Hace
años, cuando la niebla empezaba a rebosar y la noche oscurecía el
parque, los chavales buscábamos refugio en las calles y, bajo la luz
de las farolas y entre las risas de la niñez, buscábamos unas
pesetas en los bolsillos para amenizar lo que quedaba de la tarde de
otoño con pipas y golosinas del kiosko. Y vivir.
Lo pensó toda la tarde
y lo pensó en el
recreo,
en el autobús del
cole,
mientras se lavaba el
pelo...
Se lo preguntó a su
madre,
a la abuela ¡y hasta
el perro!
¡Guau!, respondió el
muy relisto
¡Bien, le contestó el
abuelo.
Y ¡toma!, añadió la
abuela
mientras le daba dos
euros.
Mamá le dio dos
abrazos.
Papá tiró de su oreja
y le confesó un
secreto:
-Yo a mamá la
conquisté
con un solo caramelo.
Era de esos de palito
con un corazón
latiendo.
¡Como ya tenía de
todo
marchó al kiosco
corriendo!
María Rosa Serdio.
Corazón de caramelo.
En: Bolso de niebla.
Ilustraciones de Julio
Antonio Blasco.
2015.
Avilés: Pintar-Pintar.
Acabado el año 2015 y viendo la multitud de listas y selecciones de libros de todo colorido y temática, el asombro viene a poblar la vista y me alegro de la osadía de las pequeñas editoriales que ponen en pie proyectos como "Bolso de niebla" cuyo camino aún está empezando.
ResponderEliminarY,precisamente por ello, agradezco este guiño en un blog de referencias aunque la selva sea densa y, demasiadas veces, la niebla también. Muchas gracias por el gesto y siempre por la lectura.
Un saludo.