Nunca he sido partidario de agendas ni dietarios, más que nada porque jamás he necesitado instrumento alguno para recordar qué hacer, qué decir o qué escribir. Siempre me he valido de una memoria que no me ha fallado… hasta ahora. De un tiempo a esta parte, tengo que hacer uso notas, cuadernos y repeticiones para no olvidar las obligaciones y necesidades, cuestión que comienza a preocuparme, sobre todo si atendemos a mi juventud… Sin ir más lejos, el otro día leí algo bastante interesante y no recuerdo dónde… Hagamos un trato: les explico el contenido y una serie de conclusiones que he extraído, a cambio de que me ayuden a encontrar dicho lugar.
El artículo en cuestión hablaba de que muchos de los grandes éxitos literarios (sobre todo referidos a las ventas, como el de la imagen que acompaña a esta noticia) de los últimos años podrían considerarse híbridos entre literatura infantil y literatura adulta canónica. Llamaba la atención sobre el hecho de que muchos de los protagonistas de estas novelas fuesen niños o jóvenes, personajes que casi siempre se mueven entre la inocencia y la curiosidad. También se destacaba que la mayor parte de ellos sufrían una transformación a lo largo de la acción, una especie de crecimiento personal con el que empatiza el lector…
Todo ello es bastante curioso ya que, muchas de estas novelas pueden ser leídas tanto por jóvenes como por adultos sin menoscabo de éxito, de hecho y a un mismo tiempo, la mayoría se transforman en lecturas obligatorias para muchos escolares y son recomendadas en clubes de lectores maduros de medio mundo. De esto podemos extraer dos conclusiones:
a. Las lecturas se democratizan.
b. Dicha democratización se consigue en detrimento de la literatura canónica y a favor de una infantilización en las obras de consumo.
Busquemos razones… Por un lado los “nuevos adultos”, sobre todo aquellos que han nacido y crecido en las urbes, en el asfalto, se han visto privados de la cultura y tradición orales, que inician al niño en la imaginación y proveen al futuro adulto de unas bases emocionales y morales necesarias para acercarse, no sólo al mundo real, sino a la literatura clásica (de hecho muchas editoriales venden sus productos bajo eslóganes como “un cuento de hadas moderno”, cosa que me suena a “Disfrute de placebos morales a edades tardías”).
Por otro lado, el ritmo de vida adulto, los innumerables compromisos laborales, familiares y sociales, necesita una evasión que puede enfocarse hacia la fantasía que destilan ciertos libros: cambiemos la realidad pasando páginas (se extrapola lo que sucede con la ficción televisiva a la ficción literaria).
Enfrente tenemos al joven que consume libros con ligeras dosis de alto voltaje que unos ven apropiadas para iniciarse en nuevas formas de vivir, y otros, consideran inadecuadas para ciertos lectores que todavía viven en una especie de limbo.
El último punto a tratar sería el concepto semiótico. La literatura se sirve de los mismos argumentos que los cuentos clásicos, de hecho, muchas novelas de tomo y lomo son revisiones kilométricas de pequeños relatos, por lo que, leamos una cosa u otra, siempre estamos leyendo la misma historia con matices diferentes. La cuestión es leer lo que nos guste.
Pero…, en realidad ¿aquel artículo decía todo esto o se debe a mi pura invención…? ¡Sólo espero que mi lucidez tampoco me abandone!
El artículo en cuestión hablaba de que muchos de los grandes éxitos literarios (sobre todo referidos a las ventas, como el de la imagen que acompaña a esta noticia) de los últimos años podrían considerarse híbridos entre literatura infantil y literatura adulta canónica. Llamaba la atención sobre el hecho de que muchos de los protagonistas de estas novelas fuesen niños o jóvenes, personajes que casi siempre se mueven entre la inocencia y la curiosidad. También se destacaba que la mayor parte de ellos sufrían una transformación a lo largo de la acción, una especie de crecimiento personal con el que empatiza el lector…
Todo ello es bastante curioso ya que, muchas de estas novelas pueden ser leídas tanto por jóvenes como por adultos sin menoscabo de éxito, de hecho y a un mismo tiempo, la mayoría se transforman en lecturas obligatorias para muchos escolares y son recomendadas en clubes de lectores maduros de medio mundo. De esto podemos extraer dos conclusiones:
a. Las lecturas se democratizan.
b. Dicha democratización se consigue en detrimento de la literatura canónica y a favor de una infantilización en las obras de consumo.
Busquemos razones… Por un lado los “nuevos adultos”, sobre todo aquellos que han nacido y crecido en las urbes, en el asfalto, se han visto privados de la cultura y tradición orales, que inician al niño en la imaginación y proveen al futuro adulto de unas bases emocionales y morales necesarias para acercarse, no sólo al mundo real, sino a la literatura clásica (de hecho muchas editoriales venden sus productos bajo eslóganes como “un cuento de hadas moderno”, cosa que me suena a “Disfrute de placebos morales a edades tardías”).
Por otro lado, el ritmo de vida adulto, los innumerables compromisos laborales, familiares y sociales, necesita una evasión que puede enfocarse hacia la fantasía que destilan ciertos libros: cambiemos la realidad pasando páginas (se extrapola lo que sucede con la ficción televisiva a la ficción literaria).
Enfrente tenemos al joven que consume libros con ligeras dosis de alto voltaje que unos ven apropiadas para iniciarse en nuevas formas de vivir, y otros, consideran inadecuadas para ciertos lectores que todavía viven en una especie de limbo.
El último punto a tratar sería el concepto semiótico. La literatura se sirve de los mismos argumentos que los cuentos clásicos, de hecho, muchas novelas de tomo y lomo son revisiones kilométricas de pequeños relatos, por lo que, leamos una cosa u otra, siempre estamos leyendo la misma historia con matices diferentes. La cuestión es leer lo que nos guste.
Pero…, en realidad ¿aquel artículo decía todo esto o se debe a mi pura invención…? ¡Sólo espero que mi lucidez tampoco me abandone!
Creo que te refieres a esta página, era un artículo que se editó en El País:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/cultura/Crossover/edad/interminable/elpepicul/20110204elpepicul_1/Tes
Por cierto he encontrado un artículo muy interesante en el EP3, se llama ¿FElices 16?. Es un artículo sobre literatura escrita por adolescentes,muy interesante:
http://www.elpais.com/articulo/portada/Lolita/suena/Pete/Doherty/elpepucul/20110304elptenpor_3/Tes.
Un saludo, Amparo
Es que hay que ser feliz leyendo. Sea etiquetado como clásico, ligero, infantil,... No podemos tener prejuicios ni complejos.
ResponderEliminarGracias por la reflexión. Saluditos, Miriam