El
extraordinario entramado de las redes sociales, está cambiando el mundo de las
relaciones sociales, tanto, que este blog ya no tiene apenas comentarios. Desde
que abrí sendos espacios en Facebook© y Twitter© el número de seguidores ha ido
en crescendo pero mis relaciones con ellos han decaído estrepitosamente… Algo
por lo que estoy bastante enfadado…
Todos
quieren ser mis amigos… Editoriales, autores, ilustradores, maestros y
bibliotecarios se afanan por invitarme a sus respectivas páginas y enriquecerse
de esta labor altruista que hago por amor al arte, pero son incapaces de
comentar un libro, una entrada del blog, exponerme sus contrariedades o
polemizar sobre los temas aquí tratados. Señores, señoras: ¡Quiero movimiento!
¡Enriquecimiento mutuo!
Con
el “me gusta” y el “re-twitteo” lo solucionamos todo… Si vemos una ilustración
bonita, le damos al pulgar levantado y ya hemos cumplido, si nos mola lo que
dicen ciento cuarenta caracteres, los incluimos en el próximo “twit”... Y no
hay más que rascar… Sinceramente, me estoy planteando seriamente si abrirme una
cuenta en Pinterest©… ¡Y menos mal que no he de echar mano de tiendas on-line
como Etsy© o DaWanda©, porque no engañaría ni al Tato!
En
definitiva: sí, las redes sociales te dan visibilidad pero interacciones,
sentimientos y apreciaciones, pocas. Así pasa, que todo queda encriptado en los
gestos, algo que queda a la libre interpretación de los demás y que provoca
numerosos altercados amorosos, familiares y laborales.
Es
cierto que la comodidad está ganando a la intención y el diálogo, que tenemos
poco tiempo (algo paradójico porque un cuarto de España está parado), que prima
la inmediatez de las imágenes, y que
tenemos que controlar a los tres mil doscientos siete amigos que tenemos en
nuestro anuario on-line…, pero sean humanos y digan lo que sienten, lo que
piensan, lo que les aflige, lo que les hace sonreír, los que les aburre y lo
que les conmueve. Es imposible seguir siendo humanos dejando al albedrío de la tecnología
nuestras interacciones, esas que nos convirtieron en animales sociales desde
tiempos inmemoriales. Inténtenlo: déjense seducir por la palabra.
No
me obliguen a echar mano de El mundo es
tuyo, un bello diccionario iconográfico de sensaciones y sentimientos
elaborado por Riccardo Bozzi y Olimpia Zagnoli (editorial Juventud). Comenten mis estupideces, discrepen conmigo, y diviértanse, porque si no lo
hacen, tendré que echar el cierre, irme a los bares y apuntarme a terapia de
grupo, en definitiva, comprarme amigos, algo triste e innecesario.
😪Llevo mucho tiempo leyéndote en silencio... Pero es cierto que la comodidad de un "me gusta" facilita tanto las cosas que nos olvidamos de la palabra.
ResponderEliminar¡Sólo diré que si cierras el blog te echaría mucho de menos! Si el precio de quedarte es comentar, prometo hacerlo. Por cierto, bonito libro...
Un saludo
Pilar Mandl
Totalmente de acuerdo con lo que sientes, me pasa con mi blog Mi Libroteka, todo sucede muy rapido y todo se reduce a como dice Pilar un me gusta, y compartir, o retweet, te sigo hace tiempo pero de ahora en más te dedicaré unas palabras, continúa con tu blog, Un beso desde Bs.As. Daniela
ResponderEliminarSoy librera y te leo a diario. Me divierto mucho con tu blog y me sirve para descubrir libros. Además , coincido contigo en muchas opiniones de la vida y la situación actual. Así que, por favor, no lo dejes.
ResponderEliminarTengo una amiga adicta a los SMS, ahora a los washaps, pero yo siempre le llamo porque me gusta escuchar su voz. A los dos segundos, sé si está triste o alegre. La comunicación se personaliza.
Ves, ya participamos en tu blog. Hasta mañana.
Hola, Roman. Utilizo tu blog para hacer la selección de libros infantiles. No sé si estoy autorizado o no, pero a expensas de ello considero que es un buen sitio para ayudarme a completar la colección de libros de esta modesta biblioteca.
ResponderEliminarSaludos desde Socovos
Hola,
ResponderEliminarEt veig una mica enfadat i amb raó. Jo també et segueixo des del silenci, m'encanta el que fas i les ressenyes o comentaris que penges, però no et comento mai res.
Procurarem esmenar-ho! Moltes gràcies per la feina que fas.
Laia
¡Gracias a todos! ¡Se agradece el cariño desde ultramar, Socovos o Cataluña! Pero escribir más asiduamente, que si no me pongo tristón...
ResponderEliminarNo sé si es el corazón o la cabeza la que se nos vuelve de corcho... Pero es así. Y somos todos muy poco expresivos. Yo lo noto en muchas cosas. Desde ver una peli en la que la única que me río a carcajadas soy yo... Hasta no recibir un saludo por las mañanas... Ya digo, no sólo ocurre en la red. A eso le unes que ahora la tecnología modifica nuestros hábitos a marchas forzadas y lo de ayer se ha quedado viejuno... Más que, leer más de X caracteres es un esfuerzo sobrehumano... En fin. Me enrollo. Que somos de corcho.
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