A todos aquellos que no
tienen permiso de conducir o han sufrido horrores para obtenerlo
¿Es el carné de conducir una bendición o un castigo? De
entre las obligaciones que marca nuestro Estado, es, con muchos honores, la más
democrática, ya que, tanto los de alta cuna, como los de baja cama, tienen que
apoquinar el precio estipulado por las tan odiadas autoescuelas, y presentarse
a los exámenes tantas veces como sea menester para obtener la deseada
calificación de “apto”. Esta claro que el sistema de obtención de esta licencia
en nuestro país es un negocio en toda regla… Tráfico, inspectores médicos,
profesores de autoescuela…: todos quieren que aflojemos la cartera, y así pasa,
que en época de vacas flacas, ni El Tato se saca el dichoso carné.
En cualquier caso, analicemos el tipo de personal que acude
a las autoescuelas del país, seguramente la mejor de las materias primas para
elaborar varias tesis doctorales… Por norma general, el alumnado en estos
centros de formación, ronda los veintitantos, aunque siempre hay alguno en
primera fila que sobrepasa la cuarentena y que, a base de preguntas que jamás
saldrán en el examen y pagar las tasas una docena de veces, obtiene ese
papelote que otrora lucía rosa. Entre inmigrantes necesitados y algún que otro
energúmeno becado por el INEM (¡menos mal que ya se acabaron tales
subvenciones!), destaca esa niña bien del barrio a la que papá le ha regalado
un Mini, un automóvil que terminará por conducir el novio de turno. También
esta Pepito, ese chico tan majo que, aunque no obtendrá el certificado de
E.S.O. jamás, está la mar de aplicado en estos menesteres, actitud que
propiciará el henchido orgullo paterno y los desmesurados deseos carnales de
las “honeys” del barrio. Más allá, jugando con el móvil, está La Mari… Incorregible…
Se ha matriculado cinco veces en la autoescuela y se ha desmatriculado otras
tantas, debido a inconfesables razones que, sobre un péndulo, la acercan y
apartan del maravilloso mundo del automovilismo. Dos amigos, en un alarde de
sacrificio, han decidido invertir los ahorros de toda una vida para intentar
circular con un camión y así facilitarles las cosas, una vez que esto despegue
en septiembre… Y así, uno tras otro, llegamos a un chico que sin saber porque,
pasará los dos meses de verano intentando hacerse con un trozo de plástico que,
según todos dicen, le abrirá nuevos caminos, nuevas sendas, que den alas a su
libertad.
Pérez Hernando, Fernando. 2012. Conducir es fácil. Barcelona: A buen paso.
E!! Yo conozco a ese último chico!!! Que es en realidad una fusión con la Mari y casi con el cuarentón de la primera fila... Ah... la dulce llamada del autotransporte a motor...
ResponderEliminarDesmintiendo lo dicho por Kyra, abro (y fundo) una nueva categoría de personajes que se encuentran (o encontrarán) en la autoescuela: la de aquellxs que odiando a muerte los vehículos a motor se ven empujadxs a luchar por un carnet que les abra las puertas del mercado laboral... y al borde de la "treinteañez".
ResponderEliminarOtras víctimas de la crisis. Aunque no sepamos de cuál de ellas...
¡"Bendita" crisis! ¡Lo que está dando de sí!
ResponderEliminarMe alegro de que participéis en este sitio. Un saludo a los dos.