Nos queda tan solo una semana para
decir adiós a las aulas (un acontecimiento que estoy deseando más
que nunca) y muchos nos pasaremos el día en las orillas. Piscinas y
playas verán aumentar sus respectivas poblaciones y entre la fauna
diversa, aparte de cuñaos, nenes llorones, cincuentonas renegrías y
otros animales acuáticos, se toparan con algunos lectores. Es por
ello que, en este día soleado, reparto sugerencias de narrativa y me
detengo en las obras que he leído durante los últimos meses y que
más me han gustado. Así que, si son de esos que leen debajo de la
sombrilla, saquen papel y lápiz (¡Qué antiguo eres, Román! ¡Que
lo que se lleva ahora es el móvil!) y apunten este listado.
Mónica Rodríguez. 2018. Naszka.
Ilustraciones de Zuzanna Celej. Colección Nandibú. Editorial
Milenio. Se dan en esta pequeña aventura varios puntos
recurrentes de la literatura infantil entre las que destacan una
protagonista perdida y un animal protector. A ello hay que unir un
lenguaje directo y articulado en oraciones simples, que en mitad de
una ambientación invernal más que sugerente, nos embebe en una
fábula honesta y sin pretensiones que se desarrolla en mitad de la
naturaleza. Mención especial reciben las acuarelas de la Celej,
siempre evocadoras y sutiles.
Erich Kästner. 2018. Emilio
y los detectives. Ilustraciones de Walter Trier. Editorial
Juventud. Con una nueva edición, traigo aquí uno de los ya
clásicos de la literatura infantil. Ambientada en el Berlín de la
primera mitad del siglo XX, esta historia de ladrones y persecuciones
está protagonizada por Emil, un niño provinciano que viaja a la
capital con el encargo de entregar cierta cantidad de dinero a su
abuela. Durante el trayecto es víctima de un robo que es el
detonante de una aventura en la que una banda de detectives le
ayudarán a recuperarlo. Llevada al cine varias veces (la primera con
guión de Billy Wilder) es una narración maravillosa en la que se
desata ese carácter subversivo de la LIJ clásica, se aleja de
moralinas y deja fluir el discurso de cada personaje con total
libertad. Recomendadísimo antes de internarse en la llamada
literatura juvenil, no sólo por ese espíritu valiente que nos
impregna, sino por la inocencia que también destila.
Mónica Rodríguez. 2018. Biografía
de un cuerpo. Editorial SM. Uno de los libros
juveniles más aclamados durante los últimos meses, no sólo por
haber ganado el último premio Gran Angular, sino por otros
motivos... Si bien es cierto que el estilo me recuerda al de Alma
y la isla, este es un libro más complejo. Por la construcción
psicológica (no sé si debería decir psiquiátrica) del
protagonista, por el tipo de estructura, una a caballo entre la
ficción, la biografía novelada y la antología poética (es difícil
de explicar, cuando lo lean lo entenderán mejor) y una ruptura con
algunos de los clichés que suelen, solían rodear al mundo de los
bailarines y sus familias (aporta una visión mucho más
contemporánea que la de, por ejemplo, Billy Elliot), es un
libro que merece una parada. No es de extrañar que la Rodríguez
haga doblete con este título teniendo en cuenta que ha sabido
plasmar la gestión de los miedos y guerras interiores con las que
luchan los adolescentes frágiles y aturullados (se lo dice uno que
sabe de eso).
Jan Terlow. 2018. Invierno
en tiempo de guerra. Editorial Harperkids. Le tenía
ganas a esta novela, no sólo porque es una de las pocas novelas que
habla de la Holanda nazi, sino porque en esta historia se habla de la
supervivencia en un contexto hostil, más que de los horrores de la
contienda. Terlow prefiere alejarse de lo secundario, dejar a un lado
la política y sus cuitas, para detenerse en la naturaleza humana, en
sus aberraciones y virtudes. En la necesidad de huir de Michiel, el
protagonista, en aprender poco a poco, a confiar y desconfiar, una
premisa sobre la que se fundamenta el comportamiento en época de
conflictos. El dolor, la rabia, la desesperación, la inteligencia,
la traición, la esperanza y el sinfín de avatares que tienen lugar
en las páginas de este viaje iniciático, me ha recordado a las
obras de Uri Orlev (Una isla entre las ruinas, por ejemplo)
aunque desde una perspectiva quizá más emocional.
Ray Bradbury. 2018. La
mujer tatuada y otros cuentos de amor. Ilustraciones de
Eva Sánchez Gómez. Editorial Ekaré. Este librito me lo leí en
el tren, en cierto viaje a Madrid. Ya había leído algo de Bradbury,
pero este tiene un no-sé-qué que me envolvió con cierta dicha.
Será porque los tres cuentos que recoge nos hablan de las diferentes
facetas de las que puede vestirse el amor, de sus extrañas formas,
de su sencillez, de lo sobrenatural y tantas veces estúpido que
puede llegar a ser. Y así no fueron pocas las veces que se me dibujó
la sonrisa. Una bruja que utiliza el cuerpo de otros para enamorarse,
el último individuo de una especie que sigue en busca de un amor, y
una mujer tatuada que ve peligrar su gran amor a consecuencia de una
piel repleta de garabatos, son las situaciones escogidas por el mago
del relato breve para trasladarnos a universos complejos que al mismo
tiempo sentimos cercanos.
Emily Brontë. 2018. Cumbres
Borrascosas. Colección Tus Libros. Editorial Anaya.
Convertido en oscuro objeto de deseo de muchas féminas (algún día
tendré que hacer un estudio al milímetro para dar con el porqué),
esta obra maestra de la literatura inglesa también se ha colado en
mi estantería. Lejos de la sensación un tanto pastelona que deja
entrever su versión para la gran pantalla, la obra maestra de Emily
Brontë da buena cuenta de su genialidad como escritora (y su
tormento como persona, que no lo tuvo nada fácil). El perfil psicológico de los personajes, ese amor
maldito (también feliz, que siempre cabe en casos como este tan dispares),
la atmósfera envolvente y una estructura narrativa impecable, nos
embeben en una lectura llena de fuerza y vitalidad que, lejos de
edades y de lo que los jóvenes piensan sobre este tipo de libros (a ver si se dejan a las influencers y empiezan con buenos libros), es
atemporal. Más todavía en una edición con anotaciones, tamaño de letra muy aceptable y biografía de la autora (echo de menos los apéndices finales en las que las ediciones antiguas de esta colección indagaban en el contexto cultural y político de los autores y sus obras, pero bueno...). Si les encantan los libros que tienen chicha, este es el suyo sean mujeres u hombres, que el (des)amor no entiende de sexo ni
condición. Lo siento, pero he de decirles que esto es literatura, literatura de verdad.
Quedan todos anotados!
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