A lo largo de este fin de semana que nos anuncia una seca primavera -ni a tiros llueve-, he tenido tiempo para pensar en las causas que habrán diezmado los comentarios de este espacio durante los últimos meses… Apuntaba una seguidora que, con total seguridad, se debía a la escasez de polémica… Si bien es cierto que un servidor es bastante mordaz y sabe tocar la fibra sensible de todo aquel incauto que visite estos lares, hace semanas decidí centrarme en la LIJ y dejar apartadas todas las referencias políticas e incandescentes que tanto me gustan, por dos razones que a continuación les argumento.
La primera tiene que ver con la libertad de expresión… A veces no caigo en la cuenta de que muchos de ustedes pueden verse ofendidos con mis palabras, cosa que denoto cuando recibo algún grito malsonante que me hace empalidecer y encomendar mi alma pecadora al Altísimo, no sea que dé con mis huesos en el purgatorio o, lo que es peor, en el patíbulo, sitio muy frecuentado estos días de agitación popular y política, donde un sectarismo efervescente se adueña de todos los círculos sociales, léanse plaza de abastos o clubes de lectura.
En segundo lugar, decir quiero: ¡Mama, quiero ser como el resto de sitios lijeros!... Mientras todos los que vuelcan sus reseñas y noticias de LIJ en la blogesfera ven aumentar sus seguidores y participantes, un servidor se ve relegado a un segundo plano debido a su ¿criticismo?, ¿falta de sensibilidad?... Llámenlo como quieran pero observo que, cuánto más cera se reparte sobre las chepas de autores, ilustradores o editores, más visible es uno, una cuestión de reciprocidad que se acentúa cuando los contenidos se acompañan de clichés, premios varios, temas manidos y cultura de izquierdas (ahora es cuando suena esa de “Los Chichos”… “Libre, libre, quiero ser. Quiero ser, quiero ser libre…”).
Así que, olvidando la polémica que otrora me caracterizó (ja, ja, ja), les dejo con Romeo y Julieta, esa pizca de amor que viene de la mano del enorme Shakespeare y la emergente editorial Casals. Una historia eterna que nos evade de la cola del paro y del poco empleo que se esta creando pese al optimismo de los que llegan y la alegría de los que se van… ¡Manda huevos que siempre paguen los mismos!
En segundo lugar, decir quiero: ¡Mama, quiero ser como el resto de sitios lijeros!... Mientras todos los que vuelcan sus reseñas y noticias de LIJ en la blogesfera ven aumentar sus seguidores y participantes, un servidor se ve relegado a un segundo plano debido a su ¿criticismo?, ¿falta de sensibilidad?... Llámenlo como quieran pero observo que, cuánto más cera se reparte sobre las chepas de autores, ilustradores o editores, más visible es uno, una cuestión de reciprocidad que se acentúa cuando los contenidos se acompañan de clichés, premios varios, temas manidos y cultura de izquierdas (ahora es cuando suena esa de “Los Chichos”… “Libre, libre, quiero ser. Quiero ser, quiero ser libre…”).
Así que, olvidando la polémica que otrora me caracterizó (ja, ja, ja), les dejo con Romeo y Julieta, esa pizca de amor que viene de la mano del enorme Shakespeare y la emergente editorial Casals. Una historia eterna que nos evade de la cola del paro y del poco empleo que se esta creando pese al optimismo de los que llegan y la alegría de los que se van… ¡Manda huevos que siempre paguen los mismos!
Desconozco qué es lo que mueve a las masas de la blogosfera, pero sí sé qué espacios me gusta visitar y por qué... y el tuyo es uno de ellos. Supongo que tus anhelos de movimiento por este circuito se deben principalmente a una humana necesidad de compartir, gustar, intercambiar (lo supongo porque es lo que yo misma siento)... Si es así, me declaro culpable por entrar y salir sin dejar nada a mi paso... Supongo que habrá mucho visitante que también disfrute en discreción y silencio. Así que, ¿por qué querer ser como el resto de sitios lijeros si ya eres un gran sitio lijero? Con más o menos participación, pero con la esencia intacta... yo creo que vale el "sacrificio". Qué chapas me he puesto, ya coooorto.
ResponderEliminarLa verdad que no hace mucho que me di de bruces con este lugar tan original. Aún tengo que releer entradas antiguas que me parecen muy interesantes y ya te dejaré algún comentario más. Un placer seguirte
ResponderEliminarLa verdad es que a mí no me gusta la mezcla de literatura con política. Creo que las opiniones de una cosa no tienen conexión con la otra. Pero tampoco no me importa que sueltes vapor de la olla exprés. Sobre todo porque tu blog es bueno, y porque cada uno somos como somos. A la gente se le aprecia tal cual es, si no estamos "de pose". Yo he buceado bastante en tu blog y he anotado muchos libros para buscar en la biblioteca. Intento corresponder con comentarios, pero también es verdad que internet se convierte en un lugar de picoteo que a veces nos hace pasar por las cosas de puntillas.
ResponderEliminarNene, tú vales mucho en literatura. Tal cual eres, esté o no esté de acuerdo contigo en otras cosas.
Yo no quiero que cambies. Somos muy perezosos a la hora de comentar. Yo en mi humilííísimo rincón apenas recibo comentarios. Me consta que me leen, unos poquitos, pero no desfallezco. También es una terapia, para ti como emisor y para los seguidores como receptores. No cambies, a estas alturas ¿podrías? Recibe un achuchón, que te veo de bajón.
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