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lunes, 20 de octubre de 2025

¡Bendita geología!


¡Dichosa geología! ¡Todos los cursos lo mismo! ¿Por qué a nadie le gusta esta ciencia tan útil y lógica? Ya sé que rocas y minerales pueden resultaros de lo más estáticas, pero, al menos, deberíais conocerlas, pues en ellas está la base de nuestra existencia.


La formación de la Vía Láctea, el origen del Sol, la teoría de los planetesimales, la estructura de nuestro planeta, cómo nos ayudan a conocerla los seísmos o el campo magnético terrestre, la dinámica de las capas que la componen la geosfera, los agentes geológicos externos e internos, su intervención en el modelado de la superficie terrestre, el clima y el suelo, los grupos mineralógicos, los tipos de rocas y el ciclo de estas, lo que aconteció en el pasado y los que sucede en el presente…
¿Qué no os parece interesante? Y si no las aplicaciones que tiene todo esto en nuestra vida diaria. Los sistemas de geolocalización, la planificación y edificación de obras públicas y viviendas, las prospecciones mineras, la intervención en las políticas de medio ambiente y planificación del territorio, los materiales de construcción, metales nobles y joyería, la fabricación de vidrio, la extracción de áridos, la prevención de riesgos naturales o el conocimiento del paleoclima son algunas de ellas.


Y mira que muchos intentamos darle alas a esta ciencia tan útil y estratégica, pero nada, tendremos que resignarnos un año más a ver las mismas caras de aburrimiento y desidia mientras Estados Unidos pretende explotar las tierras raras de Ucrania, China impide la independencia del Tibet para controlar el abastecimiento del agua potable, siguen los conflictos entre Perú y Ecuador para hacerse con una zona rica en petróleo o en Liberia y Sierra Leona continúan asesinando a cuenta de la extracción de diamantes.


Yo solo os invito a disfrutar del libro de hoy y darle una oportunidad a una aventura ambientada en el interior terrestre. Pataslargas, que así se llama el último libro de Matthias Picard que acaba de publicar Fulgencio Pimentel en su catálogo, nos cuenta sin demasiadas palabras las correrías de un personaje que, tras llegar a una isla, encuentra una cuerda que sobresale de la superficie del agua. Desciende por ella y se adentra en un pozo que lo lleva hasta las entrañas de la tierra.


Tras las aventuras de Jim Curious (o Curiosón) bajo el océano y en la selva, Matthias Picard nos ofrece una nueva y espléndida aventura tridimensional que, acompañada de las típicas gafas, nos sumerge en un universo subterráneo que, como en sus anteriores trabajos, tiene mucho de la obra de Julio Verne. Esa isla donde habita el volcán Snæfellsjökull, el orificio de entrada a las profundidades terrestres, esos bosques fúngicos, inmensas formaciones cristalinas, el mar subterráneo… Sin duda, este el reflejo del Viaje al centro de la tierra del escritor francés.



Ese intrépido y silencioso monigote bautizado como Pataslargas contrasta con el realismo de los decorados diseñados por el autor para un libro en el que conviven técnicas muy dispares como el dibujo, la fotografía o la cinematografía. Rotulador, esculturas de yeso, instantáneas a diferentes distancias focales y muchas modificaciones dan vida al pequeño gabinete de curiosidades que constituye el escritorio de un niño grande desde una perspectiva lúdica y sorprendente que embelesa a todo tipo de espectadores.

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