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miércoles, 23 de enero de 2019

Una de peras gigantes y aventuras



Estamos en el ecuador de la semana académica (la que a mí me importa, la de los cinco días) y creo que hay que darle una vuelta de tuerca a estos ánimos minados por la climatología (¡Qué días tan asquerosos se está gastando enero!), una gripe arrolladora (estoy a pique de rezar un rosario para no pillarla…) y las carteras vacías (no se preocupen que dentro de nada es final de mes y recuperamos el poder adquisitivo). Así que, sin más dilación me permito el lujo de traerles un libro muy divertido.
Algunos lo tachan de comercial, otros de simpático, los más de creativo, y a un servidor, que según muchos le saca poco jugo a los libros (¿Qué se creen? ¿Qué yo no sufro al sector crítico…?), simplemente le ha encantado. Es por ello que me creo en deber de sacarlo a la palestra, más que nada porque en las librerías españolas está pasando un tanto desapercibido (y eso que se ve que los españoles vamos leyendo…) y a lo mencionable (calificaciones aparte) hay que darle vuelo.


La increíble historia de la pera gigante (editorial Gribaudo) es uno de los libros infantiles más exitosos del dibujante danés Jakob Martin Strid. No es la primera vez que un historietista de corte político (pueden echar un ojo a su serie de viñetas Strid que publica periódicamente en el diario Politiken) se hace a la mar en el universo de los libros infantiles, algo que da buena cuenta de que el mundo de la literatura para niños tiene cierta relación con el de la literatura para adultos, sobre todo en el aspecto subversivo.


De aventuras, surrealista, absurda… No cabe duda de que es una historia curiosa. El título ya nos invita a sumergirnos en él (¿Una pera gigante? ¡Con lo que me gustan!). Empezamos a leer… La cosa va de dos amigos, Mika, una gatita con mucho arrojo pero con pocas ganas de mojarse, y Sebastian, el elefante asustadizo, que viven en el pequeño puerto de Solby. Un día se topan con una botella que contiene una semilla y un mensaje inquietante, que les lleva a pensar que el alcalde JB desaparecido un año atrás está en peligro (¿Se imaginan? Dos niños rescatando a un político… Puedo adivinar algo de crítica social en este gesto…). Ellos, inocentemente, plantan su semilla (¡¿Qué tendrá ese gesto que tanta magia ha traído a la literatura infantil desde las habichuelas de Jack?!) y empieza la acción.


Piratas, científicos, monstruos marinos y mucho humor llenan las páginas de un libro que bebe de la idiosincrasia del cómic (no hay calles ni viñetas pero sí múltiples escenas por página) y del libro informativo (me encantan las ilustraciones que nos dejan curiosear dentro de la pera o en otros “medios de locomoción” que tanto utilizan autores como Richard Scarry o David Macalauy). Sobre el mensaje ya saben que hay tantas interpretaciones como colores (que si el valor de la amistad o la superación de los miedos personales), pero yo, que siempre le saco punta a todo, me he fijado en que se desmarca de la crítica hacia el mundo adulto que Roald Dahl hace en James y el melocotón gigante (obra que inspira claramente a esta) para darle un tono más fresco y alocado, algo que también se agradece en estos tiempos en los que pululan padres comprensivos y desenfadados.


Lo dicho. Esta historia puede soportar muchos adjetivos, así que diríjanse a la librería/biblioteca más cercana y háganse con ella. Y después, si gustan, vean la película de animación europea inspirada en ella (otro título que ha pasada a engrosar esta lista de libros infantiles con peli de dibujos incluida) y comparen.
¡Hasta mañana!

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