Tras ese paréntesis inaceptable al que últimamente les tengo
acostumbrados (¿quién iba a pensar que un servidor llegara a ser tan inconstante?),
hago un alto en esa carrera a contrarreloj llamada “exámenes de junio” y me
dispongo a comentarles que si hubiera de morir, la forma más cruel sería
estudiando… Sí, sí… Unos mueren atiborrados de pasteles y otros de perdigones,
unos rodeados de mierda y otros en el fondo del océano, el de más allá, colgado
de un pino y ese desgraciado atravesado por un rayo, pero… ¿alguien se imagina
diñarla hincando los codos?
Yo he llegado a planteármelo los días pasados, esos en los
que las agujas del reloj daban trompicones de vértigo mientras anunciaban como
se acababa mi tiempo, mientras vaticinaban que pronto llegaría mi verdugo
(mejor llamémoslo examinador) y haría rodar mi cabeza por los pasillos del
centro asociado de la UNED… En fin, una metáfora que corretea por las mentes de
los malos estudiantes que, como yo, esperan hasta el último momento para memorizar
las cuatro cosas que salven su trasero del patíbulo septembrino, última
oportunidad para eludir la segunda matrícula con la que Wert y sus secuaces nos
castigarán por ineptos y confiados.
No se asusten… Mirándolo con una media sonrisa, siempre podemos
hacer lo que ese rey: atrapar a la muerte y olvidarnos de su existencia, para
que cuando el último grano de arena cayese de lo alto, nuestra vida (aunque
solo fuese la intelectual) siguiera brotando… Un camino que, como bien nos
hacen ver Koos Meinderts, Harrie Jekkers y Piet Grobler en La balada del rey y la muerte (Adriana Hidalgo Editora, colección
Pípala), no es más que una solución carente de sentido, pues la muerte, sea
esta figurada ante un examen o literal en un infarto cardiaco, siempre imprime
orden al tiempo y sentido a la vida.
¡Suerte con los exámenes!!!
ResponderEliminarLa muerte imprime sentido a la vida... mmmm, supongo que esa es una de las grandes verdades, pero por alguna razón, no me acaba de llegar el consuelo de su asimilación. Eso sí, la muerte figurada del fatídico día del examen es de lo más liberadora... Suerte, pues, con esas duras batallas antes (sobre todo antes) y durante tu estancia en tu centro asociado de la UNED. Desde el mío propio, aquí la menda estará pasando por exactamente la misma epopeya...
ResponderEliminarEntonces...¡Suerte a ti también!
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