Este año de rosas marchitas (que sepan que estos calores tempranos no son precisamente idóneos para la floración), toca ensalzar una planta a la que, personalmente, le tengo cierta admiración aunque no sea de mis favoritas.
Aunque ha sido cultivada por babilonios, sirios, griegos o romanos, hoy día, el mayor productor de rosas del mundo es Ecuador, un país con un clima excepcional para criarlas como gustan en el mercado de la flor cortada: tallos largos y erectos, botones florales gruesos y mullidos y colores vivos. Evidentemente, sus características dependen de la variedad que se cultive, ya que, precisamente, hay unos treinta mil varietales de rosas (tengan ustedes en cuenta que la llevamos cultivando e hibridando desde hace miles de años).
Todos estos tipos de rosales se dividen en tres grupos muy diferenciados, los naturales, los antiguos y los modernos. Los naturales son los que se encuentran en el campo de forma natural. Hay unas cien especies en total con distribución eurasiática. De todas estas especies solo unas pocas han sido utilizadas para producir las rosas que engalanan los jardines, como por ejemplo Rosa canina, Rosa gallica, Rosa moschata o Rosa rugosa. Como curiosidad les diré que la mayoría de las flores de estas especies solo tienen 5 pétalos, como el resto de la familia Rosaceae
Los antiguos se refieren a todos los rosales que se cultivaron antes de 1867. Las flores de estos rosales eran mucho más pequeñas pero tenían una fragancia mayor y más intensa. En estas rosas las flores tienen más pétalos, pero el total suele ser múltiplo de cinco. Esos pétalos no son más que estambres modificados como resultado de los cruzamientos entre especies naturales y la selección artificial.
Los rosales modernos son los producidos a partir de 1867, año en el que Jean-Baptiste Guillot, rosalista de Lyon, creo su rosa “La France”, el primer hibrido de té o doble híbrido que generalmente se obtiene por injerto. Son los que más abundan hoy día y tienen rosas muy grandes y vistosas pero poco aroma.
Aunque la rosa se ha cultivado principalmente por su valor ornamental hay que hablar su valor como productora de un aceite esencial con propiedades cicatrizantes y anti-envejecimiento. El más utilizado es el aceite de rosa mosqueta que se comercializa puro y tipificado. También se utiliza para elaborar mermeladas, bien de pétalos (sí, como lo oyen) o de sus frutos, el llamado escaramujo, uno que los botánicos llamamos cinorrodón que es muy rico en vitamina C (hasta 10 veces más que la naranja), también A, D y E, así como antioxidantes.
Sobre su simbología se pueden imaginar que es muy variada. Desde deidades femeninas como Afrodita, Venus o la Virgen María, hasta emblemas de equipos de fútbol, casas reales o partidos políticos.
Y con tanta rosa llegamos hasta La rosa de mi jardín, un álbum de Arnold Lobel y Anita Lobel, la que fuera su esposa veintitantos años, que ha publicado esta primavera la siempre atenta editorial Corimbo. En él se nos presenta una historia acumulativa a doble página en el interior de dos marcos dorados. Mientras que en la izquierda se puede leer el texto, uno que va creciendo de abajo hacia arriba, en la derecha observamos cómo van apareciendo los diferentes elementos.
La acción se desarrolla en un jardín casi vacío ocupado por una rosa que aparece en la esquina inferior izquierda. Sobre ella se posa una abeja para echar la siesta gracias a la sombra que le proporcionan las malvarrosas, unas que están junto a las caléndulas. De este modo el jardín se pone a reventar de flores y colores, hasta que al final… ¡sorpresa!
Llama la atención que en el marco de la página izquierda, en su esquina superior izquierda, los autores deciden representar los elementos que se van añadiendo prescindiendo del color, un recurso que tiene una doble utilidad para el lector. Por un lado hace hincapié en cada nuevo elemento que se va añadiendo a la historia, y por otro ayuda a reconocer la variedad florística de este jardín exuberante, un recurso más propio del álbum informativo, algo que me parece maravilloso teniendo en cuenta el nivel de detalle y fidelidad de las ilustraciones.
Espero que disfruten de este jardín porque bien merece una mirada atenta que sepa apreciar las maravillas que, de próximas, nos pasan desapercibidas.
No son tampoco mis favoritas pero sí, son muy bellas. Bonitos libro y entrada. Hablando de antiguas:
ResponderEliminarhttps://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2022/03/31/valle-narcea-recupera-antigua-rosa-unica-mundo/00031648751064628826225.htm