El problema de la vivienda acucia a nuestro país. Cuando hace unos años sobraban casas para todo el mundo, había montones de casas en venta y el alquiler estaba más que aceptable, hoy la cosa se pone peliaguda por culpa del sector inmobiliario.
Las promociones de nueva vivienda se hacen a cuentagotas, los inmuebles en alquiler son insuficientes y los precios de compra-venta y arrendamiento cuestan un riñón y parte del otro. La pregunta es: ¿por qué?
Punto número uno. Les recuerdo que hace más de diez años, España vivió una crisis del ladrillo sin precedentes. Los apartamentos y adosados florecían como la manzanilla, los bancos regalaban hipotecas que acababan en embargos, los constructores se declararon en quiebra y el sector se desmanteló a costa de unos trabajadores que se prejubilaron o se reciclaron.
Punto número dos. Como la cartera de pisos en venta era enorme, el estado, los bancos y los propietarios decidieron darles salida a bajo coste e inversores nacionales y extranjeros entraron en el bombo del mercado, mientras la construcción se paralizaba rotundamente.
Punto número tres. La estrategia de recuperación y crecimiento de nuestro país se centró en un turismo y un sector servicios que necesitaba alojamientos. Al principio eran suficientes, pero después… De esta forma, no hay vivienda suficiente para compaginar las necesidades del autóctono con las del visitante, lo que estimula la competencia y de paso, la especulación.
Punto número cuatro. A todo esto hay que añadir la desprotección de los propietarios ante impagos, daños, reformas no consentidas y subarrendatarios, la poca incentivación del alquiler, una ley de la vivienda con tintes draconianos, el incremento de los precios o el alto rendimiento de las viviendas turísticas.
Y con este panorama me voy a un libro maravilloso titulado La casa de tus sueños con Henrietta y sus diseños, un álbum que George Mendoza y Doris Susan Smith idearon en el año 1981 y que rescata la editorial EntreDos para nuestro disfrute cuarenta años más tarde.
Cuando me topé con él casi me da un pasmo, pues en la parte más sentimental de mi biblioteca guardo un álbum ilustrado con tres cuentos clásicos ilustrados por esta mujer de la que poco se conoce en nuestro país. En esta ocasión, me encuentro con un libro dedicado a la arquitectura de la mano de Henrietta, una ratona con mucho gusto y ojo a la hora de diseñar los hogares del resto de habitantes del bosque.
Con mucha imaginación y rima, los autores dan vida a todo un universo de viviendas que se adecúan maravillosamente a las necesidades de sus habitantes y de paso se internan en las tendencias de la arquitectura urbana y tradicional de diferentes partes del mundo utilizando como excusa el hábitat de diferentes especies animales.
Pagodas, palacios submarinos, palafitos, madrigueras con vistas al río y nidos a todo trapo configuran una suerte de catálogo que recuerda a otras obras más actuales y que enriquece el ideario del lector-espectador a base de detalles minuciosos y mucha imaginación.
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