Como en Madrid siempre
hay mucho que ver (seamos claros: aunque a muchos les pese, es la
única gran ciudad de nuestro país..., no es una cuestión de
fisionomía o afluencia turística, sino de oferta, organización,
cosmopolitismo y anonimato), allí me fui el fin de semana pasado,
con intención, no sólo de pegarme una buena juerga, sino de
disfrutar de lo que a mi juicio son dos de las mejores exposiciones
de ilustración del año y que cualquier amante del arte ilustrado no
debe perderse.
Con la mañana soleada
del viernes me dirigí hacia el Instituto Italiano de Cultura de
Madrid, un marco incomparable (antigua residencia de la
Princesa de Éboli) para desarrollar la muestra Ilustración
Infantil y Juvenil. Excelencias italianas, una miscelánea de
trabajos originales de un buen puñado de los mejores ilustradores
italianos.
En principio me esperaba
algo más pobre, la verdad, más todavía cuando me percaté de que
era el único visitante, pero conforme fui chocándome con autores
como Simone Rea y sus originales para las Fábulas de Esopo
(Topipittori, 2012), o el trabajo de Beatrice Alemagna para su
mini-peli-coso (editado en España este año por Combel), supe
que estaba en el lugar y momento adecuado (no hay nada
mejor que la soledad para abstraerse).
Como admirador del arte, me
gusta analizar el proceso creativo, destripar minuciosamente cómo se
da vida a las historias que más tarde se editan con medios
informáticos (algo que se puede observar aquí ya que se exponen
ilustraciones referidas a una misma narración). Me llamó mucho la
atención descubrir cómo en los originales, uno puede vislumbrar la
textura que confiere el pincel al gouache, o que el collage bien
utilizado se integra y mimetiza a la perfección con otras técnicas.
También estaban el Pinocchio de Sara Fanelli (Walker Books, 2003), las
ilustraciones de Alessandro Sanna para La via del pepe
(Edizioni EO, 2014), Un cuscino pieno di sogni de Giovanni
Manna (Bohem Press, 2014), un encantador Sergio Ruzzier en A
letter for Leo (Clarion Books, 2014, N.B.: Denótese en sus obras
cómo un ilustrador desarrolla una planificación exhaustiva de su
trabajo... Delimita márgenes, tiene en cuenta el pliegue de las
dobles páginas y matiza los colores para su posterior publicación),
la estupenda Simona Mulanazzi en Il grande libro dei pisolini
(Topipittori, 2013), el trabajo de Mara Cerri para La pantera
sotto il letto (Orecchio Acerbo, 2015), varias ilustraciones del
genio Roberto Innocenti para The girl in red (en los
originales de esta obra, publicada por Creative
Editions -2012- y editada en castellano por Kalandraka, es bastante
llamativo constatar que las ilustraciones originales son más
pequeñas que las reproducciones literarias, ya que pintar a ese
nivel de detalle tan característico del autor es bastante
complicado), la visión de Los cuentos de Canterbury de Geoffrey
Chaucer por Anna y Elena Balbusso (editada por Black Cat, 2014,
incluye un guiño a Arcimboldo que me encanta), o la versión de la
Canción de Navidad de Dickens por Federico Maggioni (Corraini
Edizioni, 2012).
Con todo ello se
constatan dos cosas. La primera es que la ilustración italiana es
cada vez más internacional y que artistas emergentes y otros ya
clásicos, conviven en pro de una buena salud que origina bellas
estampas con las que acompañar historias para niños o jóvenes. Por otro
lado cabe decir que la ilustración italiana es muy parecida a la
española, no sólo por empaparse de su gran tradición artística,
sino por abrirse al exterior y experimentar con nuevos medios y
registros. ¡Bravo!
La segunda exposición
era mucho más necesaria, sobre todo porque se incluía el trabajo
de toda una serie de ilustradores que componían muchos de los libros
que habían formado parte de la infancia de los que hoy estamos
entre los treinta y cuarenta años... También estaba más solo que
la una en la sala del Museo ABC, y me permití el lujo de ir
libremente de un lado a otro para mirar y remirar... La exposición
estaba organizada de tal manera que cada autor tenía su propio
espacio, en el que podía verse la evolución de la obra de cada uno
de ellos, siempre referida a la década de los setenta (de ahí el
título de la exposición), una época importante en nuestra historia
y que refleja la importancia de estos ilustradores en la transición
de los sistemas de aquella España, en la que las
vanguardias europeas no lograban penetrar al cien por cien en nuestra
cultura literaria visual. Esta exposición está concebida desde un prisma global, es decir, se deja a un lado la exclusividad
infantil y se recogen ejemplos más relacionados con la vida adulta
en los que la política (véanse como ejemplo un par de obras de José
Ramón Sánchez en los que se hace alusión a los primeros sufragios
democráticos o a Felipe Gónzalez en sus obras, en muchos casos utilizados en propaganda electoral) o
los nacionalismos en las ilustraciones de Pilarín Bayés que hacen
gala de un sentimiento catalanista (también se podían haber incluido
ilustraciones que realizó la autora para una edición para niños de
nuestra carta magna que a mi juicio son geniales).
