A
veces te topas con libros tan hermosos que crees enloquecer. No sólo
porque los versos son como el agua, clara a veces, otras calmada,
quizás juguetona, o puede que templada. También te gusta como se
mueven sus páginas tachonadas de la risa dulce, del viento ágil. Te
fijas al mismo tiempo en el sol de su portada, en el día que en su
guarda empieza y la tarde que se pone en la contraguarda. Y con todo
y su música, crees volar como los pájaros que allá, en el
infinito, puntean el mundo una y otra vez.
¿Qué
es eso que llamamos
tan
simplemente un punto?
Del universo entero
es un planeta,
un pequeño tornillo en
la bicicleta.
En la playa es un solo
grano de arena,
mar adentro es el lomo
de una ballena.
Muy de cerca, una
hormiga
con su alimento,
lejos, un elefante
en movimiento.
Desde abajo ¿es un
globo
que busca el cielo
o un avión que en el
aire
remonta el vuelo?
A la mesa es un hoyo
en el salero,
calle abajo es un calvo
sin su sombrero.
En mi frente, está
claro
es un lunar,
y es un signo en el
verso
al terminar.
Felipe Munita.
Un punto.
En: Diez pájaros en mi
ventana.
Ilustraciones de Raquel
Echenique.
2017. Caracas: Ekaré.
¿Qué tiene la Belleza que nos arrebata y nos enamora? Muy bonito poema presagio de un dulce libro. Gracias, Román.
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