazo tras batacazo, los maestros, lo que pillamos es una depresión… Aunque algunos apuesten por las alambradas electrificadas y los métodos de tortura, yo sigo diciendo que un poco de respeto lo cura todo, desde las desmotivaciones hasta las payasadas a contratiempo. Lo peor de todo es cuando me pongo a pensar en esa LIJ que defiendo tanto, esa literatura que aboga por los cortes de manga al adulto, donde la alegría lo envuelve todo, donde las reglas se quebrantan cada dos por tres, esa literatura subversiva que tanto ha hecho disfrutar a muchos… Vamos, que lo uno y lo otro no casan… Así estoy yo: desquiciado… Lo peor de todo es que, cuando ayer me enteré gracias al blog amigo “Literatura Juvenil Actual” de que la novísima versión cinematográfica de Donde viven los monstruos ha sido “censurada” a la espera de un nuevo montaje en el que se eliminen escenas que hicieron llorar a varios niños en los pases promocionales, estoy al borde del patatús.
Así que, amigos y amigas, no piensen mucho en los encontronazos de este tipo ya que tienen serias contraindicaciones…
N.B.: Si quieres echarle un vistazo al trailer pincha en la siguiente dirección (es el de mejor calidad que he encontrado):
No puedo creerlo! O sí, en realidad sí. Hace unos días, un autor amigo me comentaba que en una charla con niños y padres se vio obligado a responder a una madre que le exigía que aclarase que los fantasmas no existen. Después de eso, el pobre hombre, ya no sabía si seguir hablando, pues todos sus relatos involucraban - a Dios gracias - la fantasía.
ResponderEliminar¿Por qué tanto miedo a la imaginación? ¿Por que ese temor a los sentimientos? Quizás los adultos deberían volver a leer como cuando eran niños. Sin tanto prejuicio, ni tanto análisis. Disfruten! Se lo están perdiendo!!!!
La peli no me la pierdo, y ojalá me haga llorar!
ResponderEliminarApuesto a que Sendak no hizo un "pase previo" para su (provocador) libro. Me pregunto lo que opinará de la "dulcificación" de la película.
ResponderEliminarEn fin, vivir para ver.