La primera impresión
mientras contemplaba los originales de Ulises Wensell (admito que es
uno de mis ilustradores patrios favoritos por razones más que
evidentes... Su ternura, la perspectiva de las imágenes y su
capacidad para conectar con un amplio abanico de lectores, siempre
han sido sus mejores bazas) o Carme Solé Vendrell (otra que
tal baila..., en una palabra: exquisita), fue la de retrotraerme a
mis años de escuela... Me olía la sala a lo mismo que las viejas
bibliotecas de mi niñez, a los bibliobuses (en aquella época
todavía cobraban sentido), a libros hechos de otra manera, mucho más
artesanales, menos complejos y más sencillos (N.B.: díría que
nuestros contemporáneos son más complejos y menos sencillos, pero
para gustos, están los colores...).
También experimenté
sensaciones nuevas... Con Luis de Horna se me vinieron a la mente los
estilos de ilustración más centroeuropeos y germánicos, incluso de
la escuela rusa diría yo (esas filigranas...), en las que el dibujo
bidimensional, más plano, cobra mucha importancia (N.B.: De hecho,
cuando me fijé en los detalles de las cartelas constaté que estas
obras habían sido publicadas en Alemania). Igualmente cambié mi
opinión sobre la obra de Miguel Calatayud (siempre la había
encasillado dentro del cubismo) y sentí una súbita pasión por
estos primeros trabajos en los que el color es más protagonista que
la línea, su eterna constante.
Y así, junto a las
elegantes aguadas de Asun Balzola, el colorido de Manuel Boix, la
líneas de Fina Rifa y Miguel Ángel Pacheco (aunque el segundo haya
pasado a la historia de nuestra LIJ como uno de los escritores más
prólíficos de los ochenta, también se recogen muestras de sus
ilustraciones) y una Karin Schubert entre oriental y expresionista,
terminé mi recorrido por la sala, con la sensación de que esa luz
que se encendió en la infancia, todavía seguía viva.
No lo duden:
vayan a ver esta muestra y alimenten su luz, y, en caso de haberse
apagado, enciéndanla de nuevo.
Madre mía!! Me has dejado ojiplática!! Vaya nivel de grandilocuencia y conocimiento del tema!! Ahora cualquier otro bloggero que queramos visitar las exposiciones y comentarlas vamos a quedar a la altura del betún, sí o sí.
ResponderEliminarNo sé qué me ha dado más envidia: si lo bien que escribes, lo que sabes de ilustración o que ya hayas podido ir a ver las dos y yo no ;)
En fin, sin aspirar nunca a igualar tu análisis, te agradezco la entrada porque no sé si llegaré a visitarlas, pero ha sido un placer leerte y ver las ilustraciones con las que has "decorado" tus palabras.
No te pases Nohemí... que grandilocuencia poca... En persona me sale la vena paleta y pierdo, ja, ja, ja. En un par de horas se pueden ver las dos haciendo una parada para echarse una caña, así que ¡ánimo!
ResponderEliminarJajaja! La próxima vez que vengas avisa y así no vas solo y comprobamos esa vena paleta!
ResponderEliminarEspero ir a verlas, aunque moverse por el centro de Madrid con bebé complica un poco las cosas, sobre todo si no hay forma de sujetar al bebé en el carrito!
Enorme agradecimiento por esta entrada porque mis circunstancias no me permiten esa estupenda escapada que podría ser la visita a las dos exposiciones. Tomo nota de los detalles porque la verdad tu exposición es bastante completita!!!
ResponderEliminarFantástica reseña, conocimiento del tema y pasión contagiosa. GRACIAS
ResponderEliminarFantástica reseña, conocimiento del tema y pasión contagiosa. GRACIAS
ResponderEliminar¡Mil gracias por los comentarios! Espero que las visitéis y que os animéis a poner vuestros comentarios por estos lares. ¡Un saludo!
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