Como esta semana he decidido dedicarla a los álbumes para
los más pequeños (pre-lectores y/o primeros lectores), se hace necesario
prestarle atención a las letras, porque sin letras no hay palabras.
Muchos de ustedes, más todavía si se dedican a la docencia
en las etapas de infantil y primaria, sabrán que hay montones de métodos para
iniciarse en la lecto-escritura. Que si el fonético, que si el silábico, que si
las palabras generadoras o los métodos globales, pero lo cierto es que todos
beben de todos, y probablemente muchos de ustedes utilicen simultáneamente
metodologías distintas entre las que destaca el método alfabético, basado en conocer las letras del abecedario.
Fichas para colorear letras, para darles forma con papel de
seda, materiales reciclados o plastilina. Un año tras otro. Pictogramas,
tarjetas de asociación, juegos de pared, retahílas y canciones, aplicaciones
para tablet o móviles… Una tarea muy necesaria para acercarse a la palabra,
para conocer el lenguaje leído y escrito en diferentes edades (no hace falta
que les hable de la normativa ni de las tendencias educativas imperantes y sus
diferencias).
Yo les confieso que me encantan los abecedarios. He hecho
mis propios alfabetos, para jugar con mis alumnos, como curiosidades descabelladas,
para aprender, e incluso para que sean publicados (algo que supongo nunca sucederá…
¡Ea, es lo que hay!). También los he incluido en este lugar de monstruos -AQUÍ pueden
encontrar unos cuantos-, a los que hay que sumar dos de los abecedarios que más
me han gustado durante los últimos meses.
En primer lugar tenemos que hablar de Abecedario hecho con letras, un capricho de Carlos Rubio editado
por Litera-Libros. En este alfabeto muy ortodoxo (o nada, si se mira desde la
perspectiva de la LIJ clásica, ya que carece de ilustraciones), encontramos mayúsculas
y minúsculas de diferentes morfologías (algo de lo que se encargan las
disciplinas tipográficas) que tiene mucho intríngulis. En este viaje sin edad
(¿acaso los abecedarios no tienen cierto aire atemporal?) por las 27 letras que
constituyen el alfabeto, encontramos letras marginadas, otras acostadas, e
incluso algunas practicando el coito (cada uno que haga lo que crea
conveniente: censurar o explicar). El caso es que me ha gustado el concepto y
lo veo un excelente regalo para aquellos que se pirren por el diseño sobre
papel.
Por otro lado tenemos a Imapla y su Abecedario escondido (editorial Juventud y cuya portada aparece al principio del post), un libro que además de
diseño tiene mucho juego. Para mí es un álbum infantil delicioso con muchísimo
potencial, no sólo por su mismo contenido, sino porque ese contenido se puede
extrapolar a otros contextos y ser fuente generatriz de muchas actividades que
tomen como excusa las letras. Y es que el aspecto lúdico del mismo, ese juego de
búsqueda que se establece entre letras y objetos representados/ citados en el
texto, es un buen ejemplo de gamificación en el objeto libro. Un objeto que hay
girar, voltear, mirar desde diferentes ángulos las ilustraciones que nos
presenta Inma Pla para localizar este abecedario colorista y de líneas
sencillas.
Ir a la luna en la A, ver como llueve desde la B, o adornar
con una flor la E. Son pequeños textos que presentan escenas a doble página y
con gran fuerza visual donde el contraste de colores y la composición tienen
mucho que decir. Sin duda, mi favorito de este año.
¿Y ustedes? ¿Qué opinan de ellos?
Pues que adoramos el ABECEDARIO ESCONDIDO y que dinamizamos hace un mes un taller con la gran Imapla desde Detalleres en la biblioteca más especial de Bizkaia (Markina-Xemein) y fue increíble y que hoy vamos a anunciar un taller en la librería Gil de Santander dónde jugaremos de nuevo con las letras. Así que da gusto leerte porque lo que hacemos cobra aún más sentido. Y claro! El Abecedario de Litera está esperándonos en la librería ANTI para ser devorado en plan monstruos... Jajaja!
ResponderEliminarGracias!!!
Gracias monstruos por cuidar del ABECEDARIO ESCONDIDO. Leer con las letras sin la palabra es una maravillosa forma de leer. Un beso cariñoso desde Barcelona.
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