A veces me pregunto quién soy, de dónde vengo, qué hago
aquí. Rápidamente abandono estas preguntas. En casa suelen decir que hay que
pensar lo justo, no sea que nos volvamos locos con tanto existencialismo... y no llevan
poca razón pues a veces, con tanto calentamiento de cabeza, cierta tristeza me inunda y no creo que tenga necesidad de pillar depresión alguna.
Es más fácil tener en consideración cómo funcionan las cosas
y adaptarse a las circunstancias (que no amoldarse, hay una gran diferencia
entre ambos verbos) y sobrevivir a este mundo de la mejor –y más coherente-
manera posible. Entre mis máximas está la de ir a lo mío y no joder a los demás. Ser mosca cojonera o
pisar al resto de humanos no entra en mi ideario, más que nada porque carezco del
tiempo necesario. Nunca he entendido a aquellos que se vanaglorian de ese
comportamiento, pues deben estar muy aburridos. No obstante entiendo que cada
uno se busca las habichuelas (también pueden llamarlas estrategias) para llegar
a viejo y poder contarle a sus nietos cómo lo hizo.
Empresarios de éxito, amas de casa, altas ejecutivas,
científicas, mendigos y buscavidas, curritos de todo oficio, políticos y mafiosos, escritores, artistas, premios
Nobel e incluso toreros, nos hacen llegar sus consejos para seguir caminando
por la vida, unas veces con ligereza y otras a paso firme. Quizá nos sirvan algunas
advertencias, quizá desechemos otras muchas, pero el caso es que desoír lo
vivido por el resto de seres humanos no creo que sea buena manera de proceder.
Por ello les animo a escuchar a viejos y jóvenes, a hombres y mujeres, a
cualquiera que tengan cerca. Bien pueden ofrecerles alguna clave.
Y así arribamos al Aquí
estamos (editorial Andana para España) del
aclamado Oliver Jeffers, el cuaderno de bitácora que un padre (en este
caso el propio autor) lega a su hijo y de paso rendir tributo al abuelo.
Aunque el soporte del álbum puede parecer insuficiente, es llamativo como Jeffers incluye en él todo un compendio de saberes, no sólo astronómicos, sino ecológicos o sociales, que pueden ser útiles a cualquiera para sobrevivir en este mundo complejo que hemos construido junto a la naturaleza. Sobre las ilustraciones decir que el ilustrador ha dado bien en el punto del color, sobre todo por conferir tonalidades magenta y anaranjadas a muchas de las imágenes, unas que sugieren ocasos y amaneceres evocadores y tranquilos que podrían traducirse en un mensaje esperanzador (al menos para mí).
Aunque el soporte del álbum puede parecer insuficiente, es llamativo como Jeffers incluye en él todo un compendio de saberes, no sólo astronómicos, sino ecológicos o sociales, que pueden ser útiles a cualquiera para sobrevivir en este mundo complejo que hemos construido junto a la naturaleza. Sobre las ilustraciones decir que el ilustrador ha dado bien en el punto del color, sobre todo por conferir tonalidades magenta y anaranjadas a muchas de las imágenes, unas que sugieren ocasos y amaneceres evocadores y tranquilos que podrían traducirse en un mensaje esperanzador (al menos para mí).
Quizá nos encontremos una vez más con un producto
editorial difícilmente clasificable ya que
aúna elementos de la ficción y de la no ficción, pero lo cierto es que
sus páginas han calado hondo en los lectores de toda edad y condición.
A pesar de mis reparos iniciales (Todo hay que confesarlo… La vis comercial que genera Jeffers, empieza a ser bastante grande: 14 millones de ejemplares vendidos de todos sus libros. Es para pensárselo), admito que tras una lectura pausada he hallado en esta obra algo humanamente hermoso que me ha cautivado, no sólo por lo personal de la idea, sino porque ha sabido hacerla extensiva a los demás, puede considerarse universal, que al fin y al cabo tiene mucho que decir en lo literario.
A pesar de mis reparos iniciales (Todo hay que confesarlo… La vis comercial que genera Jeffers, empieza a ser bastante grande: 14 millones de ejemplares vendidos de todos sus libros. Es para pensárselo), admito que tras una lectura pausada he hallado en esta obra algo humanamente hermoso que me ha cautivado, no sólo por lo personal de la idea, sino porque ha sabido hacerla extensiva a los demás, puede considerarse universal, que al fin y al cabo tiene mucho que decir en lo literario.
Tiene una pinta estupenda. El tema me gusta muchísimo y las ilustraciones también. Están llenas calma, son muy relajantes. Me lo apunto. Gracias.
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