Aunque uno esté de vueltas de todo, hay idas y hay venidas… Regresar a la realidad, la vuelta al cole, el retorno a los quehaceres laborales y el retroceso a la rutina, son recorridos que no me encandilan en absoluto. A pesar de ello, cabe decir que tengo muchos diretes que contarles acerca de los días pasados, jornadas de mucho trajín y poca seriedad, sobre todo vespertina…: los clásicos viajes en los coches de choque, el tradicional atraco de la berenjena, miguelitos de los buenos y de los malos, ¿qué me ferio este año?, mira esa panda de indeseables, ¡y si no aquella otra de aziguatos!, besos por aquí, besos por allá, mi primo es capaz de beberse el caudal de Río Tajo en forma de mojito (cosa harto difícil, créanme… cómo el año que viene los aderecen con más hielo tendremos que inyectarnos ácido sulfúrico por vía intravenosa para no ser conscientes de los precios estratosféricos que han llegado a alcanzar los bocatas de guarra), me han comentado que el año que viene los adoquines que pavimentan el recinto van a ser comestibles, me ha dicho un pajarito que no me quieres saludar por lo escandalosamente guapo que estoy, perdona pero se me ha caído una lentilla en el suelo de los baños y hemos tenido que llamar a los bomberos, ¡qué fea es esa!, ¿has visto las berzas que luce la rubia de amarillo?, sois un poco cerdos, te echo de menos, saca el paraguas que me he venido en bragas...
Si me lo propusiera, sería capaz de hilar una historia de cada una de las tontunas precedentes, ya saben que poseo una ilimitada imaginación (cualidad humana que defiende el libro de hoy, Mis historias perdidas, de Xan López Domínguez -Libros del zorro rojo- a la hora de crear obras de creación literaria) para todo aquello que reciba el adjetivo “inútil”, pero supongo que con la enumeración les bastará para caer en lo desastroso de las fiestas patronales… Y en la mucha alegría que en ellas se destilan.
Si me lo propusiera, sería capaz de hilar una historia de cada una de las tontunas precedentes, ya saben que poseo una ilimitada imaginación (cualidad humana que defiende el libro de hoy, Mis historias perdidas, de Xan López Domínguez -Libros del zorro rojo- a la hora de crear obras de creación literaria) para todo aquello que reciba el adjetivo “inútil”, pero supongo que con la enumeración les bastará para caer en lo desastroso de las fiestas patronales… Y en la mucha alegría que en ellas se destilan.
Román de nuevo estamos aquí, y ya veo que aprovechaste bien la feria, pero sin olvidar tus libros. Ya nos sorprenderás en el inicio del nuevo curso. Saludos, Amparo
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