Rebuscando en la blog-esfera enlaces suculentos que añadir a
esta morada, la de los monstruos (¡necesito cantidad y calidad!), me topé con el
espacio de Ana Garralón y un apropiado artículo suyo titulado ¡Urgente! Se necesitan escritores de literatura infantil. Esto me dio qué pensar y hoy miércoles, les regurgito
esas maquinaciones…
Está en lo cierto Ana, cuando piensa en la desbocada
cantidad de cualificados ilustradores que están emergiendo durante la última
década, una situación debida al ingente número de artistas plásticos,
diseñadores gráficos y otros sucedáneos del lápiz y la tinta que han encontrado
en la ilustración de libros infantiles y juveniles un filón para la
subsistencia. También dice La Garralón que, a pesar de este florecimiento
gráfico, el mundo narrativo esta en un limbo, no sólo de creatividad (léanse
esas narraciones líricas o las decenas de adaptaciones de los cuentos
clásicos), sino de actividad (¿no me digan que, de repente, han dado con algún
boleto premiado de la bonoloto?), cosa en la que también coincido, ¡eso sí!: esgrimo
otros argumentos y razones para explicar semejante situación:
En primer lugar he de decir que, la literatura infantil,
aunque se considera un género chico, es sumamente complejo, y son pocos los
autores que se dedican a él, pero menos son los que obtienen renombre y éxito:
tan sólo un puñado de autores pasan a la historia de la literatura infantil
década tras década. Esto no quiere decir que filólogos, periodistas, redactores
o aficionados, no tengan ni puta idea de coger un lápiz. En este país (y muchos
otros) hay grandes profesionales de la escritura, con gran capacidad inventiva
y gancho… Otra cosa es que no les den oportunidades o no quieran ser masacrados
por otros congéneres con más suerte, por lo que recomendarles a Sierra i Fabra, me parece casi obsceno.
Otro de los factores que influyen en esta decadencia
narrativa es la propia industria… Cegados por las ventas, los derechos de autor
y otras artes codiciosas (¡bendito capitalismo!) es de esperar que los
literatos, ansiosos de henchir su ego y su cuenta corriente (todos anhelamos
vivir holgadamente), prefieran dedicarse a la novela y abandonar cuentos e historias mínimas, que reportarán miserias y
desgracias a tenor de las roñosas tiradas, la poca rentabilidad de los precios
y el efímero reconocimiento.
En tercer lugar hablemos de la mafia editorial, profesional
y “lijera”… Dado que de este ámbito de la literatura infantil pueden malvivir
cuatro gatos, el florecimiento de nuevos creadores llevaría aparejado un
reparto de los beneficios, por lo que la tarta quedaría no diezmada, sino
esquilmada, perdiendo rentabilidad y eficacia, sobre todo para las grandes
editoriales, los autores comodín y la panda de zalameros aduladores y meretrices "lijeras" que aúpan a
ciertos mentecatos más aburridos que las piedras. Eso sin contar con los
premios literarios (¿Llegará el día en el que formaré parte del jurado del
Lazarillo, del Apel.les Mestres, del Nacional? Ja, ja, ja…) y las publicaciones
institucionales. Harina de otro costal…
Para concluir con mis discrepancias, una recomendación: si
quieren aire fresco, entreabran las ventanas.
Imagen: Yoko Tanji
No creo que la tarta del mercado "lijero" sea especialmente exigua. En términos relativos, es de hecho un bocado bastante suculento para la industria editorial. Quizás sea precisamente eso lo que mantiene la oferta en tan precarios niveles de calidad, originalidad y frescura. Siendo tan atractivo el pastel, esa mafia que describes lo codicia y lo mangonea sin ningún pudor. O sea, que no es que la tarta sea pequeña, sino que la glotonería del mafioso es muy grande. Y para abarcar un pedazo grande de pastel, ya se sabe, arriesgar los justito y explotar al máximo la gallina-huevos-de-oro de turno. A veces me da por pensar que no sé si tanta promoción de la LIJ, tanto traerla a "primera línea" (donde quiera que esté eso) no le está causando más perjuicios que beneficios. Vamos, que no sé a cuánto estamos renunciando en términos de libertad. Por fuerza tendría que haber más donde elegir, pero no sé, a veces se me hace difícil encontrar cosas interesantes...
ResponderEliminarQué buena noticia, ¿se necesitan escritores infantiles? ¿dónde? ¿cuándo? Aquí estoy yo para quien me pueda necesitar. Con dos publicaciones en el mercado Mario Abecedacio y Gotas de Lluvia (autopublicación, pero ambos títulos trabajados en colegios, firma de libros y casetas en la feria especialmente dedicadas a Mario Abecedario, conmigo como único promotor y publicista, y sin una editorial detrás que me ayudara), y otros dos títulos terminados y en camino de ser publicados (esta vez, por una editorial convencional). Así que si es cierto que se necesitan escritores infantiles, me apunto.
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