Esta semana estoy intenso. Parece que me han metido un
supositorio de Mr. Wonderful® y el efecto ha sido desproporcionado (El que no
está acostumbrado a bragas…). Quizá sea el cambio de hora (Esto de levantarse
con el sol pone mis biorritmos a todo trapo) o que las temperaturas se han
suavizado (¡La virgen! ¡Qué frío el de los días pasados). El caso es que estoy
más activo que de costumbre (parezco Leticia Sabater…) e incluso un tanto romántico
(miren ustedes que soy bastante puercoespín).
A pesar de tanta animación hay quienes se empeñan en joderte
el día. Pero nada, hay que ser positivo y rezar porque mala embolia les dé en
el culo a los tres poderes del estado (¡Menudo asco, macho!). Ni judicial ni
legislativo ni ejecutivo. Aquí, el que manda es el poderoso Don Dinero, un
señor con mucho (des)crédito. Luego me vienen con el bien ciudadano y otras
basuras en vinagre. ¡Y una mierda! Menuda genética tienen nuestros mangoneantes
(¿o quería decir mangantes?), los de pata negra y los descastados. No se salva
ni uno… Ni aquí ni en Pekín… Apriétense los machos: "Román's return".
Respira, cari, respira… Regresa al mundo de la ficción que con
tanta miseria se te va a pelota… Tú pasa, que lo nuestro es pasar, pasar
haciendo caminos y pelillos a la mar. Quédate con los libros, que esta realidad
es puro detritus donde garrapatas y carroñeros se embarrizan como animales de
bellota. Fíjate en Anita. ¿No la conoces? Pues Esta es Anita, la protagonista de un álbum de Sara O’leary y Julie
Morstad que acaba de publicar en nuestro país Blackie Books.
Anita sí que sabe. Anita se deja impregnar por las grandes
obras de la literatura infantil y deja volar su imaginación, sobre todo hacia
mundos más hermosos que este, en los que ser criada por los lobos, cabalgar
junto a hadas y luciérnagas, navegar por mares desconocidos metida en una
simple caja de cartón. Anita va y viene a su antojo, despreocupada y fiel a sus
creaciones fantásticas. Hazle caso: fabrica un bonito antifaz, sé quién quieras
ser y deja que tus ojos transformen el mundo a tu antojo. A veces es la mejor
forma de supervivencia.
Yo quiero vivir en ese libro con Anita.
ResponderEliminarAnita hace dos semanas me dio un abrazo enorme. Tendré que regalarle éste su libro para devolverle el regalo.