Dado que ando muy entretenido con otros menesteres, deduzco
que, durante estas fechas y para variar, en la parrilla televisiva se amontonan
todo tipo de cortes publicitarios sobre juguetes, perfumes, ropa y demás
objetos susceptibles de ser regalados a parientes y otros seres animados. Si a
ello sumamos las ansias adquisitivas que nos consumen estos días de capitalismo,
he creído oportuno hacer un llamamiento por una navidad económicamente
responsable, que a mi juicio se basa en muchas consideraciones, de las que
entresaco seis de ellas:
1. Consuma
productos nacionales. Desde el mejillón gallego hasta la endivia navarra, desde
el queso manchego hasta el jamón extremeño, desde el dulce guinda malagueño
hasta el turrón de Jijona. Nuestros productos son los mejores del mundo y,
aunque a veces vacíen un poco más el bolsillo, debe tener en cuenta que lo que
gaste, queda aquí (cosa que bien merecería una desgravación en la renta).
2. Consuma
productos elaborados a mano. La pequeña industria esta repuntando en nuestro
país, el trabajo bien hecho y la originalidad son valores que deben ser
reconocidos mediante un precio equilibrado. Artesanía, buenos materiales y
creatividad son grandes bazas para regalar estas navidades.
3. Evite
los excesos. Las compras desorbitadas e inútiles que tanto ansían las grandes
superficies provocan un excesivo número de importaciones (lo que se opone a la
consideración 1), no reparten equitativamente la riqueza y crean un afán
innecesario de inconformismo.
4. Apueste
por los detalles mínimos, las necesidades básicas, la salud, la educación y la
cultura. Ingentes cantidades de colonia, armarios atiborrados de ropa sin
estrenar, juguetes arrinconados y otra serie de estupideces no aportan calidad
de vida. Invierta su dinero en el futuro de los demás.
5. Confórmese
y enseñe a los demás a conformarse. Si su familia está atravesando un duro
bache económico, no se empeñe en regalar aunque ello le cueste ahondar en las
esquilmadas finanzas personales. Todos deben ser conscientes de la realidad y
arrimar el hombro, no sólo ahorrando, sino resignándose.
6. No
hay mejor regalo que el que se comparte con los demás. La compañía de
familiares, amigos y conocidos no tiene precio.
Van Bilsen, Rita & Wilkeshuis, Cornelis.
1984. El mejor regalo. Madrid: SM.
Creo que en los códigos que aparecen publicados por la red no es correcto escribir un comentario en un blog que no tenga nada que ver con la entrada.
ResponderEliminarPor una vez, voy a saltarme la norma:
1) Felices fiestas, descansa, disfruta y recarga fuerzas para el larguísimo 2º trimestre.
2) Encantadísimo de haber visto tu nombre entre los especialistas que han participado en la encuesta de El País "La mejor literatura infantil y juvenil de 2012". Enhorabuena.
y 3) Enlazo con tu entrada y me sumo al llamamiento por una navidad sin despilfarro y sin consumismo absurdo.
Hola Evaristo:
ResponderEliminar- Los códigos están para saltárselos (con prudencia... claro).
- Falta me hace descansar, ¡pero no me dejan!... Si hemos sobrevivido al primero ¿por qué no al segundo?
- Me alegro de que te encante (aunque no estoy del todo satisfecho con el resultado...)
- ¡Feliz Navidad!