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lunes, 11 de abril de 2016

De coleccionismo y tesón


Lo del coleccionismo, aunque no es exclusivo del ser humano (fíjense en las urracas), se erige como una de las aficiones más útiles a la humanidad, no sólo por ayudar al hecho histórico, sino por darle alas a otras facetas de la vida. Literatura, medicina, zoología, pintura, arqueología y diversas parcelas tecnológicas, son disciplinas en las que reunir, estudiar y clasificar son el método a seguir para poder prosperar (N.B.: Tampoco podemos olvidarnos de banqueros, mangantes y otros pájaros de usura que, con tanto tino acaparan fortunas en el extranjero con el mero objetivo de procurarse lujos y otros divertimentos. Y luego nos vienen con la filantropía...). Jetas aparte, está claro que debemos alabar las bonanzas de una actividad que nos ha procurado museos enormes, públicos o privados, gabinetes de curiosidades y otros templos de la exhibición. Hay colecciones de minerales, de cromos, de estampitas, de libros, de muñecas de porcelana, de dedales, de pintura, de plantas, y hasta de mecheros. De todo lo inimaginable y que quepa bajo un denominador común están llenos los museos, así que no se extrañen de que exista un museo de la cuchillería (albaceteño, por supuesto) u otro del calzado.


A pesar de que no conozco botánico en ciernes que no se dedique al almacenaje, he de admitir que el aquí firmante no práctica en exceso el coleccionismo, más que nada porque mi orden vital es un tanto caótico y particular, e incurriría en un derroche de tiempo y esfuerzo al terminar en una vulgar e inútil intentona... Siempre que nos ponemos a compilar debemos hacerlo en un contexto, utilizando un plan, un método, porque si lo hacemos a lo loco, a lo pavo, encontraremos muchos problemas, entre los que destaco la repetitividad, la indefinición y la falta de espacio. A ello hay que añadirle constancia, tesón y pasión, sumamente importantes en la elaboración de una correcta selección que ofrezca variedad de saberes y placeres, la principal finalidad de cualquier museo.


Es a todos estos pros y contras del coleccionismo, a los que se refiere El museo de tronquito, ún título de Ashild Kanstad Johnsed muy aclamado por la crítica fuera de nuestras fronteras y que llega al mercado español gracias al selló infantil de la editorial Nórdica. Así que, ya saben, si quieren poner algo de armonía y disciplina en sus hogares, presten atención a este libro de trazo y colorido singular que además se ambienta en un bosque la mar de animado, otro punto a su favor.


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