Dado que muchos se extrañan de que un servidor no reseñe muchas obras de Rébecca Dautremer (tengo mis razones, no confundamos la velocidad con el tocino…), hoy les traigo una historia ilustrada por ella –y que por cierto, me encanta-, pero antes, las razones… La Dautremer, conocidísima ella (ha vendido más libros que aceitunas hay en Jaén), es una gran ilustradora, de eso no me cabe la menor duda -utiliza el lenguaje cinematográfico y la escena como nadie, alcanza texturas imposibles, movimientos elegantes, y es muy eficaz a la hora de aproximarse al lector infantil-, pero detesto profundamente que cope el mercado de una forma casi invasora, ya que desde hace unos años a esta parte, todas las librerías están plagadas de “merchandising” de Princesas olvidadas o desconocidas, secuelas de Nasrudín o novedades suyas que pasan a la historia sin pena, ni gloria. No creo que se deba a una vena recaudatoria de la artista, pero sí tendrá su origen en la sobreexplotación comercial que de su trabajo hacen “sus” editoriales, cosa sobre la que debería recapacitar, más que nada porque la clara orientación mercantilista que hoy en día se hace de cualquier producto de consumo provoca un éxito veloz, pero también un declive igual de estrepitoso, que a veces se hace acompañar de crudo olvido, feo asunto para una creadora de su talla, capaz de engrosar las filas de los mejores ilustradores de este siglo XXI.
Y para que no todo sea cal viva, de esa que levanta llagas, ahí lanzo mi sugerencia de lectura a favor de Thaï-Marc Le Thanh y la previamente desollada Rébecca Dautremer, Cyrano, una particular adaptación del clásico (y casi imperecedero) Cyrano de Bergerac escrito por Edmond Rostand, que, con una estética oriental muy lograda, texto ameno y sencillo, y trágico final, logró atarme al primer vistazo. Y no les cuento más..., únicamente les doy un consejo: amen… Nunca se sabe si al final, como el protagonista de esta historia, tras el paso del tiempo, tras el doloroso silencio, existe recompensa.
Y para que no todo sea cal viva, de esa que levanta llagas, ahí lanzo mi sugerencia de lectura a favor de Thaï-Marc Le Thanh y la previamente desollada Rébecca Dautremer, Cyrano, una particular adaptación del clásico (y casi imperecedero) Cyrano de Bergerac escrito por Edmond Rostand, que, con una estética oriental muy lograda, texto ameno y sencillo, y trágico final, logró atarme al primer vistazo. Y no les cuento más..., únicamente les doy un consejo: amen… Nunca se sabe si al final, como el protagonista de esta historia, tras el paso del tiempo, tras el doloroso silencio, existe recompensa.
Me gusta mucho tu blog, es inspirador la verdad, y es muy bueno que reseñes los libros infantiles, me ayuda a conocer más tambien. Saludos y mucho éxito!
ResponderEliminarLo malo no es Rebecca y su trabajo (ni mucho menos), ni tan siquiera toda la empresa de productos que se ha generado a su alrededor. Creo que lo peor es la escuela que está creando. Ya he encontrado varios álbumes con la misma estética y creo que estamos en el principio de lo que va a venir. Ojalá me equivoque. La ilustración en el álbum ilustrado creo que nunca conoció un momento como el actual, con mucha producción, con libros que son resultado de investigación, pruebas, apuestas... Con cinco Rebeccascopan el mercado de pastel y tonos rosados y moledeados a las pupilas y adiós a la variedad, al descubrimiento, al riesgo, a la sorpresa. Rebecca Dautremer, se puede convertir en un McDonalds de la ilustración, con miles de franquicias por todas las editoriales.
ResponderEliminar¿Gustos comunes? No. Más grave. Política de producción editorial. Explotar un producto, una línea sin límite, aunque signifique la saturación y olvido del mismo. Ya encontrarán otro.