Lanzo
al aire una pregunta (esperando su respuesta… ¡aprovechen los comentarios!):
¿Por qué algunas editoriales utilizan papel excesivamente satinado y delgado
para las páginas de sus libros? Me llamarán maniático pero es algo que no
soporto por diversas razones que comentaré a continuación.
No
sé si habrá algún estudio que defienda el uso de este tipo de material a la
hora de editar libros para niños (suele ser más frecuente en obras de consulta
y gruesos manuales), pero cada vez que siento el fino y suave tacto de estas
hojas entre mis dedos sufro cierto repelús. Me resulta algo chabacano, como de
editor cutre, poco elegante y venido a menos… No es que critique a pequeñas y
modestas industrias que no pueden permitirse otro tipo de materia prima, lo que
me jode es que reconocidas editoriales quieran venderme ese tipo de álbumes a
precio de oro.
Por
otro lado tenemos los aspectos técnicos, tengo entendido que el polvo que se
produce en la guillotina con este tipo de papel tan tratado químicamente, es
más difícil de eliminar y puede producir problemas a la maquinaria. También
hemos de considerar que el reflejo que produce este tipo de soporte dificulta
sobremanera la lectura de palabras e imágenes ya que distrae a la visión e
impide la correcta definición de formas y colores.
Es
por esto que pido desde aquí a los profesionales sobre los que recaiga esta
elección, que eviten, en la medida de lo posible, el uso desproporcionado del satín en
álbumes ilustrados.
Descubrí
hace poco tiempo esa animadversión contra la que llevo luchando desde que
empecé en esto, la causante de que muchas veces deseche algún que otro álbum
ilustrado que podría ser digno de reseñar en este espacio. Les pondré un
ejemplo, si el Juan Hormiga de
Gustavo Roldán (editorial A buen paso) hubiese sido fabricado con ese tipo de papel, ni me hubiera
fijado en él, lo que hubiera sido, no sólo un error, sino también una pena
porque el álbum ilustrado en cuestión contiene una buena historia, algo de
humor, bastante vida cotidiana y una excelente moraleja.
Y,
siguiendo el ejemplo de Juan Hormiga y su abuelo, y dar tumbos por el mundo
durante esta Semana Santa, me despido de ustedes esperando contarles mis
hazañas londinenses en próximas entregas. ¡Disfruten!
Me inicio en el mundo de los blogs. Te invito a que te pases por el mío y podamos disfrutar mutuamente. Un saludo!
ResponderEliminarPero, lo tuyo con el papel, no es una obsesión, ¿no? ;-)
ResponderEliminarEl buen papel escasea. Pero hace grande sólo a los grandes.
Ahora debería de sonar esa de "Nooooo, no es amor, lo que tu sientes se llama obsesión..."
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