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jueves, 21 de noviembre de 2024

Cuentos de nueva factura


Como ya os conté AQUÍ hace un par de temporadas, una de las razones por las que al álbum también se le llama cuento es porque su típico formato (32 páginas encuadernadas a la italiana en cartoné) es idóneo para este tipo de creación literaria. Por esa razón, muchas de las creaciones que encontramos hoy día en este soporte se asimilan a esa estructura. Por ello y durante esta semana tan cuentera, he decidido hacer una pequeña miscelánea de todos aquellos libros que, tomando como ejemplo este tipo de relatos, se abren camino en las librerías con historias de nueva hornada que tienen ese sabor de antaño.


El primero de estos libros es Acuerdo bajo las estrellas, un álbum de Susana Rosique publicado por Cuento de luz que se sirve de su técnica mixta (estampados e ilustración digital) y las realidades naturales (animales diurnos y animales nocturnos) para crear una pequeña fábula con cierta vis ecologista.


Hace muchos años, el bosque lo llenaba todo, pero poco a poco, se ha ido haciendo más pequeño debido al ser humano, sus cultivos y sus ciudades. Con tan poco espacio, la convivencia entre los animales cada vez es peor, ya que los recursos escasean y se estorban unos a otros. Como la cosa no puede seguir así, deciden nombrar un comité de emergencia que propone una solución: repartir el tiempo de uso del espacio en vez de compartirlo físicamente. ¿Conseguirán solucionar el problema?


Con esta fábula que aboga por la resolución de conflictos de manera civilizada, la autora nos presenta una historia que aborda temas muy humanos como el diálogo, la empatía y la solidaridad, pilares sobre los que descansa toda convivencia. Así, el tejón, el zorro, negocian y se adaptan a las necesidades ajenas para alcanzar el equilibrio dentro del ecosistema. Ideal para leer ante cualquier asamblea de vecinos.


Llegamos a El pájaro de las mentiras de Msuswa P. Mabena y Dale Blankenaar (Ekaré). Con un sabor muy étnico, este cuento que parece haber salido de las hogueras que todavía llenan el continente africano (se lo digo por experiencia propia), nos cuenta la historia de Makambacha, un niño que se siente solo porque sus hermanas no quieren jugar con él. Un día, se topa con un pájaro travieso que no escatima en manipular la verdad a su antojo para salirse con la suya. Al principio es divertido, pero después, las situaciones terminan complicándose.



Con un formato clásico y pedagógico (no se olviden del Pinocho de Collodi), la historia de Msuswa P. Mabena bebe de esa magia tan animal (Me encanta que las hermanas sepan hablar con las abejas) que se interna en cualquier producción africana, más todavía si está acompañada por las ilustraciones de Dale Blankenaar. Figuras sencillas, colores planos y contrastes vibrantes, recuerdan a las composiciones geométricas del tradicional ndebele sudafricano.


El tercer título es La promesa de Lena, un libro de Nanen (García Contreras) publicado por Bookolia, su ya editorial de cabecera. La obra narra la historia de Lena, una niña que, ante la tardanza de la llegada de la primavera, decide coger camino y manta (nunca mejor dicho) para hablar con la montaña. Esta tiene que cambiar la nieve que cubre sus laderas por los prados llenos de flores. Pero Lena no regresa y la gente del pueblo comienza a preocuparse. ¿Habrá quedado atrapada allí? ¿Tendrán que rescatarla?


El relato se inspira en rituales ancestrales europeos que celebran el final del invierno y el inicio de la primavera, como los joaldunak en Navarra, los zafarrones en León, los kukeri en Bulgaria o los busójárás en Hungría. Unos rituales que, en la misma línea que el carnaval, incluyen máscaras y ruidos para ahuyentar al invierno y dejar entrever la nueva estación.


