Está claro que lo del Magreb huele a muerto (con todos mis respetos), pero opinar de algo con tanta chicha se le antoja a uno suculento bocado, previo aviso de que las arengas ajenas hay que pasárselas por el arco del triunfo (no se me vayan a ofender).
Bajo ese manto impune que abriga a los caudillos, estáis vosotros y estamos nosotros, todos aplaudiendo sus decisiones, unos por miedo y otros con silencio. También están ellos, los poderosos, también conocidos como los invisibles, de los que hablaré más tarde si me queda tiempo.
Ni qué decir tiene que el fin de esta vida es vivir. De una forma u otra, pero hacerlo. Por ello, si vemos que algunos viven peor que las ratas, deberíamos plantearnos las razones que tendrán para ello... Si consideramos el patrón social de Marruecos, Túnez, Libia o Egipto, llama nuestra atención los cientos de miles de jóvenes sin oficio ni beneficio que invierten las horas en deambular por avenidas polvorientas buscando algún quehacer que les reporte un dinerillo. Si por otro lado atendemos a la economía, podemos destacar sus paraísos –turísticos, fiscales o petrolíferos-, alguna que otra plantación cannábica, y muchas vueltas de tornillo.
Concluimos por tanto con que en la orilla sur del Mediterráneo se asientan todo tipo de repúblicas bananeras que, con mucho versículo y más oración, se dedican a exprimir al ciudadano, impulsar la emigración (lo que por estos lares nos atañe…) y de paso, joderlo vivo, que es lo que verdaderamente importa.
Sin duda y como Dios manda, todo esto terminará en guerras civiles que, a golpe de cecme y bombas químicas, dejarán vacías las bibliotecas de libros… y niños.
Winter, Jeanette. 2006. La bibliotecaria de Basora. Barcelona: Juventud.
Bajo ese manto impune que abriga a los caudillos, estáis vosotros y estamos nosotros, todos aplaudiendo sus decisiones, unos por miedo y otros con silencio. También están ellos, los poderosos, también conocidos como los invisibles, de los que hablaré más tarde si me queda tiempo.
Ni qué decir tiene que el fin de esta vida es vivir. De una forma u otra, pero hacerlo. Por ello, si vemos que algunos viven peor que las ratas, deberíamos plantearnos las razones que tendrán para ello... Si consideramos el patrón social de Marruecos, Túnez, Libia o Egipto, llama nuestra atención los cientos de miles de jóvenes sin oficio ni beneficio que invierten las horas en deambular por avenidas polvorientas buscando algún quehacer que les reporte un dinerillo. Si por otro lado atendemos a la economía, podemos destacar sus paraísos –turísticos, fiscales o petrolíferos-, alguna que otra plantación cannábica, y muchas vueltas de tornillo.
Concluimos por tanto con que en la orilla sur del Mediterráneo se asientan todo tipo de repúblicas bananeras que, con mucho versículo y más oración, se dedican a exprimir al ciudadano, impulsar la emigración (lo que por estos lares nos atañe…) y de paso, joderlo vivo, que es lo que verdaderamente importa.
Sin duda y como Dios manda, todo esto terminará en guerras civiles que, a golpe de cecme y bombas químicas, dejarán vacías las bibliotecas de libros… y niños.
Winter, Jeanette. 2006. La bibliotecaria de Basora. Barcelona: Juventud.
Me apunté este libro para buscarlo en la biblioteca. Vi en el catálogo on-line que lo tenían y hoy lo he 'rescatado'. Así, literalmente.
ResponderEliminarHacía muchos meses que no íbamos a la biblioteca. Y no por gusto nuestro. Estábamos todos deseando que se presentase el primer hueco para ir. Y ha sido hoy. LLegué, busqué 'La bibliotecaria de Basora' y no estaba en la ubicación, pero aparecía como disponible. La bibliotecaria me ayudó a buscarla, y al cabo de un rato recordó que quizás pudiera estar entre los libros para el expurgo. Volvió en un par de minutos con el libro en la mano. Efectivamente, iba a ser expurgado porque no lo había tomado prestado desde el 2007. Siento que lo hemos rescatado hoy. Tú con tu reseña, y yo acudiendo a la biblioteca a cogerlo... Gracias por la recomendación, me ha gustado el libro y el rescate, Miriam