Ya que me he pasado el fin de semana escuchando todo tipo de propaganda y comentarios referidos a la efeméride de hoy, he tomado la decisión, por muy mal que les parezca a mis seguidoras, de no celebrar este día de la mujer... ¡Y ojo con faltar!... Aunque pensándolo despacito no estaría de más tacharme de machista o misógino (palabra esta con una etimología preciosa, nada que ver con la de exabruptos y patadas que muchas feministas echan por la boca con tal de buscarse un hueco entre este infierno de varones) la cuestión es que me califiquen… Y no crean que me amedrento, sino que me consuelo de lleno y siéntome dichoso de no haber celebrado este día, de no haberme ahorcado con una bufanda de color lila y de no haberme paseado en ninguna de las manifestaciones convocadas por todo tipo de plataformas que se dedican a explotar a las mujeres de manera evidente y vergonzante.
Llama la atención constatar lo hipócrita de ciertos discursos, sobre todo los de aquellos que, mientras pasan el tiempo tras el atril hablando de la ablación de clítoris, la trata de blancas y la violencia machista, o hinchando el estómago a base de pesebres institucionales, sus esposas las están pasando canutas en el paritorio, fregando la taza del váter o estirazando de la vida. ¡Y porque no me ha dado por ensañarme con esas mujeres que contratan a otras (con menos suerte, hay que decirlo) por un salario de vergüenza!
Y si han quedado suficientemente cabreados/as con las palabras anteriores, contra todo pronostico les dejo con una cura eficaz (para que a algunos/as se les caiga la baba… no es mi caso puesto que no soy muy partidario de los llamados libros de valores), la titulada Rosa Caramelo, uno de tantos alegatos que Adela Turin y Nella Bosnia han convertido en libros para conseguir equiparar los derechos de la mujer a los del hombre.
Pero ya saben que yo sigo con mi tole-tole…, celebrando, como cualquier día, que comparto adoquines, mesa y tareas con otros como yo, llámense Llanos, Josefas o Antonios.
Banda sonora original: Adrienne. The Calling.
Llama la atención constatar lo hipócrita de ciertos discursos, sobre todo los de aquellos que, mientras pasan el tiempo tras el atril hablando de la ablación de clítoris, la trata de blancas y la violencia machista, o hinchando el estómago a base de pesebres institucionales, sus esposas las están pasando canutas en el paritorio, fregando la taza del váter o estirazando de la vida. ¡Y porque no me ha dado por ensañarme con esas mujeres que contratan a otras (con menos suerte, hay que decirlo) por un salario de vergüenza!
Y si han quedado suficientemente cabreados/as con las palabras anteriores, contra todo pronostico les dejo con una cura eficaz (para que a algunos/as se les caiga la baba… no es mi caso puesto que no soy muy partidario de los llamados libros de valores), la titulada Rosa Caramelo, uno de tantos alegatos que Adela Turin y Nella Bosnia han convertido en libros para conseguir equiparar los derechos de la mujer a los del hombre.
Pero ya saben que yo sigo con mi tole-tole…, celebrando, como cualquier día, que comparto adoquines, mesa y tareas con otros como yo, llámense Llanos, Josefas o Antonios.
Banda sonora original: Adrienne. The Calling.
Contundente. Realista.
ResponderEliminarTal vez algún día no sea necesario celebrar "el dia de..."
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