A
pesar de que Benjamin Lacombe (París, 1982) es una de las grandes figuras de la
ilustración infantil contemporánea, nunca he dedicado una entrada a ninguno de
sus libros en este lugar, una falta que a tenor de la exposición que de su obra
se realiza estos días y hasta el 26 de enero en el Museo ABC de Dibujo e
Ilustración (C/ Amaniel 29-31,
Madrid-España) pretendo suplir con esta entrada.
Perteneciente
a la nueva generación de ilustradores francesa (con Rebecca Dautremer a la
cabeza) que tanto ha dado que hablar en los últimos tiempos con su poesía
visual y su narrativa cinematográfica, poco hay que decir de su excelente
trabajo, ese donde la fragilidad y la melancolía lo envuelven todo. Muy
adecuado para obras dramáticas y de gran fuerza, algo que se ha visto
recompensado con trabajos como Madama
Butterfly, Notre Dame de Paris y Los amantes mariposa, yo prefiero otras
de corte más infantil aunque igualmente melodramáticas como su Cereza Guinda -su despegue en el mundo
de la ilustración con tan sólo diecinueve años y mi favorita (Editorial Edelvives,
toma nota)-, o Ruiseñor.
No
cabe duda que su efectismo y feminidad (vuelven locas a niñas y mujeres estas
ilustraciones, algo que no entiendo porque a veces logran un aire tenebroso y
oscurantista sin precedentes, léanse los Cuentos
macabros de Poe), ha procurado ser la inspiración para muchos artistas que
hoy día intentan abrirse camino en el difícil mundo editorial. Es por ello que
hoy rompo una lanza por su bagaje técnico (algo que puede verse en los croquis arquitectónicos
de Notre Dame y la utilización combinada de medios tan dispares como la
acuarela, el grafito, el gouache y el óleo), su estudio de los lenguajes
pictóricos (de Da Vinci, los prerrafaelitas y el Quattrocento), un lenguaje
romántico exquisito (me vuelven loco los paisajes borrados por el viento y las
alas de los pájaros en movimiento) y su calidad artística que ha roto fronteras
y ventas. ¡Bravo!
Pues, hay que verla... Y queda muy poco...
ResponderEliminarUn verdadero deleite para los ojos,me quedo absolutamente maravillada.
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