Como muchos jueves queda dedicado este espacio a la viñeta y el bocadillo, hoy, 12 de noviembre, le llega el turno al cómic patrio de la mano de los imposibles Mortadelo y Filemón. En un alarde de sinceridad les confieso que en mi niñez no fueron de mis personajes favoritos pero, conforme fui creciendo y conociendo adeptos de sus historietas, pasaron a ser una especie de necesidad nacional. A muchos, las pifias de estos agentes especiales, les pueden parecer chorradas, mamarrachadas e incluso humor clásico que provoca fácil carcajada, pero déjenme decirles que tras los disfraces del ocurrente Mortadelo y la estúpida sensatez de Filemón, se encierra una estupenda crítica social a esta España, a cualquier a de las Españas que delimitan nuestras fronteras. Detrás de cualquier evento de rabiosa actualidad están los dos agentes de la T.I.A., ¿capitaneados? ¿dirigidos? por el malhumorado Súper, nulo representante de la autoridad, que pretenden resolver cualquier problema transformándolo en otro de mayor envergadura, sobre todo para él mismo que siempre sale malparado al final de cada historieta mientras sus subordinados se esconden en los parajes más recónditos del planeta. Si a éstos añadimos la suficiencia investigadora del Profesor Bacterio (¡Cuánto es el rencor que le guarda Mortadelo a tenor de su calvicie!), la calidez humana de Ofelia (¿Nos reímos?) y la aparición de la curvilínea Irma, nos queda darle las gracias a la pluma de Francisco Ibáñez (su creador allá por 1958), que no sólo nos ha regalado buenas dosis de terapia abdominal a base de cientos de risas, sino también por procurarle al mundo del tebeo unos héroes de bandera grana y oro.
¿Te imaginas un número especial sobre la trama Gürtel? Por cierto hoy he leído en EL Jueves (fuente inagotable de sabiduría) que Gürtel significa correa en Alemán. La verdad es que los que ponen los nombres a las tramas corruptasy mafiosas parecen sacados de la T.I.A.En fin, sigo mandándote saludos, como siempre, Amparo
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