Les explico este viernes lo que no les explique el pasado: puesto que este año se conmemora el centenario del nacimiento de Miguel Hernández, un servidor ha decidido incluir sus poemas aquí los viernes de este marzo (ya di mis razones de por qué lo hago este mes) como tributo al genio de este.
La figura de Miguel Hernández ha dado lugar a muchas lecturas, desde aquellos que lo han calificado de poeta paleto (¡Cuánto es el orgullo del clasismo!), hasta los que lo enarbolan como bandera del comunismo y la lucha obrera (¡Cuánta es la osadía de los políticos!). Todos enjuiciamos deliberadamente, el primero yo, pecador, que sigo pensando que don Miguel era uno con mucha humanidad, un pastor de ovejas, un pastor de ideas, un pastor de palabras.
Y para que no se fíen tan alegremente de mi, les dejo que opinen de sus versos con propio criterio.
La figura de Miguel Hernández ha dado lugar a muchas lecturas, desde aquellos que lo han calificado de poeta paleto (¡Cuánto es el orgullo del clasismo!), hasta los que lo enarbolan como bandera del comunismo y la lucha obrera (¡Cuánta es la osadía de los políticos!). Todos enjuiciamos deliberadamente, el primero yo, pecador, que sigo pensando que don Miguel era uno con mucha humanidad, un pastor de ovejas, un pastor de ideas, un pastor de palabras.
Y para que no se fíen tan alegremente de mi, les dejo que opinen de sus versos con propio criterio.
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabie de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabie de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
Miguel Hernández.
Las abarcas desiertas.
En: Corazón alado. Antología poética.
Selección de Juan Ramón Torregrosa.
Ilustraciones de Jesús Gabán (también autor de la imagen que acompaña esta entrada).
2010. Barcelona: Vicens Vives.
Las abarcas desiertas.
En: Corazón alado. Antología poética.
Selección de Juan Ramón Torregrosa.
Ilustraciones de Jesús Gabán (también autor de la imagen que acompaña esta entrada).
2010. Barcelona: Vicens Vives.
Me gusta mucho Miguel Hernández. He de decir que estuvo encarcelado junto al abuelo de mi marido, y que según le dijo este "escondieron juntos un libro bajo el suelo de la celda en la que estaban".
ResponderEliminarYa no sé si es cierto o no eso, pero sí que estuvieron juntos.
En fin, las circunstancias de un momento dado.
Enhorabuena por el blog
Todos formamos parte de la historia... incluso los que leemos.
ResponderEliminarGracias por el comentario y la nota biográfica, tanto tuya, como de Miguel.