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lunes, 27 de febrero de 2023

Juan Muñoz, un fraile analfabeto y la LIJ española


Hoy ha muerto Juan Muñoz, autor de Fray Perico y su borrico. Ilustrado por Antonio Tello y editada por SM, esta serie de libros que ha alcanzado más de 70 ediciones y casi un millón de ejemplares. Ya quisieran muchos libros de la llamada literatura adulta alcanzar tal éxito… Y del universo LIJ también vendrán diciendo que la situación editorial no es la misma hoy que hace cuarenta años, echando mano de la escasa competencia, la inexistencia de las alternativas de ocio digitales, o la vis comercial de ciertos títulos para justificarse.
Sí, no les voy a negar que todo influye, pero no por ello voy a menospreciar la valía de un autor que siempre ha tenido gran aceptación entre el público de diferentes generaciones, un hombre que, a pesar de los clichés y otras cuestiones, dio vida a unos personajes que han trascendido al tiempo y, sobre todo, han enriquecido el ideario de nuestra LIJ, la de este país.


Y tampoco quiero ponerme patriota, simplemente considero que, lejos de buenismos, lenguaje vacuo e inerte, sensiblerías varias y otras perlas actuales, las obras de Juan Muñoz tienen un sabor fresco y honesto que conecta con el público español allende el tiempo.
A pesar de ellos, los lectores de este lado del Atlántico vivimos empeñados en renunciar a ese humor tan básico y grotesco, a la risa floja basada en los estereotipos, a ese toque que algunos presuponen casposo y cañí, en pro del bienquedismo atrofiante que reina en occidente, una especie de karma liberador que nos asfixia a favor de los neo-lenguajes y lo políticamente correcto.


Lo peor de todo es que ponemos el grito en el cielo porque reescriben a Roald Dahl y nos cagamos en los frailes de Muñoz Martín porque nos resultan obsoletos y vergonzantes. Hay que mirárselo. No solo por el bien de todos aquellos que invierten su tiempo en crear historias con las que los niños puedan disfrutar, sino por crear un sentimiento de afecto hacia ese reflejo social que es la LIJ.
Salvador Bartolozzi, Antoniorrobles, Elena Fortún, Juan Farias, Consuelo Armijo, Carmen Vazquez-Vigo, Fernando Alonso, Gloria Fuertes, Ana María Matute, José Mª Sánchez- Silva o Montserrat del Amo. Todos han puesto su grano de arena en un corpus de obras que, a pesar de dirigirse al público infantil, contribuye a desarrollar una idiosincrasia particular que embebe nuestra cultura. De carácter histórico, religioso, cotidiano o humorístico. Cada uno a su manera, pero todos con ese deje que tanto nos gusta.


Por eso hoy no encuentro mejor manera que decirle adiós a Juan Muñoz Martín con esa que dice... Ningún fraile estaba ocioso. Cuando daban las nueve, los monjes iban a la biblioteca. Allí había libros de todas las clases: gordos, flacos, azules, amarillos. Todos muy viejos. Todos llenos de polvo. Había uno que pesaba una tonelada; para pasar las hojas tenían que emplearse dos frailes. Era la historia del convento.
Fray Pirulero leía un libro de cocina. Fray Ezequiel, la vida de las abejas. Fray Pascual, la vida de las gallinas. Fray Perico, como no sabía leer, se sentaba en un rincón a hojear los libros de santos. El burro se sentaba a su lado.

3 comentarios:

  1. Gracias por esta entrada tan necesaria hoy. Juan Muñoz inspiraba una profunda ternura y humildad que he sentido mucho su pérdida. En su honor, les he leído a mis hijas los cuatros primeros capítulos de Fray Perico en su esta noche, antes de la edad que recomienda el Barco de Vapor (tienen 4 y 7 años) y se han partido de risa ☺️ Espero que sigamos valorando y transmitiendo estos ya clásicos siempre.
    Un apunte: añadiría a María Luisa Gefaell a tu lista de autores que han dejado huella en este largo recorrido.
    Un fuerte abrazo y gracias por este blog

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  2. Hola Nerea, gracias por tu comentario. Podríamos añadir muchos más, simplemente trataba de ejemplificar. Espero que Fray Perico siga vivo mucho tiempo en las estanterías. ¡Un abrazo!

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