Y
hoy, día del trabajo, ¿quién dice que los jóvenes de este país no quieren poner
freno a la tasa de desempleo juvenil más elevada en los confines del viejo
continente? Por lo que veo en televisión son muchos los jóvenes que acuden a “Hombres,
Mujeres y Viveversa” para hacerse de oro comportándose como meretrices de
cierto caché o, por el contrario, labrarse un futuro en el papel couché, el
ocio nocturno o el mundo de la prostitución. A ello debemos sumar todos esos
programas de periodismo de ¿investigación? que nos regala “Telecincué” y “2x2”,
los que, paseándose por burdeles, macrodiscotecas y playas, o regalándoles a
sus padres tremendas zurras, dan buena muestra del negociazo que supone irse de
putas, comerciar con metanfetamina en cristal o lucir tanga.
No
emularé a mi abuela diciendo que es una vergüenza, ya que los actores de esta
realidad no tienen el más mínimo pudor a la hora de mostrarla, pero si me
gustaría gritar que: ¡Así nos va! ¡Y nadie pone remedio!
Muchos
son los viandantes que los escudan tras la crisis, esa que, además de
desindustrializar el país, ha condenado a la miseria cultural a una caterva de
anormales (creo incluso que podríamos decir “normales” dada su abundancia) que
no terminaron la secundaria en pro del gimnasio y la batuka, los batidos
proteícos, la Play Station®, la ropa de quita y pon, el sexo sin protección, el
lomo con patatas y los espaguetis, y los móviles de última generación.
Si
comparamos esta propaganda juvenil (una palabra seguramente más definitoria)
televisiva, con la de otros países desarrollados, seguramente constatemos que,
a pesar de imágenes similares a la nuestra, no se detienen en apologías de la
casquería. Gente sana, con ideas, emprendedora, que sufre a diario por labrarse
un futuro, deportistas, soñadores y creativos, llenan los mensajes que se
envían al futuro, ya que, para intentar ser mejores, lo primero es CREERLO.
Como
ejemplos de esta cultura y comunicación dirigida a las masas les presento dos
libros que, aunque no pueden recibir el calificativo de obras maestras, me han
encantado por su interdisciplinariedad (literatura y ciencia), un mensaje
dirigido a preadolescentes vivos y trasnochados, y un lenguaje cercano. Por
ello, Las obras escogidas de T.S. Spivet
(Reif Larsen – Editorial Seix Barral) una “train movie” a caballo entre dos
dramas personales y con carácter de viaje iniciático, y La evolución de Calpurnia Tate (Jacqueline Kelly – Editorial Roca),
una historia femenina sobre la necesidad de saber, conocer e investigar en un
mundo científico circunscrito a los hombres, además de deleitar a
evolucionistas y biólogos, se erigen como ejemplo de lucha por un mundo mejor.
Una de cal y otra de arena. Con todo, si he de decantarme por una opción es por la fe en la humanidad, de modo que se agradece que saques a la luz la labor de estos autores.
ResponderEliminarUn saludo,
Isa Romero Cortijo.
"Pablito" está a punto de nacer...