Sencilla pero muy colorista, esta historia que parece inspirarse en los pueblos eurasiáticos (¿Han visto esas cabañas cubiertas de pieles? ¿Sus adornos geométricos?). Del mismo modo que se interna en el valor de la tradición, la autora se atreve con composiciones simétricas (Fíjense en las escenas de la ventana. En el adentro y en el afuera) y una paleta de color tan agradable como una historia donde los seres humanos y la naturaleza entran en diálogo gracias a la metáfora.


Tomando como hilo conductor una fantasía ilustrada, la autora E. K. Mosley nos regala La última perra estelar (editorial Corimbo), un álbum que bebe de las antiguas recopilaciones con constan de un hilo conductor sobre el que se van desarrollando historias secundarias a modo de cuentos (léanse los clásicos Las mil y una noches o El asno de oro de Apuleyo).


La protagonista de este libro se pregunta si habrá otras como ella en algún lugar del cosmos. ¿Lo ha soñado o es realidad? Movida por un golpe del destino, aterriza en nuestro mundo con su corona de estrellas hecha añicos. Y así empieza una aventura muy existencialista en la que una mariposa nocturna, un cuervo, una rana y un tigre se convierten en sus compañeros de viaje en busca de un lugar en el que existir y una comunidad en la que sentirse queridos.


Con referencias a la mitología griega (¿Ven a Caronte reencarnado en esa rana?), este relato lleno de matices que serpentea por la obra de autores como Rudyard Kipling o Hayao Miyazaki, despliega un universo muy imaginativo donde los detalles, las composiciones o el color, recuerdan a los maestros del art nouveau como Alphonse Mucha o Ivan Bilibin, en cuyas obras aparecen muchas referencias al mundo natural.


Una delicada parábola sobre las paradojas del viaje, los testimonios personales y la amistad en forma de álbum preciosista plagado de metáforas.


El penúltimo libro de esta tanda corre a cargo de Sebastià Serra y lleva por título El cuento que nunca acaba. Publicado por Algar, además de la opera prima de este autor e ilustrador, se encuadra dentro de esos cuentos que, como una matrioska, va añadiendo intrahistorias que, además de enriquecer una trama muy alocada, permite aunar en un mismo libro elementos que abundan en los cuentos de toda la vida.


Todo empieza con una princesa con jaqueca, una bruja resfriada y una poción mágica adulterada por un moco. Caballeros andantes, magia, poder,… Ningún ingrediente escapa a esta historia surrealista en la que cabelleras descontroladas, ogros ignorantes y niños perspicaces se unen en pro de la risa y el entretenimiento creando una historia circular.


Con ilustraciones digitales donde las composiciones pensadas y los tonos medios son protagonistas, este álbum con reminiscencias de la Strega Nona de Tomie DePaola (uno, espaguetis y el otro, pelambrera aunque sin aprendiz de por medio), trae mucha frescura sin demasiada pedagogía ni aditivos buenistas a esto de los cuentos mutantes que tanto han hecho por la LIJ en las últimas décadas.


Terminamos con los Cuentos diminutos de Joseph Coelho. Editado en español por Océano Travesía, este recopilatorio cuenta con el trabajo de un buen puñado de ilustradores del panorama internacional entre los que destacan Alex T. Smith, Shaun Tan, Mariachiara Di Giorgio o nuestra Jùlia Sardá.


Así, en este volumen se recogen un total de veinte mini-relatos ilustrados. Cada uno se resume en diez palabras acompañadas por una imagen (o quizá al revés), una idea que no es nueva, algo que podemos ver tras leer, por ejemplo, Los misterios del Sr. Burdick de Chris Van Allsburg. Historias sobre mundos submarinos, hámsters demoníacos, osos en el espacio exterior y portales a lugares desconocidos se desbordan en la imaginación del lector-expectador, que utiliza la imagen para contextualizar la historia y las palabras para desbordar su creatividad.

De aspecto entelado y con mucho dinamismo, no solo nos propone un ejercicio de literatura creativa (algo que siempre se echa de menos cuando los autores vomitan sus intenciones a las criaturas lectoras), sino que apuesta por un libro a veintiuna manos para configurar un espacio de estilos muy diverso en el que perderse de vez en cuando.


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