En este viernes tan otoñal en el que las hojas amarillean y los días se acortan celebramos que hace cien años nació Gianni Rodari, el autor al que he dedicado una semana en la que semipresencialidad, reuniones y protocolos COVID han desembocado en un estrés laboral que ha marcado el paso de mis días. Todo esto me hace pensar que mientras unos son tildados de héroes (cosa que empieza a levantar suspicacias), a otros nos tienen de tontos pluriempleados e invisibles.
Yo sólo pido que me dejen enseñar, que es a lo que me dedico. Que me dejen explicar qué es una vacuna, poner en entredicho las peroratas acientíficas de los telediarios, contar como se descubren nuevos fármacos, recordar quienes fueron Francisco Balmis e Isabel Zendal, explicar la evolución de los anticuerpos en sangre, y hablar de asepsia y antisepsia. Eso sí es lo mío y no la burocracia. Porque, si nosotros no enseñamos, ¿quién lo hará?
No se extrañen de mis palabras pues no todo el mundo sabe enseñar. Además de conectar con los alumnos y tener los conocimientos necesarios para ello, hay que saber gritar y susurrar, subrayar, acelerar y aminorar, cantar y recitar, dar vueltas, ir y volver, equivocarse y corregir(se), engañar y decir la verdad, reírse y llorar, y sobre todo, un par de orejas para escuchar.
Por ello, tanto yo, como muchos otros profesionales de la enseñanza, probamos a diario montones de fórmulas y estrategias que nos ayudan en esta tarea, recursos que si bien nadie ha inventado, forman patrimonio de cualquier enseñante. Itinerarios científicos, clases invertidas, catálogos etnobotánicos, revistas-objeto e hipérboles descriptivas llenan las aulas; incluso los errores pedagógicos, un recurso sobre el que Gianni Rodari, maestro también, se basó para darle forma a El libro de los errores, uno que traigo hoy a la palestra.
No se me ocurre mejor forma de recomendarlo que echando mano de la nota inicial que, a modo de prólogo escribió Rodari y en el que dice que “Los errores son necesarios, útiles como el pan y a menudo también hermosos” y que “el mundo sería maravilloso si solo se equivocaran los niños”, unas palabras que dedica a padres y docentes, "a los que tienen la tremenda responsabilidad de corregir (sin equivocarse) los errores más insignificantes de nuestro planeta”.
Disfruten de su lectura, ayúdennos a soplar las velas y... ¡Feliz cumpleaños, Gianni Rodari!
El profesor Gramaticus
en un estadio vio un día:
“¡Biba Italia!” escrito en grande
con faltas de ortografía.
Era un cartel que llevaban
unos hinchas muy joviales
que sin parar aplaudían
victorias descomunales.
Trastornado, el profesor
fue y les dijo en un susurro:
“No ensuciéis así la patria
con esas dos bes de burro,
que en Italia ya tenemos
problemas en gran cuantía;
no me empeoréis las cosas
con faltas de ortografía”.
Al profesor Gramáticus
rodearon al instante
caras de pocos amigos
y algún puño amenazante.
Pero también se formó
allí una aglomeración
de amantes de la lengua
y la buena educación
que a aquellos hinchas riñeron
gritándoles con ardor:
“¡Viva nuestra ortografía,
viva nuestro profesor!”.
Gianni Rodari.
El profesor Gramáticus.
En: El libro de los errores.
Traducción y adaptación de Carlos Mayor.
Ilustraciones de Chiara Armellini.
2020. Barcelona: Juventud.
el mundo sería maravilloso si solo se equivocaran los niños”, unas palabras que dedica a padres y docentes, a los que tienen la tremenda responsabilidad de corregir (sin equivocarse) los errores más insignificantes de nuestro planeta”.
ResponderEliminarMe gusta mucho esto que has escrito. (Perdona que se me ha ido el dedo y me han salido dos comentarios). Cuántos padres conozco exigiendo a sus hijos lo que nunca hicieron en sus infancias h midiendo todo con su prisma de adultos consumidores hasta de la educación. ¡Vivan los profes!
ResponderEliminarEn mi próxima vida voy a pedir ser alumna tuya. Gracias por esta semana homenaje a Rodari y este divertido poema, de fin de fiesta.
ResponderEliminarPues coincido con Maku Carroquino, gracias por esta semana homenaje a Rodari!
ResponderEliminarGracias a las tres por ser fieles seguidoras y comentar esta "Semana Rodari" ¡Un placer!
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